Los tolupanes, ubicados en la zona central de Honduras conservan su estructura tribal. Sus caciques son hombres sabios que han logrado defenderles pero que poco han alcanzado para conquistar un desarrollo sostenible que a la vez les permita preservar su identidad.
Caciques como Ciprino o el recientemente fallecido Julio Soto, son hombres que han empeñado sus vidas en la lucha. Sus pueblos además han sido abatidos por la naturaleza que les ha dejado aún más maltrechos. Sus pequeñas viviendas construidas de bahareque y hojas de plátano y paja se han debilitado o derrumbado frente a los temblores que les han sacudido en los últimos años y que también les han dañado sus cultivos.
De mirada esquiva, nariz aguileña, huraños y con sus balandranes de colores tristes, los cerca de 20 mil tolupanes que viven en la montaña de La Flor y en parte de Yoro, conservan sus ritos y parte de su historia, misma que junto a detalles de los Pech, Proceso Digital trae a sus lectores en medio de las festividades cristianas de la Semana Mayor en la que se conmemora la pasión de Cristo:
Los Tolupanes y su legado de libertad y costumbrismo
Son un pueblo indígena de Honduras a quienes se les conoce como pioneros de lucha para evitar ser privados de libertad de la mano de su cacique “Cicumba”, quien opuso resistencia a las fuerzas españolas dirigidas por Pedro de Alvarado en 1536.
De ahí que son recolectores, cultivadores de yuca, maíz, frijol y de los que se caracterizan por usar las canoas monóxilos que los transporte de un extremo a otro, cuando de acarrear carga se refiere. Sus tierras son desde tiempos antiguos Olancho, Yoro y Atlántida. Al igual que “los pech”, los identifica su lengua “tol” y es apenas un mínimo porcentaje de población el que por superación propia ha emigrado de la Montaña de la Flor (su principal asentamiento) para no permanecer en el anonimato y revalorizar su cultura. | ![]() |
Sus ropajes los obtienen a través del comercio con los ladinos y solo en la Montaña de La Flor, se encuentran los que aún usan su tradicional «balandrán». Su economía es de subsistencia, combinada con los estratos dominantes al interior de las tribus.
Los pech: entre la historia y el mito de sus tradiciones abundantes
Les identifican 10 tribus: “Vallecito”, “Pueblo Nuevo”, “Subirana”, “Agua Zarca”, “Culuco”, “Jocomico”, “Pisijire” y “Brisas de Pisijire” en el Municipio de Dulce Nombre de Culmí; “Santa María del Carbón” en el Municipio de San Esteban, Departamento de Olancho; “Silín” en el Municipio de Trujillo, Departamento de Colón y “Las Marías” en la Biosfera del Río Plátano, departamento de Gracias a Dios.
Como bien lo narra Palacios Barahona en su estudio introductorio, “los pech” conservan su lengua y parte de sus costumbres manifiestadas en sus comidas, bebidas e instrumentos musicales como Tempuka especie de Tambor Largo, el Arwa una especie de Quena y el Camachá parecida a la maraca.
Al igual que los demás grupos étnicos de la región, su subsistencia se cree depende de la agricultura de tala y roza, caza y pesca, cultivos principales de yuca, frijoles y maíz, éste último del cual elaboran comidas, bebidas alimenticias y embriagantes del cual hacen uso en sus rituales de veneración y alabanza a sus dioses. Los historiadores y expertos en investigación señalan que también se dedican en menor escala a la extracción de la resina del árbol de liquidámbar, la producción artesanal y al lavado de oro. Sus mujeres juegan un rol preponderante en la confección y elaboración de todo tipo de actividades; son artesanas, agricultoras, pescadoras, curanderas y chamanes (Jefe Tribal, Consejera, Sacerdotisa). | ![]() |
El Departamento de Yoro precisamente en los Municipios de Morazán, El Negrito, Victoria, Yorito, Olanchito y Marale y Orica en Francisco Morazán, son sus principales asentamientos.
Su lengua ‘tol’ y sus arraigadas costumbres indígenas demostrativas sobre todo en el área de la montaña de la Flor, les hacen ser un pueblo rico en todo tipo de demostraciones culturales.