Tegucigalpa/Ciudad de México – Hace dos años hizo Ciudad de México su residencia. Aunque añora su natal El Progreso en Yoro, no regresa porque dice no estar preparado para darle la cara a lo que llama “la derrota” de no haber alcanzado llegar a los Estados Unidos, su meta cuando salió de Honduras en la búsqueda de la vida digna que su tierra le negó.
Iván Mejía, emprendió la travesía ilusionado, buscando trabajo para mantener a su esposa, sus dos pequeños hijos y ayudar a su madre.
Pero la ruta migratoria no es nada fácil. En el camino los migrantes enfrentan las amenazas de bandas criminales, los abusos de autoridades mexicanas y muchos con suerte, como Iván, logran quedarse en territorio azteca con la esperanza de reorganizarse y retomar la ruta. Iván no lo ha logrado, su estadía en México se ha prolongado ya por poco más de 24 meses.
Este joven hondureño reconoce que ya perdió la esperanza de cruzar la frontera, además de que disipó su impulso de un futuro mejor, su autoestima esta menguada. El dice que no retorna a Honduras para no enfrentar lo que llama “la vergüenza” de su maltrecha travesía.
En la capital mexicana trabaja en albañilería y junto a otros dos compatriotas que realizan labores similares a las de él y que tienen historias con denominadores comunes, viven maltrechos en un pequeño apartamento que comparten. Leer nota completa.
