Tegucigalpa – Las urnas empezaron a cerrarse en Tegucigalpa, la capital hondureña, la jornada fue nutrida en asistencia en los tres partidos que participaron en procesos internos para elegir a sus presidenciables, candidatos a diputados y corporaciones municipales.
Salvo las incidencias tradicionales, la gente acudió a las urnas sin mayores sobresaltos. Una que otra urna abrió tarde, en alguna otra la tinta no llegó y así los entuertos que generalmente se corrigen sin más ni más.

Pero la gente sí fue a votar y lo hizo visiblemente de forma mayoritaria. Las filas en los centros de votación fueron el referente de que la tradición catracha por expresar su voluntad mediante el voto se manifestó una vez más.
Al caer la tarde, desde los centros de campaña, los líderes políticos, en su mayoría, empezaron a darse por triunfadores y las redes sociales y los medios de comunicación reflejaron esas abiertas expresiones.
Pero la forma de corroborar oficialmente no será tan expedita porque el Consejo Nacional Electoral (CNE), ha dicho que no oficializará información sobre el conteo en las próximas horas, lo que sí permitirá es que los medios de comunicación divulguen los resultados al cierre de las urnas y además que den a conocer lo que dicen los sondeos a boca de urna, pero hasta las 7:00 de la noche. Igualmente, el CNE tendrá pantallas públicas en las que irán posteando los resultados de las actas que lleguen a su base central en Tegucigalpa.
En las calles, no parece que, en el país, el coronavirus registra uno de sus picos más altos y que ya deja 177 mil 832 contagios y 4 mil 331 muertes.
Para las mujeres, la razón de la democracia pasa de lejos
En una concurrida calle de la colonia Santa Bárbara, cerca de un centro de votación, una mujer de unos 30 años carga a una pequeña niña y ubicada en la mediana de la vía, expone un cartel: “por favor una ayuda para darle de comer a mis hijos”, se lee. Pero la razón de la democracia parece no tener cabida en su realidad.
Pocos metros adelante otra mujer también solicita la caridad pública con sus hijos de acompañantes y tristes testigos de la miseria.
En los bulevares Morazán Juan Pablo II de la ciudad, así como en otras zonas concurridas, estos cuadros son reiterativos y son las mujeres las mayores protagonistas.
El coronavirus y los efectos de las tormentas tropicales Eta y Iota han acentuado las condiciones de violencia y vulnerabilidad que sufren las mujeres y niñas en el país.
La emergencia por el COVID-19 y los meteoros muestran a las mujeres “más expuestas a situaciones de vulnerabilidad, sobre todo si se considera que ya existían problemas estructurales que hacían del país un lugar desigual e inseguro”, indica un estudio denominado “Análisis Rápido de Género en Honduras: un panorama ante COVID-19 y Eta/Iota”, dado a conocer por ONU Mujeres y la organización Care Internacional.
Las brechas estructurales y culturales relacionadas con la pobreza se han ensanchado en este país y las mujeres han quedado mayormente endebles en cuanto al acceso a los recursos y roles de género apostilla en informe.
El país atravesó al cierre del 2020 el paso de dos meteoros que dejaron una profundización de la pobreza y la pérdida de más de un millón de trabajos mientras al menos 400 mil pequeños y medianos negocios cerraron, reportan cifras del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP).
A este cóctel de miseria se suma la débil institucionalidad, cuestionada por la corrupción en el manejo de la pandemia y las presuntas vinculaciones de sectores de poder con el narcotráfico.
Pero, este domingo, el país vivió un día efervescente y hasta casi festivo. Las realidades no menguaron el espíritu democrático de los ciudadanos que decidieron ir a las urnas. (PD)