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Entre la incertidumbre y la esperanza, iglesias piden a hondureños voto consciente  

Tegucigalpa- A menos de dos meses de las elecciones generales del 30 de noviembre, Honduras transita por un escenario de profunda incertidumbre política e institucional.

Las tensiones entre los partidos, los retrasos en el cronograma electoral y la parálisis del Congreso Nacional se entrelazan con los problemas cotidianos de una población golpeada por la precariedad en la salud, el desempleo, las invasiones de tierra y las emergencias provocadas por las lluvias.

Todo ello configura una atmósfera de agotamiento social que se mezcla con la desconfianza hacia las instituciones y el temor a un nuevo capítulo de crisis tanto preelectoral como poselectoral.

Voto consciente

En medio de este panorama convulso, las iglesias católica y evangélica han vuelto a levantar la voz. Ambas, tras una multitudinaria caminata de oración por la paz, la justicia y la democracia, que se registró meses atrás generando esperanza, han coincidido en un nuevo llamado que trasciende la fe: ejercer un voto consciente, informado y responsable. No por costumbre, no por emoción, sino con discernimiento y sentido de país.

En su más reciente mensaje los obispos de la Conferencia Episcopal de Honduras, reunidos en Asamblea Plenaria, recordaron que “lo que nos une es más grande que lo que nos divide”.

Un mensaje que según algunos analistas suena casi utópico en un país donde la polarización, la corrupción y la desigualdad se han normalizado. Pero, más allá del tono pastoral, la reflexión toca fibras profundas: la pérdida de institucionalidad democrática, el debilitamiento del Estado de derecho y la desconfianza generalizada son heridas abiertas que requieren más que rezos; exigen acciones concretas, coherentes y valientes.

 El mensaje episcopal, centrado en los valores del amor, la unidad y el servicio, propone una brújula moral en tiempos de desorientación. Recordar que “servir es administrar honesta y eficientemente los bienes que son del pueblo” no es una cita ingenua: es un reclamo directo a quienes detentan el poder, pero también una advertencia a la ciudadanía que, con su voto, decide quién lo ejercerá.

Votar por convicción no por conveniencia

Por su parte, la Asociación de Pastores de Tegucigalpa y Comayagüela (APT) se sumó con un discurso, apelando a la responsabilidad moral y ética del electorado cristiano.

 “El cristiano vota con convicción, no por conveniencia”, señalaron, rechazando toda forma de corrupción y las ideologías que consideren contrarias a la fe.

En un país donde la religión aún tiene un peso determinante en la formación de la opinión pública, este tipo de exhortaciones puede influir significativamente en el voto popular.

Sin embargo, la reflexión de fondo trasciende lo religioso: ¿puede un pueblo cansado de promesas vacías y abusos del poder reencontrarse con la esperanza cívica? ¿Podrá Honduras votar con conciencia en medio de la desesperanza?

En ese sentido las palabras de las iglesias invitan a un examen nacional de conciencia, refiriendo que no basta con condenar la corrupción o invocar la fe como remedio. Hace falta asumir colectivamente la responsabilidad de elegir mejor, de exigir rendición de cuentas, y de comprender que la democracia no se defiende cada cuatro años, sino cada día, en cada acto de honestidad y compromiso ciudadano.

Los hondureños deben recordar que como bien apuntan los líderes religiosos “lo que nos une es mucho más grande que lo que nos divide”, así el próximo 30 de noviembre no solo se definirá quién gobernará, sino qué tipo de país queremos ser.LB

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