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Fantasmas, la ouija y resurrecciones

Por: Otto Martín Wolf

Soy del criterio que no existe otra vida, consecuentemente tampoco fantasmas y, como es obvio, no hay forma de resucitar.

No hay evidencia de que nadie lo haya hecho en toda la historia de la humanidad, excepto por actos de “magia”, favoritos de quienes creen en dioses superpoderosos.

Algunas personas  han tenido experiencias cercanas a la muerte, con síntomas como pérdida de la conciencia, cese de la respiración, etc. y luego, cuando despiertan de su desmayo, tienen la tendencia a creer que “resucitaron”.

Una verdadera resurrección tendría que ser de alguien que estuvo muerto cuatro o cinco años, no unos minutos.

Eso no ha ocurrido nunca y tampoco pasará, los muertos no vuelven, aunque mucha gente lo pueda creer, no es otra cosa que mantener la esperanza en “otra vida”, el premio de todas las religiones en todas las culturas a lo largo de la historia de la humanidad.

Una variante del mismo deseo es la resurrección, algo que creen en India y en otros lugares plagados de dioses y supersticiones.

El apego a la vida es tan grande que el ser humano tiene la tendencia a inventar todo lo que sea con tal de crear la ilusión de que la muerte no es definitiva, pero lo es, no importa qué.

Nos gustaría vivir por siempre? Claro que sí, a quién no!

Sacerdotes, pastores, adivinadores y todos los charlatanes de ese tipo dicen tener una relación especial con los dioses y que, por su divina e indispensable intervención (generalmente a cambio de dinero o poder) pueden “transmitir” su voluntad para otorgar la vida eterna, en este o en el otro mundo.

Los humanos no somos más que cualquiera de las millones de especies que existen en el planeta y, salvo el reciclaje de los elementos básicos, no se vive dos veces.

Nos guste o somos lo mismo que las aves, los gusanos, los leones y hasta las plantas.

No existe nada en nosotros que nos haga superior a otras especies, excepto en la capacidad de exterminarlas, al igual que también podemos destruir el planeta entero, como aparentemente lo estamos haciendo.

Hay que estar alerta, cualquiera que le ofrezca vida eterna, salvación, redención, nacer de nuevo y todo eso, posiblemente detrás de lo que anda es de su dinero o de manejar su voluntad.

La ouija es un invento mediante el cual se supone que un grupo de gente puede recibir respuestas del más allá por medio de un alfabeto impreso en una tabla. Así como muchos toman el asunto como un juego, hay quienes de verdad le atribuyen poderes especiales a esa tabla, que es vendida comercialmente con otros juegos como el Monopoly, etc.

Todo mundo puede creer lo que quiera, estamos en un país libre, pero deben de saber que todo eso no es más que superstición, alimentada por la ignorancia.

Los muertos no se pueden comunicar con nadie, por eso se les llama muertos, aunque se trate de un pariente de quien desearíamos tener noticias o con quien quisiéramos reunirnos al final de nuestra vida.

No sueñe, no se ilusione, haga lo mejor, disfrute todo lo que pueda en esta porque, lamentablemente, no hay otra.

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