Tegucigalpa – En los últimos años, la ciudad colonial de Gracias y cabecera departamental de Lempira, occidente del país, se ha convertido en uno de los destinos turísticos más visitados por los hondureños.
Ubicada en las faldas del parque Celaque, Gracias fue por mucho tiempo una ciudad que tiene grandes atractivos turísticos pero que, por diferentes razones como el mal estado de las carreteras, falta de interés de los sectores relacionados o no, era poco visitado.
Gracias es una ciudad maravillosa. Sus hospitalarios habitantes son descendientes de los lencas, uno de los principales pueblos indígenas de Honduras, tierra que el cacique Lempira defendió de los españoles en la época de la conquista.
Una de las ventajas de Gracias es que está cerca de otras comunidades lencas como La Campa, famoso por su Canopy; Erandique y San Manuel Colohete, conocidos por sus edificaciones estilo barroco.
El guía turístico, Byron Velásquez, manifestó que en los últimos dos años se ha visto un crecimiento en la demanda turística en Gracias. En las épocas festivas, pero también en un fin de semana cualquiera, los visitantes mantienen vivo el magnífico ambiente que permite disfrutar de arte lenca, maravilloso entorno natural, obras arquitectónicas coloniales, una gastronomía de dioses y un sin fin de detalles que la vuelven un destino inigualable.
El casco histórico de la ciudad ya de por si es hermoso, la Casa Galeano que es un museo histórico, las aguas termales, el parque nacional Celaque, el Fuerte de San Cristóbal y entre otras es parte de su catálogo de sitios apetecibles.
“Gracias ofrece turismo de naturaleza, entre ellos, turismo de aventura como el Canopy, rapel y ahora tour en bicicleta y paseo en caballo”, señaló el guía Velásquez.
Además, “tenemos patrimonio y cultura como el casco histórico. Aviturismo donde se puede deleitar especialmente con la abundancia del colibrí esmeralda y la codorniz pintada”, indicó.
la Casa Galeano es un museo histórico
Asimismo, hay dos iglesias coloniales ubicadas en el centro de la ciudad: La Merced construida en 1611, San Marcos en el siglo XVIII.
En el centro de Gracias Proceso Digital encontró a José Cálix, un visitante proveniente de San Pedro Sula. Este hombre dijo que además de todas las bellezas propias de Gracias, lo mejor es “la gente, porque es amable y respetuosa, lo tratan como si estuviera en casa y siente satisfacción de visitar la ciudad” dijo.
“Me llama la atención su cultura, la amabilidad de la gente, son personas cálidas y respetables, siento que me tratan como en casa, ya que no tienen la desconfianza de uno y tienen esa serenidad para tratar a la persona”, reafirmó complacido.
Siguió contando que “he descubierto en Gracias tranquilidad, satisfacción y créame que cuando descubre Gracias dice uno las cosas que me he perdido aquí e invito a la gente a que vengan”, arguyó el turista.
Iglesia Santa Lucia
Casa Galeano
Actualmente es un museo histórico en la que se aprende la historia de la ciudad en las que las personas pueden aprender y disfrutar de un tiempo mágico.
“Casa Galeano es un rinconcito mágico en Honduras una porque es una atracción para el viajero. La casa perteneció a la familia Galeano hasta que Alberto Trejo le imprimió su sello con murales neoclásicos y jardines en los que hay árboles de diferentes partes del mundo, trajo aquí especies de Cuba, México, Guatemala entre tantos otros países” detalló.
“Hay cuatro mil especies de plantas y hay árboles hermosos de todo el mundo, tenemos desde la palma hasta muchísimos frutales”, mencionó el guía turístico.
La Casa Galeano es actualmente, un museo histórico de la ciudad que es administrado por la Alcaldía desde el 2006, debido a que la familia decidió donarla al no tener herederos relató la administradora de la casa, Madis Maldonado.
“En la actualidad es un centro de interpretación de la cultura de la comunidad Colosuca que significa Ave de bello plumaje en lengua lenca y podemos hallar historia de la comunidad”, apuntó.
Fuerte de San Cristóbal
El fuerte de San Cristóbal es una edificación ubicada sobre una cima de la ciudad en el cerro de San Cristóbal, mandado a construir en 1850 por el presidente de Honduras, Juan Lindo.
Por su punto estratégico, el objetivo era defender la ciudad de invasiones de los enemigos.
Sus muros están pintados de color blanco, en la entrada se exhiben dos cañones, contando con cuatro torres de vigilancia que sirvieron para resguardar el perímetro; en el centro está lo que era el cuartel de mando.
“Es un lugar muy bonito, tiene cosas que enfocan prácticamente la historia de nuestro país, se puede decir que la Fortaleza para nosotros los hondureños es una gran historia plasmada en sus murales, en pinturas, detalles…”, detalló el visitante sampedrano.
“Nos deja muy grato la visita y vine para conocer, vengo a descubrir la historia de nuestro país, está muy bonita y la ciudad de noche es un espectáculo hermoso”, puntualizó.
A pesar de no haber nacido en Lempira, el expresidente Juan Lindo pidió que lo enterraran en Gracias, allí en la Fortaleza de San Cristóbal sus restos se conservan y cuidan con especial esmero.
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