En primer lugar, es necesario definir que es coherencia, para la Real Academia Española (RAE) es: conexión, relación o unión de unas cosas con otras; actitud lógica y consecuente con los principios que se profesan. Ahora vamos a lo toral ¿Son coherentes los políticos hondureños?
Podemos comenzar analizando esto retrospectivamente, comenzando por el gobierno actual, en seguimiento a las declaraciones de la presidente de Honduras, se han prometido muchas cosas que no se han cumplido, austeridad con los lujos, eliminar los peajes, convertir el Centro Cívico en un centro de atención médica, reducir los altos salarios de los funcionarios, más transparencia, instalación de la CICIH, reducir la corrupción, pero vemos que muchos de estos temas no se han logrado cumplir, para ejemplificar los resultados sobre la percepción ciudadana ya hay índices como el del ERIC SJ que habla sobre la desaprobación a este gobierno por parte de la población, así como el índice de percepción de corrupción de Transparencia Internacional, el índice sobre Estado de derecho del World Justice Project y ahora, que no somos elegibles una vez más para los fondos del desafío a la cuenta del milenio donde salimos pesimamente evaluados en el componente de control de corrupción.
¿Qué es lo peor de esto? que en los gobiernos anteriores también se salía pesimamente evaluado, es decir, esta ya es una constante, donde si hacemos una evaluación sobre gestión por resultado al presente y a los últimos gobiernos, todos salen aplazados. Lo peor, es que cada vez, cada aspirante a un cargo de elección popular se vende cómo el redentor y salvador de los males que Honduras padece. ¿Qué podemos hacer? Ser exigentes, promover nuestro sentir y pensar con bastante ahínco, pero mucha responsabilidad, propiciar debates constructivos que hablen sobre los problemas/soluciones de país desde un enfoque técnico basado en hechos y no en política.
Para que lo anterior funcione, es apremiante que la sociedad civil sea generadora de estos espacios, que las criticas que vengan desde el espacio cívico sean fuertes pero constructivas, también, que los gobiernos sea receptivos de los comentarios y argumentos, con el actual gobierno se tienen serios problemas de una severa intolerancia y arrogancia, donde todo aquel que disiente de ellos sufre serios ataques, es necesario que exista más humildad y dignidad en la función pública, como lo mencionamos en un artículo pasado, para ello es importante, que los funcionarios conozcan casos como el de Corte Interamericana de Derechos Humanos específicamente Herrera Ulloa versus Costa Rica, donde expresamente resalta que debe prevalecer siempre el interés público para los fines democráticos de una sociedad y por ende el umbral de tolerancia de un funcionario público debe ser mayor y debe estar sujeto al escrutinio público, la misma Corte reconoce que quien se somete voluntariamente al escrutinio público se ven expuestos a un riesgo de sufrir críticas.
En consecuencia, el gobierno debe gobernar escuchando todos los sectores involucrados porque no solo gobiernan para su partido, la sociedad civil siempre debe tomar su papel de permanecer activa sin importar el gobierno de mando que esté, y sobre todo, sostener con rigor legal y científico sus posturas y orientarlas a la mejora continua de los gobernantes y por último, los periodistas, que juegan un papel preponderante en la democracia de una nación, es necesario que informen con un sentido de responsabilidad procurando dar la información de manera completa y eficaz, solo así, vamos a comenzar a tener coherencia en los actores más notorios involucrados en el funcionamiento democrático de un Estado.