Internet es uno de los desarrollos humanos con mayor impacto en la sociedad, la economía, el entretenimiento, las comunicaciones y la política, desencadenando una revolución cultural sin precedentes y potenciando significativamente la calidad de vida.
Sin embargo y de forma paradójica, INTERNET también está comprometiendo muchas de las capacidades cognitivas de los seres humanos.
¿Está involucionando cognitivamente la humanidad por culpa de Internet?
Nicholas Carr, es uno de los autores más críticos sobre el efecto que Internet está causando en la mente humana, ha escrito diversos libros sobre el tema[1] y se ha convertido en una referencia académica al respecto.
En diversas publicaciones, CARR afirma que internet ha convertido al ser humano en un animal superficial[2], alejado de la profundidad que se les presuponen a sus razonamientos y sugiere que estamos presenciando una involución de la cognición humana sin precedentes.
En una entrevista con el diario El País de España, Nicholas Carr afirmó que cuando nos conectamos a Internet:
“Intercambiamos profundidad por amplitud, contemplación por estimulación, creando desbalances y sesgos en la información que procesamos, con repercusiones individuales y colectivas importantes” Nicholas Carr[3]
Para CARR Las denominadas “redes sociales” como Facebook, Instagram, Tik Tok o Twitter, entre muchas otras, responden a un diseño industrial de manejo de la información, que privilegia la cantidad y la velocidad de “transmisión” sobre la calidad.
El analista afirma que en la génesis de las denominadas “Redes Sociales”, nos inscribimos a ciegas en sus servicios, sin entender muy bien los largos acuerdos legales, más como un asunto de curiosidad que algo trascendental, sin embargo, ahora estamos habituados y somos dependientes de estas redes.
Según CARR lo más grave en el uso de las redes sociales, es que las tejimos en la trama de la sociedad de forma transversal y sin darnos cuenta usamos “las redes” como un alivio de los rigores de la comunicación y el pensamiento, lo que en otras palabras podría entenderse como una forma de evadir nuestra mente.
“¿Alguien se siente satisfecho, intelectual o socialmente, cuando usa las redes sociales? No lo creo.
La mayoría de gente siente ansiedad y vacío. Es importante recordar que las redes sociales, como Facebook y Twitter, se diseñaron para conversaciones informales, como charlas amistosas, ligar o intercambiar rápidamente mensajes. Nada que ver ni con la seriedad ni con conversaciones sutiles. Y, sin embargo, gracias a una combinación de pereza personal y manipulación empresarial, las hemos llegado a utilizar cada vez más para hablar en público y el debate político” Nicholas Carr[4]
Nicholas Carr afirma que las denominadas “Redes Sociales” han engendrado superficialidad y polarización en la humanidad, desde América hasta Así, han fomentado la propaganda y lo que es más grave, han sido las precursoras del auge de las llamadas fake news.
“Creo que esto último es una de las mayores tragedias de las redes sociales. Las usamos para unas formas de comunicación completamente inadecuadas“[5].
Carr es en la actualidad reconocido como uno de los divulgadores de ciencia más destacados del mundo, tiene una larga trayectoria científica, incluyendo la edición editorial y académica de la revista: Harvard Business Review.
También es columnista de medios prestigiosos como Times, The Guardian, Strategy & Business, New York Times, Wired, The Atlantic y Business 2.0 y el País de España, además de ser consultor y conferencista del MIT, Harvard, Wharton y la NASA y de la Enciclopedia Británica.
La mirada de Bruno Patiño
Coincidiendo con Nicholas Carr, un periodista francés, filósofo y licenciado en Ciencias Sociales llamado: Bruno Patiño, afirma que el despliegue de las aplicaciones digitales en las pantallas móviles, por cuenta de la denominada “economía de la atención” que analizamos ampliamente en artículos anteriores[6], han derivado en técnicas como el “brain hacking[7]”, que fuerzan a las personas a consumir las pantallas en todos los momentos de su vida, incluso cuando están cenando, almorzando o desayunando, trabajando, o incluso en el cine:
“Poco a poco pasamos horas haciendo por lo menos dos cosas al mismo tiempo, mirando nuestra pantalla del teléfono inteligente y tratando de tener una vida normal.
Cuando se hace la suma de todas las horas que pasamos en las pantallas estamos viendo que para mí el día tiene 34 horas, pero el promedio en 2019 era 31 horas, es decir, que pasábamos 7 horas haciendo dos cosas al mismo tiempo”. Entrevista de Bruno Patiño para BBC Mundo [7]
Las investigaciones durante varias décadas y la recopilación de evidencia académica, le permitió a Bruno Patiño concluir que “9 segundos” es el tiempo que dura la atención de las generaciones actuales antes de pasar a otra cosa, mientras consumen contenidos digitales de los medios sociales, es decir un segundo más que la memoria del pez rojo, razón por la cual decidió denominar su último libro: “La Generación de la Memoria de Pez”[8].
“Después de 9 segundos, el cerebro se desengancha y, para evitarlo, es decir, para mantener nuestra atención, los medios sociales como Facebook, envían nuevos estímulos, señales, alertas y recomendaciones de manera constante, produciendo que como usuarios “vayamos de una cosa a otra de forma compulsiva”.
Bruño Patiño en el Libro: La Civilización de la Memoria de Pez[9].
Drogas Sintéticas Digitales en línea
Sean Parker, uno de los cofundadores de Facebook, afirmó que la manera en el que se construyeron algunas aplicaciones de la compañía de Mark Zuckerberg, se basó en principios psicológicos y neurológicos, sobre el sistema de recompensas en el cerebro, a partir de los flujos de la dopamina, al igual que como sucede con una droga sintética.
“Pensamos en cómo podemos consumir la mayor parte de tu tiempo y captar tu atención en la medida de lo posible.
Eso significa darte un poco de dopamina de vez en cuando porque alguien hizo clic en ‘Me gusta’ o comentó en una foto que publicaste
Hoy día, todo consiste en hacer que la gente quiera cosas y en lidiar con el hecho de que tenemos una capacidad de atención limitada. Quien se adentre en la mente de la gente gana… y los demás pierden, Y cuanto más saben las apps sobre nosotros, mejor pueden captar nuestra atención y más dinero hacen”
Sean Parker. En declaración al medio británico de la BBC[10]
Los problemas derivados del impacto de los medios sociales en el cerebro humano, no se limitan a las investigaciones de Patiño o los análisis de CARR, o las denuncias de Parker, sino que, alrededor del mundo múltiples Neurólogos, Siquiatras, Sociólogos y Psicólogos durante los últimos años han venido expresado su preocupación sobre el abuso en el consumo de los medios sociales y su impacto en la salud mental de las personas.
Para la Siquiatra Marian Rojas, Facebook e Instagram son una Droga y los Likes son Chispazos de Dopamina y por consiguiente los medios sociales deberían ser tratados como tal.
“Las redes sociales y la cocaína están reguladas por la misma hormona, la dopamina, que te da placer, pero te genera adicciones. Los «likes» son micro chispazos de dopamina. Las redes están constantemente enviándonos noticias de lo que sucede en el mundo, y eso hace que, por nuestro instinto de supervivencia, vivamos siempre alerta” Marian Rojas
ROJAS afirma que el gran problema del abuso en el presente, es que dejamos de vivir en el mundo real para tener una vida virtual que nos aporta gratificaciones instantáneas.
Hoy conectamos mejor con una pantalla que con una persona.
“Yo veo chicos en mi consulta a los que les estoy enseñando a ligar, porque requiere de tiempo, esfuerzo y de la posibilidad de que te digan que no. Y hoy no hay tolerancia a la frustración; lo queremos todo aquí y ahora, y nuestro cerebro se ha acostumbrado a eso. Siquiatra Marian Rojas[11]”.
Durante sus últimos años de vida, el economista John Kenneth Galbraith, acuñó el término “fraude inocente”, que utilizó para describir una mentira o una media verdad que, “al sostener los puntos de vista y necesidades de quienes están en el poder, se presenta como un hecho”.
Kenneth Galbraith concluyó que una mentira luego de ser repetida hasta la saciedad por la sociedad, acaba convirtiéndose en un lugar común, un “Fraude Colectivo”.
“El fraude es inocente porque muchos de quienes lo emplean no son conscientes de su culpabilidad y es un fraude porque, veladamente, está al servicio de intereses particulares.
Concebir Internet como una herramienta para liberarnos es un fraude inocente”. John Kenneth Galbraith[12]
Para NICOLAS CARR, Internet es un medio de gran distracción, que socava el pensamiento profundo, de tal forma que cuando estamos conectamos a Internet, intercambiamos profundidad por amplitud, contemplación por estimulación[13].
En Conclusión, las investigaciones de respetados académicos alrededor del mundo, como Nicholas Carr, Bruno Patiño, Marian Rojas o John Kenneth Galbraith, nos permiten comprender que la masificación de Internet, si bien en muchos aspectos han mejorado nuestra calidad de vida, también están impactado de forma trascendental y perjudicial en nuestros cerebros, interfiriendo en gran parte de las virtudes propias de la cognición humana, un fenómeno que se ve reflejado no solo en la disminución de la concentración de las nuevas generaciones, sino que por culpa de los medios sociales, estamos sacrificando la capacidad de reflexión crítica profunda y la estamos cambiando por amplitud de información y estímulos emocionales.