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Israel busca la Gaza subterránea antes de que llegue el alto el fuego

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Jerusalén – El Ejército israelí ha entrado en una carrera contrarreloj para destruir los túneles del movimiento islamista Hamás en Gaza, sobre todo los de carácter ofensivo, antes de que la diplomacia internacional cierre el actual enfrentamiento armado.
 

«Necesitaremos dos o tres días más», dijo el ministro de Defensa, Moshé Yaalón, que ha dado órdenes de dinamitar todo lo que sea posible antes de que se concierte un alto el fuego.

Construidos desde hace años a lo largo y ancho de una franja de 360 kilómetros cuadrados, la infraestructura de túneles es «inimaginable», a decir de un alto oficial consultado por Efe.

«En Gaza hay una ciudad subterránea, kilómetros y kilómetros de túneles interconectados y con distintos propósitos», explicó.

Los expertos militares los han clasificado en categorías: los «económicos», de lo que llegó a haber hasta 2.000 y servían para un comercio para burlaba el bloqueo israelí a la franja; y los «de huida» en los que los líderes islamistas suelen refugiarse.

Están también los «de ataque», que cruzan a territorio israelí y se han convertido en el nuevo «talón de Aquiles» de Israel.

«Está claro ahora que estos túneles tenían el objetivo de infiltrarse en Israel, es algo que sabíamos hace tiempo, pero ha quedado más que demostrado», señaló hoy la ministra de Justicia israelí, Tzipi Livni, tras un nuevo intento esta mañana de dos comandos islamistas; el quinto en dos semanas.

Desde que comenzó su ofensiva terrestre en Gaza, el pasado jueves, Israel ha encontrado hasta 36 bocas de 15 túneles distintos que conducían a su territorio, uno de ellos hasta el comedor colectivo del kibutz fronterizo de Netiv Haasará y otro hasta la misma puerta de la vivienda de una familia en el concejo rural de Eshkol.

La Inteligencia Militar cree que puede haber otros diez, aunque se ve desconcertada cada vez que, como esta mañana, se produce un intento de incursión por un túnel que no tenían localizado.

Israel descubrió hace ya años el peligro de estas perforaciones, pero todas las alarmas saltaron cuando en octubre de 2013 sus fuerzas descubrieron una de 2,5 kilómetros de largo que iba desde la localidad de Absan A-Zariz al kibutz Ein Hasheloshá.

Un experto militar estimó entonces que entre 600 y 800 toneladas de hormigón y hierro habían sido empleadas en sus paredes, tratando de justificar así el que Israel se negase a permitir el ingreso de materiales de construcción en la franja durante años.

Los vídeos colgados en internet por Hamás muestran corredores de una firme construcción de hormigón, iluminados y con el tamaño suficiente para permitir el cómodo y rápido desplazamiento de fuerzas armadas.

El Ejército israelí dice haber encontrado bocas de entrada en el interior de viviendas palestinas en zonas limítrofes, y con salidas que no siempre terminan de cavar para evitar que robots y patrullas los detecten.

«Algunos de los túneles se comenzaron a cavar hasta hace seis años», dijo la alta fuente militar, que aludió a la suavidad y porosidad de la tierra de Gaza para explicar la facilidad con la que Hamás los excava.

El Ejército israelí ha detonado en las últimas veinticuatro horas ocho de los quince túneles, y hará lo propio con el resto cuando los servicios de Inteligencia terminen de delimitar su trazado, con el objetivo de sacar algún «denominador común» que les ayude en el futuro.

Al igual que desarrolló el sistema «Cúpula de hierro» hace unos años cuando veía que la amenaza de los cohetes comenzaba a hacerse insoportable, Israel ha probado todo tipo de ideas para luchar contra el fenómeno de los túneles, hasta ahora sin ningún éxito.

La última planteada, que publica hoy el diario Yediot Aharonot, es construir bajo los 70 kilómetros de frontera, y a 25 metros de profundidad, un gran túnel dotado de sensores de gran sensibilidad que alerten de cualquier actividad subterránea.

La idea, que costaría 2.500 millones de shekels (unos 735 millones de dólares) se intentó en superficie con un sistema parecido, pero sus alarmas saltaban cada vez que un vehículo pasaba a cientos de metros.

Tampoco puede resolver Israel el entramado de túneles dentro de la franja, que sirve a los milicianos para moverse de un lugar a otro sin ser atacados desde el aire, trasladar armamento, recargar lanzaderas y abastecerse.

«Hay cientos de ellos, todos interconectados. Es como un metro. Sus bocas salen a mezquitas, a talleres donde se fabrica el armamento, a los puntos de lanzamiento de cohetes», dijo la fuente militar consultada por Efe que pidió el anonimato.

A diferencia de ofensivas anteriores, la Fuerza Aérea israelí está teniendo serios problemas para destruir las lanzaderas.

«La mayoría de los cohetes están hoy ocultos, y para dispararlos sólo hay que levantar un pequeño portón, a veces el techo de una casa, otras una simple tapadera disimulada», explicó sobre unas tácticas que Hamás ha aprendido del movimiento chií libanés Hizbulá.

«Lo que los soldados están haciendo ahora es destruir esos túneles. Hamás no muestra voluntad de querer aceptar un alto el fuego, así que seguiremos haciéndolo mientras podamos», dijo Livni.


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