Tegucigalpa. – La pandemia fomentó la migración hondureña hacia el extranjero, es decir, la que se va a los Estados Unidos de América – y que incluye poco más del 80% del total de los nacionales que desde Honduras se van al extranjero– seguido por el 10% restante, que se va a España y a países centroamericanos (Costa Rica o Panamá).
El proceso de migración se volvió más visible y atractivo desde Honduras en los últimos 3 años, debido la masiva emigración de nacionales que produjo la pandemia. Generó y reprodujo un nuevo tipo de ciudadano hondureño que hasta ahora no existía en la demografía hondureña y en las decisiones de política municipal: el nacional nacido en Honduras, cuyo lugar de origen tiene varias diásporas en el extranjero, altamente desarrollados. Por su dinámica, tamaño, causa y efectos, este dato fue agregado y tenido en cuenta como atractivo para emigrar en el imaginario hondureño popular, y una vez afuera, mandar a Honduras remesas financieras y de conocimiento.
Para el hondureño emigrado, su lugar de nacimiento en estos tiempos de alta emigración le sirve de identidad, de formación y de expresión de su cultura, también de inversión económica, de ideas rentables y de mercado, de compra y venta insumos y productos terminados. También su lugar de nacimiento le sirve para decidir las compras y ventas de sus productos nostálgicos e insumos necesarios para producirlos, que genera su comunidad de origen y además, desde sus respectivas diásporas, ubicadas en el extranjero. También, aunque en menor escala, le sirve de lugar de retiro, cuando todavía estando en el extranjero, le llega el momento de jubilarse. Una de las opciones que tiene es regresar a Honduras, y culminar así su vida, viviendo de sus pensiones laborales, y si tiene inversiones, por las rentas y ventas de sus activos.
Al respecto de lo anterior es digno de comentar una nueva tendencia que muestran los que regresan a Honduras como retirados y que recibe pensiones de una o varias fuentes de ingresos. En los últimos 3 años están empezando a verse nacionales jubilados, que regresan a Honduras para quedarse “con el pan debajo del brazo”. Con tal expresión me refiero a connacionales que han decidido pasar como retirados en Honduras la última etapa de su vida, con el adicional que regresan poseyendo fondos levantados en la diáspora, e incluso con listas de posibles seguidores, porque en próximas elecciones se va a postular como candidato a Alcalde en su comunidad de origen. Esta es una de las causas porqué se ha vuelto tan importante que los hondureños emigrados puedan votar desde el extranjero en las elecciones generales.
Al presente hay diásporas que desde el extranjero le sirven de mercado –de referencia e intercambio– a su respectivo lugar de nacimiento en Honduras. En esas diásporas ahora viven asentados un buen numero de los pobladores que teniendo en común una misma comunidad de origen, se fueron de migrantes a una de las varias de las diásporas que tiene esa comunidad en el extranjero. Esto sucede en el caso hondureño, mayormente a Estados Unidos, y mucho menos a España. Sucede porque la emigración del nacional al extranjero se da por varias de estas razones: laborales (empleo), seguridad (como refugiados o asilados), vínculos (reunificación familiar), económicas (mercados de insumos, de productos terminados, nostálgicos, ventas, etc.), tecnológicas (celular personal, medios de comunicación, de formación y capacitación); fenómenos naturales y religiosas (estudios bíblicos, pastorales, de ejercicio espirituales, litúrgicos, matrimonio de dos personas del mismo sexo, etc.).
Cada año se estiman que algo más de 100 mil nacionales se van de Honduras a las diásporas del extranjero hondureño. En su gran mayoría, el emigrado empieza esta experiencia como indocumentado. Porque cuando aún vivía en Honduras, estaba muy pendiente, a veces en comunicación diaria, con una o varias de los distintos miembros de la familia, que provenían de su misma comunidad de origen, con un interés especial por ser parientes cercanos, hijos naturales, de crianza, etc.
El proceso de irse
En su gran mayoría “el que se va” empieza su proceso migratorio teniendo ya en los Estados Unidos o España, como emigrado, a uno o más miembros de su familia. Es muy probable que se fue “como indocumentado”. Y por su vínculo familiar, de empate con el extranjero, lo hacía comunicarse, a veces hasta a diario, a través del celular, WhatsApp y quizás también por correo digital con los familiares, amigos y conocidos, que ya son parte del sitio donde va a emigrar”.
Una vez que el pariente que aún se encuentra en Honduras decide emigrar a los Estados Unidos, lo hace con más frecuencia a través de un coyote profesional, que desde hace años se dedica a eso, y responde a la demanda por irse de su comunidad de origen, a “como le sea posible”. Eso no significa que en todos los que se van sucede así. También hay casos, con mucha menor frecuencia, de migración regular, legal, ordenada y segura, sin duda la más recomendable, pero por razones prácticas, la menos probable.
Como prueba de esto, al presente es casi imposible, encontrar una familia hondureña que no tenga uno o más miembros, “radicado ya” y por años, en una de las diásporas hondureñas en Estados Unidos o España. Las áreas metropolitanas con más hondureños americanos son Houston, Nueva York, Miami, Indiana y Washington, DC. La mayoría de ellos se han embarcado en negocios, como la apertura de cafeterías, y otros aprovechan sus estudios universitarios para brindar servicios a la sociedad americana.
Y como tal experiencia en esta época sucede masivamente, el observador cotidiano, no especializado, tiene la impresión, que es erróneamente interpretada, que el Gobierno federal estadounidense, “por razones humanitarias, de reunificación familiar” y laborales, no entorpezca, sino que más bien facilite la inmigración de menores no acompañados mientras cruzan la frontera”. Piensa eso por el número de indocumentados –un mínimo de 12 millones– que llevan viviendo y trabajando por un promedio de 10 años en los Estados Unidos. Según Trump, ese dato esta subestimado “porque en realidad son 17 millones”, contando a todos los indocumentados.
Y verbalmente la política estadounidense real y vigente es contraria a eso. Tan reciente como el martes 8 de agosto del año 2023, el gobierno de Estados Unidos insta a los migrantes a viajar de manera legal hacia Estados Unidos, y les recuerda que quienes lleguen a su frontera de manera irregular serán procesados y devueltos con rapidez hacia su país de origen. Por eso, en el año fiscal 2023, la migración Biden –que empezó su mandato en enero del año 2021– rompió un récord en detenciones de migrantes en las fronteras norte y sur de EEUU, y en el 2024 amenaza con superarlo. Durante los primeros 2 años de la administración Biden aún han cruzado la frontera estadounidense más de 8 millones de indocumentados, según estadísticas estadounidenses oficiales.
Ocho grupos de origen hispano tenían al menos 1 millón de personas viviendo en los EE. UU. en 2021. En ese año, las cinco poblaciones hispanas más grandes en los EE. UU., por nación de origen, fueron mexicanos (37,2 millones), puertorriqueños (5,8), salvadoreños (2,5) y dominicanos (2,4). y cubanos (2,4). Al presente, el cambio nuevo más significativo fueron los venezolanos, que ahora se estiman en 6 millones, viviendo y trabajando ya dentro de los Estados Unidos.
Nuevo ciudadano hondureño
Lo explicado hasta ahora insinúa que la formación de un nuevo ciudadano hondureño en los actuales Estados Unidos de América fuera lo más deseado y lo más que busca en la práctica el sistema estadounidense. Por eso, hoy no es raro que el interesado en irse, empiece su proceso “como indocumentado en el país del Norte”.
Lo anterior lo demuestra un estudio reciente, hecho entre inmigrantes indocumentados que en los Estados Unidos llevan ya en promedio 10 años viviendo como “indocumentado”, y que poseen un trabajo permanente, aún cuando su situación laboral no cumple con todos los requisitos que exige la ley.
Pero a pesar de esa limitación, el gobierno estadounidense ni deporta, ni normaliza a esos ilegales, según la Ley vigente. De hecho, aún con sus limitaciones, hoy esos hondureños aún como indocumentados, viven mejor en Estados Unidos que cuando vivían en Honduras, en su gran mayoría sumidos en pobreza y hasta en la indigencia, y a la vista, sin posibilidades de mejoría en Honduras por un futuro mejor a corto y mediano plazo. Y cuando tal mejoría existe, y es posible de lograr –como lo demuestran “las remesas de conocimiento”– que el migrante las consigue y utiliza, si se mantiene activo en el mercado laboral estadounidense. Para más información sobre el tema, les recomiendo leer mi artículo “Migración con remesas económicas y de conocimiento”, publicado en esta misma columna de Criterios, de proceso.hn, periódico digital de Honduras, el 19 de diciembre del año 2022.
Remesas financieras
A quienes todavía se encuentran en Honduras, desde la diáspora, parientes y amigos hoy les mandan regularmente remesas financieras. Lo enviado tiene un efecto inmediato positivo en los hogares receptores y también en la economía nacional. Tal ingreso beneficia a los receptores y a sus hogares, al proporcionarles una fuente adicional de recursos que en cierta forma actúa como un “seguro social”, que permite aumentar el gasto en bienes y servicios esenciales, invertir en salud y educación, adquirir activos, y todo ello mejora su acceso a productos y servicios de subsistencia.
Y a nivel macro, tiene además un saludable efecto en la economía nacional. La generación de divisas provenientes de las remesas familiares ofrece oportunidades para que la economía hondureña se favorezca, por la reducción inmediata de la pobreza, así como por la mejoría de los principales indicadores económicos y sociales del país. Por eso no sería exagerado afirmar: “que es la migración hondureña con las remesas financieras que mandan anualmente al país, las que mantienen la estabilidad y el crecimiento de la económica nacional”, dado que su monto anual total representó el 27 por ciento del PIB total hondureño en el 2023, último año económico. En ese año, la economía hondureña recibió 8,388.5 millones de dólares al cierre de noviembre del 2023, un incremento interanual de 5.8 por ciento, en relación a lo captado en ese periodo anterior, así lo informó el Banco Central de Honduras (BCH). Ese monto anual equivale a más de 4 veces el monto de inversión anual extranjera y nacional que se hace en Honduras y que representa capital fresco, y no el proveniente de las ganancias generales que en el año económico anterior fueron generadas en Honduras. Y sobre cuál es el sector más importante de la economía hondureña, la respuesta es: el sector terciario, que da empleo al 44,4% de la población activa. Honduras sigue siendo el destino turístico de mayor crecimiento en la región centroamericana, supuestamente mantenido, en su mayoría, por los mismos connacionales que vienen a su país de origen, a visitar parientes y amigos.
A continuación, informo el tipo de parentesco que tienen los miembros de la sociedad hondureña que reciben las remesas financieras que entran anualmente a Honduras: Las madres reciben alrededor del 37 % de las remesas enviadas a Honduras, seguido de los hermanos (16,6 %), los cónyuges (11,3 %), el padre (11,1 %), los hijos (11 %), los abuelos (4 %), los tíos (1,9 %) y los primos (1 %), detalló el BCH.
Para el año 2050 la población inmigrante de los Estados Unidos se estima que sumará más de la mitad de la población total estadounidense. Es decir, que la mayoría de la población estadounidense estará constituida por inmigrantes, sus hijos y nietos.
Aún con las limitaciones que todavía padece el migrante hondureño en la diáspora, éste no quiere regresar a Honduras. Aún cuando acepta que lo explotan en los trabajos que realiza, en especial cuando su empleador lo trata como un asalariado indocumentado en los Estados Unidos, sin pagarle lo estipulado por ley, como salario mínimo estatal o federal. Tampoco recibe pago extra, ni los beneficios adicionales que también “le corresponden recibir por Ley estatal y federal”, cuando labora más de 40 horas semanales.
Pero hay otras características, que acompañan al nuevo ciudadano hondureño radicado en los Estados Unidos, y que todavía les son ventajosas. Me refiero a las que aun siendo indocumentado, “disfruta de los beneficios de la democracia estadounidense”, especialmente la que es aplicable por laborar como asalariado “en un Estado de Derecho”. Por ellos, estará ocupado por todo o gran parte del año, recibiendo pagos extras durante la Navidad, el Día de Acción de Gracias, el 4 de Julio, día la independencia nacional; “Labor day” o “día del trabajador-asalariado”, una festividad nacional que se celebra el capitalismo estadounidense y Puerto Rico para honrar a los trabajadores. En el presente año 2023, el Día del Trabajador fue el pasado lunes 4 de septiembre.
Volverse documentado
El proceso de convertirse en ciudadano estadounidense partiendo de una situación de “indocumentado» exige 5 pasos, que requieren tiempo y no son fáciles de cumplir:
Paso 1 – Determinar la ciudadanía actual. …
Paso 2 – Evaluar su elegibilidad. …
Paso 3 – Presentar el Formulario I-400 (Solicitud de Naturalización) …
Paso 4 – Cita biométrica (Verificación de antecedentes) …
Paso 5 – Entrevista de Naturalización.
Para los indocumentados que tienen un hijo nacido en Estados Unidos, el trámite a veces se les simplifica. Los niños que nacen en USA tienen la ciudadanía estadounidense, y como tal, tienen derechos sociales, como el acceso a Medicare, Wic, aun cuando sus padres estén indocumentados. El programa WIC ofrece ayuda a las mujeres, niños y familias con bajos recursos para que reciban una nutrición apropiada y otros servicios de salud. Si los padres piensan salir del país con el menor, es importante que le saquen el pasaporte estadounidense al menor, para que viaje con esa condición a su favor.
Un artículo como éste no puede cubrir todas las alternativas posibles y que sean aplicables a cada caso. Solo el paso de ser indocumentado y convertirse en residente estadounidense puede tomarle de 21 a 38 meses, por eso le recomiendo: Asesórese por un abogado estadounidense. Tal apoyo puede conseguirlo, incluso gratuito, si posee una de las siguientes 3 categorías: Demostrar que es residente permanente legal de Estados Unidos (tener una «Green Card» o tarjeta verde) por cinco años, al menos. Estar casado/a con un ciudadano estadounidense. Servir o haber servido en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.