Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – Glenda Estada es una mujer joven pero su recorrido por el periodismo ya lleva poco más de dos décadas. Empezó joven, impetuosa y apasionada, allá en los medios locales de la región atlántica. Pero, esas características las mantiene ahora en su alto cargo en diario El Heraldo.
Es una comprometida y estudiosa de las tendencias de la comunicación, pero mantiene la esencia en el compromiso con el buen periodismo. Y se decanta por la cercanía a la gente y su realidad, desgranar las historias humanas y presentarlas tocando la piel del otro.
Para ella los periodistas enfrentan enormes desafíos en torno a la libertad de expresión en Honduras y dice que la Ley de Secretos es, entre otros, un enorme valladar que limita las libertades. Recuerda que, con el estado actual de las normas, hasta por un comentario en redes sociales, un periodista corre riesgos.
A continuación, lo que dijo al ser entrevistada por Proceso Digital:
Proceso Digital (PD) – Glenda háblenos de su vocación por el periodismo y su tránsito laboral en esta profesión…
Glenda Estrada (GE)- El periodismo es un apostolado de servicio al país. Es una pasión insaciable, como afirma Gabriel García Márquez. Una necesidad por contar historias, retratar la realidad, estar cerca de las audiencias y entender sus luchas.
Ese afán de contar historias humanas fue lo que me inspiró a estudiar esta carrera, con la bendición de mi abuela materna quien siempre me soñó en la televisión, aunque lo mío siempre fue escribir.
Paradójicamente, aún en las aulas de la Escuela de Periodismo de la UNAH, mis pininos fueron en un canal local de Tocoa, Colón en 1996, donde reporteábamos en bicicleta y le perdimos el miedo a las cámaras y a los entrevistados.
Luego, dimos un paseo cortísimo por Radio América y el destino me llevó al Semanario Católico Fides en 1998, donde me hallé mi lugar en esta carrera: la prensa escrita. Aunque escribía temas de iglesia, educación y valores, fue un enorme ensayo para lo que siguió después: Mis inicios en diario El Heraldo en 1999.
Desde ese momento hasta hoy, 22 años después, hice labor reporteril en casi todas las fuentes. Inicié como reportera de Cultura y Espectáculos, luego de noticias locales, prensa general (salud, educación, fuente legislativa, política, Casa de Gobierno, Centrales obreras, entre otras).
En estos 22 años he sido reportera, editora, jefa de Información, jefa de Redacción y junto a un equipo incansable hemos desarrollado proyectos educativos, deportivos y culturales, entre ellos una vuelta ciclística, un festival de cortometrajes y un concurso de cuentos.
PD – ¿Cuáles son sus vivencias que marcan su labor periodística?
GE – Las historias humanas que he escrito todos estos años y que han ayudado a cambiar vidas. Entre ellas, la de Nicolás Fúnez, un pequeño guerrero que necesitaba una cirugía y que luego de publicar su caso recibió el apoyo de la entonces primera dama, Agua Ocaña, para ser operado en Estados Unidos.
Las campañas de solidaridad de El Heraldo a través de las cuales hemos conocido de primera mano el abandono en que se encuentra la niñez del país y la pobreza que aqueja a nuestra gente y con las que hemos llevado alimentos, útiles escolares y juguetes, entre otros, a los menos favorecidos.
Los proyectos, que nos permiten aportar un grano de arena a la educación, la cultura y el deporte. Y una que me llena de orgullo, es ser editora del proyecto Impact Journalism Day, en el que el diario, junto a más de 50 medios de todo el mundo publica historias positivas que aportan soluciones a problemas del mundo.
PD – ¿Cómo valora la evolución del periodismo en Honduras?
GE – Han habido grandes cambios, algunos para bien, otros no tanto. Pero el mayor impacto es sin duda esa explosión digital que nos ha obligado a reinventarnos y modernizar nuestras plataformas. Ahora los periodistas somos productores de contenidos, artesanos, que con solo un teléfono móvil nos transformamos en fotoperiodistas, productores de videos, etc.
El riesgo de esta avalancha de información y una audiencia exigente que pide información 24/7, que está atenta a las redes sociales, es la imprecisión y la falta de rigurosidad de las publicaciones.
No debemos olvidar que el periodismo no ha cambiado, la esencia sigue siendo la misma, lo que han cambiado son los medios para entregarlo en las manos de la audiencia.
PD – ¿Están preparados los periodistas hondureños para enfrentar los desafíos de la era digital?
GE – Creo que muchos han perdido el foco. Las métricas que exigen el crecimiento de las audiencias han sustituido a los contenidos de calidad. La rapidez y la falta de precisión solo por ser el primero en tener subida la nota en la plataforma ha echado por la borda a la profundidad y al análisis.
La pregunta debería ser, si estamos preparados para ofrecer periodismo de calidad, con balance, si solo somos reproductores de notas de registro o si estamos dispuestos a ir más allá, con contenidos de valor y utilitarios.
Porque, el problema es que como dijo una vez Gabriel García Márquez: “Los periodistas se han extraviado en el laberinto de una tecnología disparada sin control hacia el futuro”.
PD – ¿Cómo debe sobrevivir el buen periodismo en medio del océano de información falsa producto de la era digital?
GE – Debe apostarle a la profundidad, investigación y datos. Decantarse por un periodismo cercano, que atienda las necesidades de las mayorías, que hace uso de los diversos géneros periodísticos.
Un periodismo ético, que no responda a intereses de grupos o de unos pocos.
Siempre es mejor confirmar los datos. Es mejor una nota unos minutos tarde, que una subida en la plataforma con datos inexactos o con información falsa.
Entender a las audiencias sin caer en excesos por el afán de complacerlas o generar más me gusta y que comparta la nota en redes sociales. Enfocarse en la agenda propia y el valor agregado.
PD – ¿Cómo valora el estado de la libertad de expresión en el país?
GE – Sigue siendo una utopía. Hoy más que nunca los periodistas debemos defender ese derecho. Más cuando la libertad de expresión enfrenta grandes desafíos que limitan el acceso a la información pública, como la Ley de Secretos.
Hoy los periodistas somos censurados incluso por postear o compartir opiniones sobre temas de la realidad del país en nuestras propias redes sociales.
Se nos sindica como enemigos por ejercer nuestro papel de auditores sociales del desempeño de los funcionarios, quienes no deben olvidar que su única labor es la de ser servidores públicos.
Por eso, desde los medios debemos ser esa fuente de generación de información confiable.
PD – A su juicio, ¿qué cualidades debe cultivar un joven periodista para corresponder al propósito esencial de la profesión?
GE – Pasión por una carrera que exige sacrificios y entrega.
Reporteo minucioso, el buen periodista se forja en la calle. Siempre busca el balance en las notas, siempre hay dos lados. Contrastar y verificar fuentes. Estar de lado del pueblo, acompañarlo, librar junto a él sus luchas. No hacerse amigo ni enamorarse de las fuentes de información. Leer, leer, leer, el que lee está listo para ser un buen entrevistador y redactor. Cuidar siempre la ortografía. No existen los errores de dedo. Son errores y punto
Y entender, que la estrella no es él, si no la audiencia, que está lista para leer, escuchar o ver su historia. (PD)
