Amatlán de los Reyes (México) – «La tercera es la vencida»; eso piensa Fredy Hernández, un hondureño quien atraviesa México convencido de que, por fin, la suerte le sonreirá y podrá llegar a EEUU, un país donde espera tener vida mejor, pero que califica como una «jaula de oro».
Él y su primo Miguel Ángel salieron de Honduras dos semanas atrás con el objetivo de llegar a Laredo (Texas). Para cruzar México subieron, como tantos otros migrantes centroamericanos, al tren de carga conocido como La Bestia.
A su paso por el municipio de Amatlán de los Reyes, en el estado de Veracruz, los dos bajaron del tren para tomar un par de días de descanso en el albergue de Las Patronas, desde donde Fredy, de 33 años, cuenta a Efe de forma decidida que este es su último trayecto: «Lo voy a intentar otra vez y si sale lo mismo, ya mejor ya no».
«Yo ya tengo mis añitos, y no tengo lo que quisiera tener yo, un solar, un techo propio, para tener un hogar», comenta Fredy, quien ya ha sido deportado dos veces durante el camino, la última vez tras cruzar el Río Bravo.Leer nota completa.