Tegucigalpa/Washington. Mientras la oleada de migrantes centroamericanos no cesa hacia Estados Unidos, creando una crisis humanitaria en el caso de los menores que han sido detenidos y albergados en centros especiales, la situación interna en Estados Unidos se agudiza y provoca reacciones en contra de la migración.
– El presidente Barack Obama ha visto aumentar los índices de desaprobación y con ello toda esperanza de impulsar leyes que favorezcan a los migrantes.
La reciente derrota del exlíder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Eric cantor, a manos de un desconocido retador apoyado por la rama ultraconservadora del Tea Party, Dave Brat, asesto un golpe demoledor a la pretensión de que se aprobará una reforma migratoria antes de las elecciones de término medio.
Los políticos estadounidenses sintieron el remezón que significó la derrota de Cantor, que aspiraba a convertirse en el líder de la Cámara de Representantes, y muchos ya no están dispuestos a asumir retos como apoyar la reforma migratoria, ya que buscar evitar la amenaza de perder su puesto.
Justamente Brat basó su campaña en que Cantor promovía una “amnistía” para los inmigrantes, ya que apoyó la medida ejecutiva del presidente Barack Obama de impedir la deportación de los “dreamers”, los migrantes que llegaron a temprana edad a Estados Unidos llevados por sus padres y que se educaron en suelo norteamericano.
La feroz campaña del Tea Party contra la migración ha orillada al partido Republicano a no aprobar la reforma migratoria en la Cámara de Representantes y su triunfo sobre Cantor puso nervioso al resto de legisladores que apoyaban la reforma migratoria.
Ataques a Obama
No contentos con bloquear en su partido toda vía de apoyo a los inmigrantes, los republicanos, especialmente el ala del Tea Party, aprovechan la actual crisis humanitaria de decenas de miles de menores o madres con sus hijos que han sido detenidos en la frontera y se encuentran en centros de atención para atacar al presidente Obama.
Los republicanos conservadores atacan al presidente Obama de ser responsable de la actual crisis ya que envió un mensaje de tolerancia cuando firmó la ley que favorece a los “dreamers”, ya que la misma envió un mensaje que los indocumentados podrían ser beneficiados con la no deportación y con una eventual regularización migratoria si el Congreso aprobaba la reforma.
Obama que amenazó a los republicanos con tomar mayores medidas ejecutivas a favor de los migrantes si lo aprobaban la reforma migratoria parece tener ahora pocas opciones de maniobra en este campo.
Una encuesta reciente señaló que su tasa de desaprobación se elevó hasta el 65 por ciento en cuanto a la política migratoria y que incluso los demócratas se estaban alejando del titular d dela Casa Blanca.
Y mientras aumenta la presión de los grupos hispanos al presidente Obama y los demócratas a que cumplan sus promesas en las dos campañas presidenciales de que impulsarían la reforma migratoria, lo que llevo a que millones de hispanos votarán por el mandatario y los demócratas.
Crisis humanitaria
Mientras la llegada de miles d centroamericanos y mexicanos a Estados Unidos se incrementa, sin importar el mensaje de Washington.
El vicepresidente Joseph Biden visitó Guatemala y dejo claro la posición de la Casa Blanca en cuanto a que ninguno de los menores y sus madres que fueron detenidos recibirán beneficios migratorios y todos son sujetos a procesos de deportación.
La posición unificada de Honduras, Guatemala y El Salvador en cuanto a que los menores deberían ser reunificados con sus padres en Estados Unidos aparentemente solo fue escuchada, pero no salió promesa alguna de Biden.
Washington únicamente ofreció agilizar fondos del programa de seguridad regional, conocido como CARSI en inglés, así como cerca de 10 millones de dólares para financiar las deportaciones de los cerca de 40,000 menores que viajaron solos a Estados Unidos.
Mientras en el Capitolio, sede de las dos cámaras le4gislativas norteamericanas, las opciones a una reforma migratoria se desvanecen a medida que se acercan las elecciones de término medio, en noviembre próximo, donde los republicanos esperan asestar un golpe a los demócratas quitándoles el control del Senado y reforzando la Cámara de Representantes, a fin de maniatar los dos años que le quedarían a Obama en la Casa Blanca.
