Tegucigalpa (Proceso Digital) – Comenzaron 10, entre ellos el titular del Congreso Nacional, Luis Redondo, pero no pasó mucho tiempo para que éste se desmarcara de sus congresistas, como gusta llamarles, y aunque son pocos en número, sus posiciones incomodan en el Congreso Nacional. Ellos muestran coherencia y aporten al debate. Es la bancada del Partido Salvador de Honduras (PSH) que se ha convertido en el hemiciclo en un contrapeso al poder.
Fueron parte de la alianza política que llevó al triunfo al partido Libertad y Refundación (Libre) de la mano del designado presidencial, Salvador Nasralla, y en el Congreso promovieron un acuerdo bicentenario para impulsar cambios profundos a favor de la democracia hondureña. Su primer traspiés lo tuvieron al aprobar el cuestionado pacto de impunidad con la aprobación del decreto de amnistía política que a la larga terminó beneficiando a más imputados por actos de corrupción que a las personas víctimas de la represión por los acontecimientos del 2009, según registros difundidos en los medios.
Su principal vocera en ese momento, la diputada Ligia Ramos, defendió ese acuerdo y sus compañeros justificaron que el país estaba obligado a generar certidumbre que nunca más debían repetirse los abusos y violaciones a los derechos humanos. Esa visión los llevó a ser cuestionados, pero con el devenir del tiempo han demostrado que sus principios no responden a componendas con el partido y el gobierno en el poder, pues, así como apoyaron la amnistía política, han planteado que ésta—por sus resultados—amerita ser revisada, han acompañado en otras leyes al oficialismo, pero también denunciado y confrontado los abusos.
Ante sus primeros cuestionamientos y distanciamientos con Libre en el hemiciclo, la respuesta del oficialismo no se hizo esperar: primero, el coordinador de ese partido y asesor presidencial, Manuel Zelaya, anunció la ruptura de la alianza con PSH y con Salvador Nasralla, principal cuestionador del rumbo del gobierno del bicentenario que preside la mandataria Xiomara Castro.
Sobreviviendo a la frialdad del poder
Luego, a lo interno del hemiciclo, sus diputados y diputadas empezaron a sentir y vivir la frialdad de sus compañeros de cámara, en especial de Libre y el alejamiento del presidente del Congreso, su compañero en algunas batallas, Luís Redondo.
Una señal de las vulneraciones de que han sido objeto los diputados del PSH fue cuando se masificó la difusión de un video del entonces jefe de bancada del PSH, el diputado Tomás Ramírez, cuando iniciaban las pláticas entre las bancadas de los partidos políticos representados en el hemiciclo en torno a la elección de la nueva Corte Suprema de Justicia. La expansión de ese video para tratar de bajar el perfil a las denuncias de la bancada del PSH, era apenas el inicio de otras transgresiones que se darían posteriormente en el hemiciclo en contra de los diputados de la oposición.
Las posiciones del PSH sobre la elección de la Corte Suprema de Justicia y las componendas políticas, incomodaron al oficialismo en el Parlamento y los diputados del PSH denunciaron ser objeto de persecución, marginamiento e intimidaciones.
La elección de la Corte Suprema de Justicia, la intención de querer aprobar una Ley de Seguridad y Defensa que podría revivir la derogada Ley de Secretos y otros artículos lesivos a la soberanía, han llevado al PSH a levantar su voz en el hemiciclo, al grado que algunos de sus nueve diputados no han acompañado a la bancada en acciones que estiman son afrenta al gobierno de Libre y la presidenta Castro.
Diputados suplentes del PSH se han dado vuelta en lo parejo, hay algunos que ya parecen extensión de Libre y otros planifican quitar el partido a Nasralla.
En tanto, la diputada Ligia Ramos, parece decantarse cada vez más por acercarse más a Libre, pero, la bancada del Partido Salvador de Honduras sigue dando a la médica Ramos su confianza y créditos como una pieza leal y comprometida con la lucha anticorrupción y los valores democráticos, fundamento de la lucha partidaria.
En el hemiciclo, el PSH ha buscado alianzas para generar gobernanza en el Congreso, ha vivido las traiciones de los otros partidos políticos, pero sigue tejiendo redes, elaborando propuestas y logrando que su voz se posicione en el escenario mediático como una voz coherente y digna.
De cara a la elección del fiscal general y adjunto, el PSH logró conjuntar las fuerzas de las bancadas de los partidos Nacional y Liberal para presentar una nómina alterna a la del oficialismo y colocar en la escena a la única mujer de la nómina de 5 enviada por la Junta Proponente, la abogada Jenny Almendares. Los ataques en contra de sus integrantes no se han hecho esperar y van desde intimidaciones, estigmatizaciones, descalificaciones y amenazas directas y veladas. Pero han logrado mantenerse firmes en sus convicciones y ganado confianza, credibilidad y legitimidad en la ciudadanía.
Voz ciudadana de contrapoder
Sus compañeros de cámara de Libertad y Refundación han arreciado en contra de los diputados del PSH, les acusan ahora de “derecha radical” “golpistas” hasta corruptos y narcos.
El joven líder de la bancada, Jhosy Toscano, ha sido uno de los más atacados por ser el vocero del partido, pero iguales ofensas reciben las diputadas Maribel Espinoza, Suyapa Figueroa, Fátima Mena, Claudia Ramírez e Iroshka Elvir, sin dejar de lado a los diputados Tomás Ramírez y Carlos Umaña. En su labor en el hemiciclo, los diputados del PSH se han caracterizado por estudiar los proyectos, advertir de vacíos o cosas turbias en las leyes o decretos, pero también han sido capaces de presentar propuestas y reformas de interés nacional.
Sus diputados, en minoría frente al resto de las tres fuerzas que conforman el tripartidismo, han logrado posicionar en la agenda pública los temas del país que debiera estar debatiendo el legislativo, así como ganarse el respeto de maquinarias políticas como el partido Nacional y Liberal, así como uno que otro de los integrantes de Libre. La directiva del Congreso Nacional les ha excluido de importantes comisiones de dictamen, y cuando les coloca en alguna, es por designación directa de Redondo, que no escucha los planteamientos de la bancada del PSH que tiene los mismos derechos y la misma voz que el resto.
En el Parlamento, la bancada del PSH se ha caracterizado por abogar a favor de la lucha contra la corrupción, de fomentar la llegada de la CICIH no como discurso político, sino como una política real de combate a la impunidad. Y ha sido abanderada de acciones a las cuales el resto de las bancadas en el hemiciclo juegan al cálculo político: al fortalecimiento y defensa de la institucionalidad y el estado de Derecho, aspectos que los confrontan con el poder constituido.
La defensa del estado de Derecho y la institucionalidad para revestir la democracia ha sido la bandera de lucha que con mayor constancia ha abrazado la bancada del PSH. Los analistas creen que por ser pocos y recibir golpes o traiciones de sus aliados de cámara, pueden perder fuerza, pero en la ciudadanía la percepción es otra: son considerados como una bancada de la dignidad que evoca los mejores tiempos que en su momento y la historia de la democracia hondureña tuvieron la Democracia Cristiana, el PINU/ Social Demócrata y la misma Unificación Democrática (UD). La bancada del PSH, por ahora, aseguran, es una voz ciudadana de contrapoder en el congreso. Quedan dos años y falta por ver si siguen compactados o sucumben a la erosión que se fragua desde el poder. (PD).