Ser joven es ser agente clave del cambio, con un potencial de innovación enorme. Trabajar por y con la juventud e invertir en su empoderamiento es fundamental para lograr sociedades prósperas y la transformación rural inclusiva. Es difícil imaginar un mundo con alimentos al margen de la renovación generacional en el campo. En todo el mundo, hay 1,200 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años, que representan el 16 % de la población total y de los que casi el 90 % vive en países en desarrollo.
Honduras cuenta con significativa y valiosa población joven. En el 2023, la Encuesta Permanente de Hogares (EPHPM del INE) registró 32.7% en edades entre los 12 y 30 años; más de tres millones de mujeres y hombres en edad para aprender, trabajar y aportar al progreso, así como al desarrollo sostenible de la nación.
Se habla de que la juventud debería asumir el relevo generacional en la agricultura, pero las tendencias demográficas sugieren que la juventud al no encontrar oportunidades concretas en los territorios rurales termina migrando del campo a la ciudad, muchas veces de las ciudades o centros urbanos a otros países.
Por lo general, a la juventud se le plantean retos relacionados con las desventajas propias de la edad en combinación con los relativos al subdesarrollo de las zonas rurales. La juventud rural se está moviendo rápidamente desde sus comunidades a centros urbanos; en Honduras 57% de la población joven se encuentra en centros urbanos (EPHPM 2023)
En base a diagnósticos participativos, hemos venido observando el nivel de arraigo a la vida rural de la juventud en Honduras. Los hallazgos más recientes (FAO, 2023) muestran que las motivaciones de la juventud para dejar el territorio rural son, entre otras, la búsqueda de oportunidades para continuar estudiando y trabajar, también para superar las condiciones de extrema pobreza.
En cuanto a la percepción de la juventud sobre su comunidad y entorno, los datos son esperanzadores: 73% afirma su agrado de vivir en su comunidad, 69% está dispuestas a mejorar individuamente y contribuir con el desarrollo de su comunidad, 77.4% le gustaría que su comunidad sea reconocida a nivel nacional, 71.9% confirma sentirse feliz en su entorno entre familia y amigos.
Innovación promovida por las juventudes
Los sistemas agroalimentarios tienen su origen en territorios rurales, la juventud, hace su aporte en la innovación; a temprana edad aprenden el saber hacer de sus padres, adquieren habilidades en el uso de tecnologías digitales, gran parte accede a la educación formal o informal, asimilan su vocación emprendedora desde su entorno familiar o comunitario. Cuando logran la conexión del saber hacer de la generación que les precede con sus habilidades y conocimientos; pueden acelerar los cambios, dinamizando los sistemas agroalimentarios, vivir en plenitud su transición natural a la edad adulta, con más aciertos y éxitos.
Esta transición requiere asegurar condiciones idóneas; promoviendo el arraigo local, amplia participación en las dinámicas sociales y económicas, fortalecimiento equitativo, la protección de la niñez que pronto avanzará a la adolescencia y juventud, promover el empleo y trabajo juvenil decente, acercando a hombres y mujeres jóvenes a la tecnología y la innovación, fomentar servicios rurales para los jóvenes emprendedores; por supuesto, fortalecer la capacidad institucional para abordar integralmente las diferentes aristas de la inclusión y el desarrollo de la juventud.
Honduras cuenta con las y los protagonistas clave para detonar dinámicas creativas de cambio e innovación, con facilidad comprenden procesos modernos de producción, transformación y comercialización. La juventud está haciendo alianzas rurales – urbanas, algunas trascienden a otros lares en el exterior, sacando provecho de tecnologías a relativo bajo costo, como son los teléfonos móviles, que les está permitiendo acceder a información, conocimiento, construir relaciones con proveedores, instituciones y mercados.
Para que estos esfuerzos individuales, colectivos escalen a cambios sociales y económicos profundos y estructurales, requieren del respaldo de un Estado fuerte, con marcos normativos e incentivos que permita superar los desafíos como los más de 900 mil jóvenes que no estudian, ni trabajan, la alta intención de migrar que se traslapa con la autoestima y arraigo de la juventud a sus territorios, la desigualdad en los ingresos y roles entre hombres y mujeres jóvenes, los 7 años de escolaridad que en promedio tienen los jóvenes en las zonas rurales.
El Sistema de las Naciones Unidas en Honduras, FAO incluida, tiene un claro compromiso en apoyar los esfuerzos del Gobierno hacia la formulación de la nueva Política Pública para las Juventudes de Hondura liderada por del Instituto Nacional de la Juventud (INJUVE). Este es un esfuerzo que celebramos y que es complementado con las Jornadas de Ideación para el Futuro de Honduras; proceso a través del cual un grupo de jóvenes seleccionado en base a determinados criterios trabajó para transmitir la visión de la juventud para el futuro de Honduras y proponer acciones que contribuyan a lograrlo alimentando la voz de la juventud en la Cumbre del Futuro.
Que sea el día internacional de la Juventud un momento más para impulsar la Visión Conjunta de la Honduras que Soñamos, considerando a la juventud rural como protagonista en la transformación de los sistemas agroalimentarios hacia un futuro donde nadie quede atrás.