Tegucigalpa (Por Jorge Sierra) – “Cuando una mujer es asesinada le quitamos su aporte a la sociedad hondureña”, lamentó la defensora de derechos humanos, Margarita Bueso Fiallos, quien además alertó que no debe asumirse los femicidios como una situación normal.
– La violencia contra las mujeres no es normal, cuando se mata a una le negamos el aporte valioso a la sociedad.
– Margarita Bueso, una vida dedicada a defender los derechos de las mujeres.
La activista hondureña conversó con Proceso Digital y abrió su corazón para desglosar los retazos de su lucha a favor de las mujeres en un país donde son mayoría (52 %) y que este mes comienza la gestión gubernamental de la primera mandataria en la historia del país, Xiomara Castro.
“La violencia contra las mujeres no es normal y el combate a la violencia no solo es un tema de mujeres, es un tema de la sociedad en su conjunto, de los hombres, de la institucionalidad pública y la privada”, reflexionó Bueso.
Margarita Bueso Fiallos nació el 4 de noviembre de 1959 en Santa Rosa de Copán, occidente de Honduras y procede de una familia de seis hermanos -tres mujeres y tres varones-. “Mis padres fortalecieron mucho nuestra necesidad de conocimiento y de educarnos adecuadamente para poder, no solo ser profesionales, sino para aportar al desarrollo de la sociedad en la cual vivimos”, reseñó.
Bueso está casada con un ciudadano italiano, con quien tiene dos hijos adultos -un varón y una mujer-. Conoció a su actual pareja en el sistema de Naciones Unidas.
La entrevistada, de 62 años, funge desde 2008, como coordinadora del programa ONU Mujeres, primero en Colombia, luego en Cuba y ahora en Honduras.
De profesión sicóloga con Orientación Social egresada de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), también posee estudios en Administración de Empresas en la Universidad Técnica en Ciencias de la Administración de España y Mercantil y Contador Público. Además, tiene una maestría en Comunicación Política.
La mayor parte de su carrera la ha desempeñado con organizaciones de sociedad civil (ONGs) y otro importante periodo con el Sistema de Naciones Unidas (ONU), inicialmente con el PNUD y luego con ONU Mujeres.
La influyente hondureña compartió una plática amena con Proceso Digital:
Proceso Digital (PD) ¿Qué la impulsó a trabajar en este apartado de la defensa de los derechos humanos y especialmente en el campo de las mujeres?
Margarita Bueso (MB): Siempre he trabajado alrededor de la defensa de los derechos de las personas. La vida me llevó a la oportunidad de poder trabajar en ONU Mujeres, específicamente en los derechos humanos de las mujeres, que son sumamente importante y muchas veces son de los menos conocidos, y darme cuenta de la enorme inequidad que existe entre hombres y mujeres en los diferentes países.
Asimismo, lo importante que es esta lucha por el reconocimiento de los derechos de las mujeres y el reconocimiento de sus capacidades en igualdad de condiciones, el acceso de oportunidades para ir aportando mínimamente a un sistema de país que sea cada vez más igualitario y equitativo. Cuando pienso en mi hija me complace estar apoyando esto porque sé que ella será una de las beneficiadas con este pequeño aporte que hacemos desde ONU Mujeres.
Quiero aclarar que esta no es una lucha de mujeres contra hombres, nada que ver, sino de un cambio de condiciones que históricamente ya no son pertinentes a la realidad nacional.
(PD) ¿Cómo valora la situación de la mujer hondureña sumergida en multicrisis y que se ha agravado en los últimos años?
(MB): Efectivamente estamos preocupadas porque la mujer hondureña se encuentra en multicrisis, que va desde la pobreza que se incrementó debido a los efectos de las tormentas Eta e Iota, así como por la pandemia. El Banco Mundial nos dice que el 70 % de la mano de obra informal corresponde a las mujeres y es uno de los sectores de la economía más afectados.
Las mujeres se están empobreciendo cada vez más, trabajan la mayoría en el mercado informal, con lo cual no tienen acceso a seguridad social, ni a prestaciones laborales y otros beneficios fundamentales para mantener condiciones saludables de vida.
Por otro lado, la enorme violencia que se ha desatado, que se incrementó con el confinamiento por el COVID, dirigido hacia las mujeres y que tiene unas consecuencias no sólo inmediatas, sino también a mediano y largo plazo. No solo se trata de consecuencias físicas, también sicológicas y que abarca el entorno de la comunidad teniendo en cuenta que un buen porcentaje de mujeres en este país son madres solteras, que son las únicas que defienden su hogar, que sostienen su hogar y al cruzar estas dos variables: pobreza y violencia, vemos como las mujeres pueden quedar casi incapacitadas para poder llevar adelante sus hogares, aunque debo decir que la resiliencia de las mujeres es impresionante, y aunque logran salir adelante, pero no en las condiciones más adecuadas y dignas para un ser humana.
(PD) La violencia contra la mujer en Honduras es estructural, pero ¿en sus manifestaciones cuáles son las más graves a su criterio?
(MB): Es estructural en Honduras y en todo el mundo por la división sexual que conocemos desde hace muchos siglos. Paulatinamente se han ido produciendo avances legislativos, políticos y de política pública que todavía hay que fortalecer sobre todo en su implementación. Evidentemente la más grave manifestación de la violencia es el femicidio y lamentablemente Honduras es uno de los países con mayores tasas de femicidio no sólo en la región, sino también en el mundo.
Es lamentable porque en este país están muriendo más mujeres que en las naciones que están en guerra, donde sabemos que las mujeres son violentadas de manera sistemática, entonces Honduras tiene ese grave problema que resolver, pero el flagelo no solo atañe a una institucionalidad o al Estado, sino a toda la sociedad. Con pesar he visto que en el inicio de este 2022 ya van más de 15 mujeres asesinadas, es decir que una mujer pierde la vida cada día por el solo hecho de ser mujer, generalmente por sus exparejas o por grupos del crimen organizado. Sobre esta materia es urgente tomar decisiones de política pública que apoye la prevención del femicidio, es decir trabajar previamente en los diferentes tipos de violencia que se manifiesta contra las mujeres y evitar que no se llegue a quitarles la vida.
(PD) ¿Cómo debemos afrontar estos asesinatos de mujeres que cada vez toman matices más cruentos y con signos de odio?
(MB): Lo primero es el rechazo completo de la sociedad a este tipo de crímenes que cada vez son más cruentos, con mayores agresiones, marcados signos de torturas y de violación, y eso es precisamente el femicidio. Quiero reconocer en la prensa que ahora no hablan de crímenes pasionales porque eso le restaba importancia a un crimen de esta naturaleza y cada día se habla más públicamente del femicidio como un delito que está estipulado en el Código Penal y que tiene incluso mayores condenas que los mismo asesinatos.
El femicidio no responde a una lucha entre pares, sino a luchas meramente desiguales, entonces lo primero es manifestar el rechazo enorme al femicidio y abogar desde todos los ámbitos que esto no siga sucediendo, intentar quitar esa visión de normalización de la violencia, específicamente de la violencia contra la mujer porque hay como una costumbre al decir: ‘se asesina una mujer por día’ y ya, no, eso es lo que no debería pasar en este país.
Lo segundo, corresponde al ámbito de la justicia, hay una enorme impunidad en torno a los femicidios de alrededor del 90 % o más, entonces la justicia no está enviando un mensaje claro que no se castiga al perpetrador y eso puede impulsar a otros que cometan estos terribles actos bajo el entendido que no serán alcanzados por el brazo de la justicia.
(PD) ¿Considera que han existido avances en la participación de la mujer en política?
(MB): Considero que hay avances importantes y lo retratan las cifras de una mujer presidenta del país, se pasa de 28 a 34 diputadas en el Congreso, aunque quedan muchísimos retos que abordar en el ámbito de la participación política de las mujeres. Hay una ley de paridad en la normativa nacional que indica que la participación política debería ser 50/50 y que es aplicable a lo interior de los partidos políticos y a los poderes del Estado. Lo importante es reconocer que las mujeres tienen las mismas capacidades de los hombres para bregar en las aguas de la política y en las aguas del aporte de las mujeres como ciudadanas formadas, fortalecidas y con posibilidad de aportar muchísimo.
Los partidos políticos deben reflexionar cómo estimulan la participación de la mujer y no hacer lo contrario. Las mujeres están dando la lucha para ser reconocidas y para llegar a tener puestos importantes e incluso de dirección.
(PD) ¿Cómo debe la mujer asumir el papel en esta lucha democrática y anticorrupción?
(MB): La lucha anticorrupción le corresponde a la sociedad en general. Como sistema de Naciones Unidas estamos de acuerdo en apoyar una nueva misión si es el caso, y en ese sentido las mujeres tienen igual responsabilidad de aporte que los hombres en esta lucha anticorrupción.
Lo más importante es este caso es tener un marco jurídico mucho más fuerte que no permita la impunidad y ahí las mujeres tienen la oportunidad de aportar, ojalá en igualdad de condiciones que los hombres en las diferentes instancias, tanto en el nivel público como en el privado.
(PD) ¿Con base a su experiencia en el trabajo de los programas de paz en la región andina, cuál es la diferencia de esas realidades y las del Triángulo Norte de Centroamérica?
(MB): Son experiencias bastantes grandes. En Chile se está basando en el enfoque de género, en Bolivia la participación de mujeres es del 50 % y en otros periodos fue más de ese porcentaje, entonces diría que en la zona andina se ha avanzado un poco más en la participación política de las mujeres, ha habido un poco más de respaldo desde el gobierno y desde el Poder Legislativo para que las mujeres puedan ser capacitadas, lo cual no ha sucedido en el Triángulo Norte de Centroamérica, donde tenemos realmente grandes retos y desafíos que afrontar.
Considero que en la zona andina se ha avanzado mucho más en estos temas, aunque como decía hay grandes desafíos por resolver.
(PD) La impunidad es un problema social grave y en el caso de las mujeres tiene un mayor peso, ¿cómo debemos afrontar esa situación?
(MB): Hay que garantizar los presupuestos adecuados para que la institucionalidad funcione. En el caso del Ministerio Público existe una unidad de investigación de muertes violentas de mujeres y femicidios, pero casi nunca opera con la agilidad y el debido proceso por la falta de presupuesto y por otro lado creo que debe haber una voluntad política férrea decidida a combatir estos crímenes y definir estrategias de prevención de política pública, normativa y legislativa que faciliten el hecho de castigo obviamente a los perpetradores y que a la par cree conciencia entre la población para no permitir este tipo de sucesos.
Debemos entender que la violencia contra las mujeres es una violación a los derechos humanos, así estipulada en la normativa internacional y la nacional. Es importante tener coherencia entre la conformación institucional, cómo actúa en estos casos, y la definición de presupuesto con la voluntad política, pero todo este trabajo debe realizarse con las organizaciones de mujeres que son las que más saben de este tema y con más años bregando sobre esta realidad que las afecta.
(PD) El 70 % de la economía informal está en manos de mujeres, la mayor parte de ellas madres solteras, ¿cómo podemos apoyarlas para evitar una exclusión más profunda?
(MB): Creo que ese tema se está empezando a abordar en el país y se denomina como “la economía del cuidado”. Las mujeres, aparte de su empleo normal tienen las ocupaciones de la casa, y le llamamos el tema de cuidado porque tienen que cuidar a los niños, pero también se encargan de cuidar a los enfermos y los ancianos en un país que no tiene las condiciones para apoyar a los niños, a los enfermos y a los ancianos de forma adecuada.
Este tema del cuidado creo que será uno de los temas a trabajar en este año con mayor fuerza porque implica una mejor distribución de las tareas domésticas, pero que en realidad es trabajo e impacta en la economía del país en su conjunto.
Además, es necesario priorizar en empleos para mujeres, en tanto la desigualdad que hay entre hombres y mujeres. También es urgente que las mujeres y los hombres en igualdad de condiciones de trabajo ganen lo mismo, porque todavía las mujeres están devengando salarios menores a los que ganan los hombres.
(PD) Honduras tiene nombre femenino y más de la mitad de su población son mujeres, además este año nos gobernará una mujer ¿todas estas aristas hacen prever que será el 2022 el año de la mujer?
(MB): Pues ojalá así sea, sería fenomenal, pero debo decir que la coalición cuando estaba en campaña fue la única instancia política que presentó un plan de género. Vemos que hay una decisión de la presidente electa, Xiomara Castro, en trabajar en los temas de las mujeres.
Tenemos las esperanzas puestas que ese plan que fue presentado durante la campaña se implemente y que se fortalezca la institucionalidad dedicada al trabajo con las mujeres como lo es el Instituto Nacional de la Mujer y otras instancias.
(PD) ¿El que haya más mujeres en un gabinete lo hace más humano?
(MB): Fundamentalmente lo hace más eficiente, eso está probado a nivel mundial, no solo en el ámbito público, también en el privado. Como decía la expresidenta Michelle Bachelet: “Por qué vamos a jugar un partido de fútbol con solo la mitad de los jugadores y tenemos a la otra mitad en la banca que son las mujeres”, entonces a medidas éstas se involucran en las diferentes instancias de la institucionalidad pública, por supuesto que pueden aportar aspectos que de repente que no han sido vistos desde esa óptica.
(PD) ¿Con qué mensaje se despide?
(MB): Mi mensaje final es seguir reconociendo que las mujeres tiene derecho a actuar en igualdad de condiciones y tiene el derecho de igualdad en las oportunidades. Lo que está sucediendo actualmente en el país con el asesinato de mujeres o femicidios no es normal y es algo que debemos combatir todos los días. (JS)