El máximo jerarca de la Iglesia Católica hondureña, dijo a los feligreses que “nuestro país esta mordido por esa serpiente de la violencia, de la injusticia, de la muerte, por la serpiente de la falta de solidaridad, por la serpiente de la ambición del poder, también por la falta de fe, el vacío, la pérdida del sentido de la vida, el odio, el rencor, la maldad”.
Agregó que el país también ha sido mordido por una globalización que en vez de unir al mundo está marginando a los más pobres.
Comparó la situación de Honduras con los peregrinos israelitas mordidos por las serpientes en el desierto.
En ese sentido, sostuvo que “hoy más que nunca se nos manda y se nos pide levantar los ojos para mirar a Jesús con plena confianza porque quien se sienta mordido por cualquiera de esas serpientes obtendrá la vida plena unida a Jesús si se convierte al Señor”.
El prelado indicó que “a muchos se les olvida que Dios entregó a su hijo único para salvarnos y por eso entonces tenemos que volver nuestra mirada a Jesús, porque todo el que cree en él tiene la vida autentica, la gran paradoja es que el ser humano puede aceptar o rechazar el amor de Dios, entonces no podemos olvidarnos de ese Dios cercano que nos llama a vivir con plenitud”, apuntó.