Tegucigalpa – Con 55 años sobre sus espaldas, Elán Reyes Pineda -Premio Álvaro Contreras 2018- tiene historias que contar tanto profesionales como de su entorno privado. Su infancia en el occidente del país, proveniente de una familia relativamente pudiente y sus conceptos sobre esa relación peligrosa entre periodismo y poder, fueron algunos puntos abordados en la entrevista con Proceso Digital.
+ Las prácticas antidemocráticas en Honduras no permiten un periodismo limpio, dijo.
+ Una de las debilidades del periodista de hoy es que está cerca del poder, externó el galardonado.
Hombre de vasta trayectoria en radio y televisión, gremialista, estudioso, se define como alguien que siempre supo que sería periodista, profesión que según él lo mantuvo apartado del poder porque a su juicio ahí estaba la clave para triunfar en esta carrera.
El 18 de marzo de 1963 nació en Erandique, Lempira, al que él llama el inicio del Estado de Honduras. “Es ahí el municipio de la conquista española, es el sitio donde se produjo la resistencia indígena cuando los españoles llegaron a tratar de someternos. Siento que ahí inició el Estado en Honduras y Centroamérica porque es donde estaban los dominios de Lempira, ahí está el cerro Congolón, Coyocutena y Piedra Parada”, relató.
Al hablar de su natal Erandique -a Elán Reyes se le llenan de brillo los ojos- “Es uno de los municipios más antiguos de Honduras, con una población indígena, pero con influencia de muchos otros países. Hay mucho español, mucho irlandés, mucho sefardita, entonces digamos que es una mezcla de población que le da bastante lustre”.
Elán es el séptimo de 10 hermanos -4 varones y 6 mujeres-. Nació minutos antes que su hermana gemela. Tiene, además, tres hijos -Elán, Fernanda y Gabriel- que procreó con su esposa Olga Elizabeth Flores, con quien se casó en 1987 a la edad de 23 años.
Contó el triste episodio cuando perdió a su hijo Fernando (a los 5 años). “Eso cambió mi vida porque se trata de una situación traumática en mi familia que todavía, pese a que pasó hace 20 años, parece que fue ayer”.
Detalló que fue un accidente de tránsito frente a su casa. “Todos estábamos ahí y lo vimos, fue un domingo 14 abril, nunca lo olvidamos, eso me marcó… sin embargo, tengo tres hijos, por eso la gran diferencia entre mi hijo Elán que tiene 30 años, mi hija Fernanda que tiene 20 y Gabrielito que tiene 18”.
El premio Álvaro Contreras 2018, fue presidente del Colegio de Periodistas entre 2002-2010. “En 2009 siendo presidente del Colegio con el problema político sí la pasé mal, pero también luchando por los periodistas y lo hice aunque no me querían. Entonces, tratando que les reinstalarán sus medios de comunicación y eso no lo reconocen nunca”, rememoró.
En un improvisado rincón de un hotel capitalino, donde se lleva a cabo un evento de transparencia y corrupción, de esos a los que suelen asistir los comunicadores, Elán apartó parte de su tiempo para responder nuestras interrogantes.
Proceso Digital (PD): ¿Qué recuerda de su infancia en Erandique?
Elán Reyes (ER): La convivencia con la gente. Erandique era un pueblo de gente grande, no había tanta juventud. Recuerdo bastante la escuela José María Guillén, donde estudié; el Instituto Departamental Lempira. Recuerdo vivir una infancia muy feliz en Erandique, uno no podía distinguir entre pobreza o riqueza porque no son términos que alcanzaban a llegar, pero teníamos una gran influencia salvadoreña, ahí circulaba el colón y no el lempira, ese es un dato muy importante.
Otra cosa, es que en Erandique no circulaban vehículos porque no había carreteras, pero sí había aviones, Sahsa sí llegaba y creo que llegaba los martes y los jueves, había un campo de aviación, ahí llegaban los pasajeros y la carga -allá por 1973- luego llegó la carretera y Sahsa quita los vuelos regionales a estos pueblos que eran Gracias, Santa Rosa de Copán, La Esperanza, Copán Ruinas y Tegucigalpa.
Nosotros viajábamos en avión, más no conocíamos los vehículos, eso fue algo muy importante que conocimos in situ. Otra cosa que conocimos fue la religiosidad porque siendo un pueblo conquistado por los españoles hay tres iglesias coloniales, entonces teníamos un sacerdote que enseño a todos los niños de la época el ‘ABC’ del catolicismo y eso es parte con lo que yo crecí. Mi padre y madre tenían una tienda grande en el pueblo, con propiedades y ganado… desde ahí se construyen los valores y el liderazgo de toda la gente que formó parte de nuestra infancia.
PD: ¿Cómo se dio la oportunidad de ser periodista?
ER: El periodismo lo concebí escuchando a la gente que estaba en el periodismo en ese tiempo, escuchando a periodistas salvadoreños y hondureños. Las radios hondureñas se escuchaban poco, pero me motivaron muchos a estudiar periodismo, las voces de Gustavo Acosta Mejía influyó mucho en mí, la voz de Rodrigo Wong Arévalo, entre algunas otras.
Desde pequeño tuve muchas inquietudes y sabía que iba a ser periodista. Salí del pueblo y fui a estudiar magisterio a Tegucigalpa.
PD: ¿Y cómo comienza su carrera periodística?
ER: En Radio América comencé a construir mi carrera periodística, estudiaba en la Escuela de Periodismo. Tuve la oportunidad que ahí me abrieron las puertas, el ingeniero Luis Edgardo Vallejo e igual ahí estaban cronistas de la talla de Tomás Vindel, Nery Arteaga, Renato Álvarez, Melvin Pagoada y otros que recuerdo con mucho cariño como Marvin Cabrera, el doctor Jimmy Arturo Rodríguez… ellos me dieron la oportunidad de comenzar como joven promesa y luego Rodrigo Wong Arévalo me ascendió al Departamento de Prensa.
Hicimos la primera transmisión como departamento de prensa en Gracias, Lempira, en las elecciones que ganó José Azcona Hoyo, eso me llenó de satisfacción porque la tecnología era tan incipiente que solo había un teléfono en Gracias.
Estuve en Radio América de 1985 a 1993 y luego pasé a Abriendo Brecha, que fue el proyecto que llevó Rodrigo Wong Arévalo de la radio a la televisión. No me fui con él, me pidió que me fuera con él y luego Abriendo Brecha fue para mí el momento más trascendental en mi vida periodística.
Actualmente estoy en Sí TV, ahí construí un proyecto, soy socio, tengo una empresa para ello y tengo un equipo de periodistas jóvenes que tratan de hacer un periodismo limpio, ético, serio, con esencia del periodismo, sin caer en lo que se hace hoy en televisión que se degenera producto de los espacios que los medios grandes de comunicación dejaron ahí libres y dejaron a la población sin darle lo que necesitaba.
PD: Muchos le reconocen su lucha gremialista, ¿cómo llega al Colegio de Periodistas?
ER: Llegué bastante joven al Colegio de Periodistas de Honduras, apenas estaba entrando a Abriendo Brecha. Un día fui a una asamblea del colegio y comenzaron a conocerme y a los meses me nombran secretario general del colegio en una asamblea y por cierto me llamó la atención porque fui uno de los más votados en aquel tiempo.
En el siguiente período me proponen ser el presidente del Colegio de Periodistas y llego a serlo sabiendo que necesitaba botar una barrera importante que había ahí, y es que la Presidencia del Colegio de Periodistas había sido ostentada por periodistas no académicos, pero que habían sido los fundadores del Colegio de Periodistas, entonces yo era muy joven y no encajaba en ese esquema del CPH.
Logré ser presidente e ir avanzando en eso que la academia tomara el control del Colegio. Los periodistas que no son académicos, pero reconocidos por el Estado hondureño como periodistas profesionales siguen siendo parte del gran soporte del Colegio y nunca me desprendí de eso porque reconozco en ellos el gran aporte que le dieron.
Fui joven periodista, presidente del Colegio y proponente de una propuesta que se llama todavía ‘Moralización de la Comunicación en Honduras” con el objeto de evitar todo este gran desorden que a veces tenemos en los medios, pero obviamente los intereses pesaron mucho más que una idea que nacía del Colegio.
PD: ¿Quedó algo pendiente en su gestión en el CPH?
ER: Claro. Me quedó pendiente que los dueños de medios de comunicación firmaran conmigo la propuesta de la “Moralización de la Comunicación en Honduras”, nunca quisieron firmarla porque creyeron que eso era una limitante más, era una forma de proteger a los periodistas, no habían periodistas muertos, cuando comenzaron a matar periodistas ya ellos reaccionaron, pero ya era tarde, la factura era muy grande. La idea que teníamos era que el periodismo estaba en peligro producto de la forma que se estaba haciendo esta forma de tertulias en los medios de comunicación, esa advertencia que quisimos hacer muy puntualmente no fue escuchada ni por el sector privado, ni por los dueños de medios, mucho menos por los periodistas. Ese fue el reto que me quedó por cumplir.
PD: ¿Por qué el CPH no tiene tanta membresía con respecto a otros entes gremiales?
ER: Yo tomé una decisión, la colegiación en Honduras es obligatoria, toda persona que trabaja en un medio de comunicación debe estar inscrito, así lo dice la ley. Cuando la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) hizo una denuncia en contra mía porque yo exigía eso para profesionalizar todo el periodismo de Honduras, la Comisión me señaló, me acusó y me denunció y tuve que defenderme ante la OEA. ¿Por qué? Porque decían que la colegiación que estaba exigiendo atentaba contra la libertad de expresión, que cualquier persona podía ser periodista y ese es un punto que no está de acuerdo bajo las leyes nacionales… y al final de cuentas lo que ocurrió fue que, atendiendo la propia legislación que tenemos nosotros y atendiendo esta decisión de la OEA, en Junta Directiva del Colegio de Periodistas tomamos la decisión de que la colegiación ya no debería ser obligatoria, que el que quisiera estar colegiado que lo hiciera e íbamos a proteger a los que estamos colegiados.
Eso quiere decir que, no importa cuanta membresía tenga (el CPH), si no la calidad de membresía que tenga y además no podemos obligar a una persona a estar en un Colegio de Periodistas, si no quiere y quiere ejercer, yo estoy de acuerdo en eso. Lo propuse y lo decidimos, así quedó claro y ¿cuál es el asunto? Pasa porque los dueños de medios no aguantan con el periodista profesional porque necesitan cotizar por él, necesitan protegerlo económicamente, socialmente… nosotros tenemos el mecanismo para hacerlo, pero no hay tanto medio de comunicación que está dispuesto a eso.
PD: ¿El periodista hondureño es muy mal pagado?
ER: Es muy mal pagado. A mí me tocó librar una lucha terrible que era estar negociando año con año el incremento mínimo para los periodistas con los dueños de medios, hasta que finalmente llegamos a un entendimiento, que nosotros íbamos a aplicar el indicador de precios que da el Banco Central de Honduras (BCH), el índice de inflación para aplicarlo automáticamente todos los años a los periodistas, es decir que los dueños de medios que tienen periodistas pagados y los tienen en planilla tienen que pagarles un salario mínimo y eso fue creciendo.
Hoy en día nos desfavorece mucho el trabajo por hora porque hay medios tiempos que les dan en algunos lados y eso explota a la gente y creo que es injusto también.
PD: ¿Le recomendaría a un hijo suyo ser periodista?
ER: Pues sí se lo recomendaría, pero bajo el criterio que podamos diversificar la comunicación, no solamente el periodismo porque creo que el periodismo en Honduras habrá que rehacerlo, no reinventarlo, pero sí fortalecer muchas cosas y saber que si vamos a tener un periodismo también tiene que ir a la par de la democracia, y las prácticas que no son muy democráticas en Honduras no permiten hacer un periodismo limpio, con libertad, no hay periodismo de investigación; hay un periodismo de seguimiento de casos, pero no hay periodismo de investigación.
Mis hijos sí estudian comunicaciones, estudian fuera de Honduras para que vengan, pero no con el objeto de dedicarse estrictamente al periodismo, sino a una comunicación que tiene que ver con los negocios y un poco de crecimiento en esa área.
PD: Compártanos una anécdota dentro del periodismo, de esas que no se olvidan.
ER: Hay muchas. Una es la que en su momento el expresidente Carlos Roberto Reina me hizo, él me hizo varias pasadas. Él estada en un evento el Día del Soldado en El Obelisco (Comayagüela) y en ese momento estábamos tratando de entrevistarlo, había montones de micrófonos a su lado, y él no tenía ayuda a conducir esa conferencia de prensa y comenzó a ver por todos lados y me escogió a mí, me dijo: ‘Licenciado Elán Reyes puede ayudarme a dar la palabra a sus compañeros’… y eso los compañeros lo vieron muy mal porque se sintieron como celosos conmigo. Cuando le doy el micrófono a otra persona y la cámara a mi camarógrafo, me pongo a la par del presidente y le digo nos vamos a ordenar aquí para que comencemos la conferencia de prensa porque este desorden no lo podemos tolerar, y entonces vino el presidente y todo estaba calmado y dice: ‘Bueno señores quiero decirles en primer lugar que lo escogí a él, a Elán Reyes, y lo escogí porque es el mejor’… eso generó más problemas de reacción en los periodistas y a renglón seguido él dijo: ‘Pero es el mejor vestido’… eso fue terrible, el presidente Reina era bromista.
Hace poco me pasó otra, regresé a mi pueblo y en una aldea cercana a Erandique hay una escuela que lleva mi nombre y a veces voy por allí a ver en qué les puedo colaborar, aunque sé que es una responsabilidad del Ministerio de Educación. Lo que ocurre es que cuando iba por el camino y en una cuesta en el monte aparecen un montón de niños que iban de Viernes Santo para el pueblo, esos niños se quedaron estáticos, no querían hablar son muy penosos, venían con un señor que seguramente era el abuelo y cuando me ve me abraza y les dice: ‘miren niños, ustedes están en este lugar con esta persona y es muy importante para ustedes porque en la escuela donde estudian lleva su nombre: Elán Reyes Pineda’… yo me quedé impactado por ese momento lindo. Me fui con ellos y nos tomamos unas fotos y aquellos niños me tocaban, estaban impactados, pienso porque han visto otros niños que estudian en el Instituto Lempira o la Escuela Dionisio de Herrera de otras aldeas, cuyos niños no conocieron a su líder o al responsable del nombre del centro educativo. Esas son anécdotas bonitas que a uno lo llenan.
PD: ¿Un periodista puede ser político a la vez?
ER: No, no puede serlo. El que es político no puede ser periodista. La actividad periodística es para que seamos libres, no neutrales porque no lo tenemos que ser, pero sí guardar equilibrio y objetividades que no nos permite la política.
PD: ¿Qué debilidades le ve al periodista de hoy con respecto al de antes?
ER: El hecho que estén muy cerca del poder. La debilidad del periodista es que confundió la publicidad con su trabajo, un trabajo de servicio; pareciera que el periodismo se convirtió en un negocio y eso no puede ser, entonces cuando no distinguimos entre esas fronteras, estamos hablando de un desequilibrio y una degradación de una profesión.
PD: ¿Esa frase trillada que el periodismo es el cuarto poder, se la cree usted?
ER: No, no somos el cuarto poder, pero desafortunadamente en casi toda América Latina el periodismo tiene un alto grado de influencia en la población. Debemos vernos como un sistema de servicio, -¿y saben porque le llaman el cuarto poder?- por eso mismo, porque los periodistas se la creen, cree que son grandes líderes, a la gente le importa a veces muy poco lo que digamos, a la gente lo que le importa es el contenido de lo que vamos a decir en este momento. No les importa que seamos de altos niveles académicos, les importa que les digamos la verdad y punto, eso es todo lo que ocupa.
PD: ¿Qué hacía cuando le notificaron que era el premio Álvaro Contreras 2018?
ER: Ese día fue algo maravilloso porque siempre había tenido el cuidado que ese premio se otorgara a través de un jurado calificador del colegio a otros periodistas. Yo les entregué el premio a varios periodistas, y no me imaginaba por qué se sentían tan alegres cuando uno les informaba eso.
Venía manejando ese día y me cayó un mensajito de un canal de televisión, que era un tuit, anunciando de última hora eso, lo vi, pero no lo creía porque pensé que no podía ser eso… luego cayó otro mensaje de otro medio de comunicación y llegando al canal recibí la información del presidente del Colegio de Periodistas, Dagoberto Rodríguez, que obviamente me llenó de mucha alegría y de una gran preocupación, ¿sabe por qué?, porque ganarse este premio es ganarse un Pulitzer, es bien difícil ganarse un Álvaro Contreras también y sobre todo porque él fue un periodista honesto, estudioso y valiente, que fundó una gran cantidad de medios de comunicación porque no lo dejaban vivir en Centroamérica.
Álvaro Contreras siempre vivió bajo la amenaza, pero nunca se detuvo, no permitió que le metieran miedo. Fue secretario del presidente Trinidad Cabañas, era un hombre íntegro y esa integridad necesito saber si la tengo, me pongo a revisar mi vida y digo: ‘¿Soy íntegro, soy honesto, he hecho las cosas que él hizo para merecerme el premio?’, pienso que son premios demasiados pesados para uno.
Sin embargo, reviso mi vida y gracias a Dios me puedo considerar una persona con todas las palabras en grande: honesto. Me considero una persona buena que también es una característica para ser un buen periodista y me considero un periodista con la trayectoria suficiente como para saber de qué se trata todo esto.
El Álvaro Contreras me llega en un momento importante de mi vida, pero además para compartir mis ideas Alvaristas con todos los periodistas.
PD: Muchos culpan a los políticos por la situación del país, pero ¿el periodismo qué cuota tiene en esa realidad?
ER: Tiene mucha responsabilidad porque cuando el periodismo cae en esa lazada el político es muy ágil, cuando el político tiene una redada de ese tipo y caen los periodistas sí tenemos responsabilidad. Los periodistas hemos perdidos muchas cosas porque ya no consideramos la profesión como un servicio para la gente, sino un servicio para ellos mismos y eso es un problema que debemos corregir.
Si un periodista ha cometido el error de sentirse grande, más que los demás, y de cometer actos de corrupción por estar muy cercano al poder para alejarse de la gente todavía puede rectificar, esa es la gran noticia que siento que tengo todos los días que puedo rectificar y convertirme en una persona de bien.
PD: En El Salvador y Costa Rica ya periodistas llegaron a ser presidentes, en Guatemala un cómico hizo lo mismo, ¿en Honduras alguien se puede valer se la popularidad para llegar al poder?
ER: Creo que no. Lo que pasó en El Salvador fue coyuntural, Mauricio Funes era sociólogo, estudio comunicaciones, pero no necesariamente periodismo y lamento que no haya sido un buen presidente; sin embargo hubo otro que estaba ligado a los medios de comunicación, Elías Saca, que también sale mal del poder, hoy en día en la cárcel, no es posible que tengamos un periodismo de esta naturaleza, vinculada con la política.
En Guatemala no había otra salida y toman al primero, entonces Jimmy Morales gana, toma el poder y actualmente está bastante mal.
Yo aspiro a que el presidente de Costa Rica -Carlos Alvarado- que dejó el periodismo y la comunicación para dedicarse a la política sea el ejemplo de persona que nos dé la posibilidad de pensar que algún día un buen comunicador, que deje su carrera, se dedique a la política le va a servir a la población.
PD: ¿Le satisface cómo marcha el país?
ER: No me satisface porque un peligro que tiene la democracia es que haya miedo y muchos tienen miedo, a invertir, a informar, a crecer, por la familia… eso no me gusta, creo que eso hay que resolverlo.
PD: ¿Por qué lloró la última vez?
ER: Siempre lloro por mi hijo. Cuando me acuerdo de él lloro rapidito porque ese sí fue un golpe terrible.
PD: ¿En su carrera periodística se arrepiente de algo que hizo?
ER: Digamos que no. He ido haciendo las cosas calculadamente bien. Sí es natural pensar que en la carrera de periodismo uno cree que es sacrificada, pero no es tan sacrificada, siempre uno no le dedica tiempo a la familia y se la cree también, pero Dios es hermoso y lo hace poner los pies en la tierra. Hoy en día soy feliz, contento por todo.
PD: ¿Qué le aconseja a las nuevas generaciones de periodistas?
ER: En primer lugar, que sean honestos, estudiosos y valientes. La valentía no es confrontar, es saber decir las cosas. Para ser buen periodista hay que ser buena persona, buen ciudadano, no hay que olvidar nunca las lecciones de Ryszard Kapuściński, tampoco los apuntes de Gabriel García Márquez, sin embargo no estoy de acuerdo que esto sea un oficio, es una profesión, de academia, de intelectuales, no es para cualquier persona.
PD: ¿Es el periodismo la mejor profesión del mundo?
ER: Por supuesto. Debemos estudiar siempre todas las áreas que nos atañen.
PD: ¿Hay muchos premios para periodistas en Honduras?
ER: Hay muchos, demasiados y muchos están bastante relacionados a la afinidad con las fuentes informativas y eso podría no ser bueno. Yo me alegro cuando una persona toma un premio, los premios no hay que rechazarlos nunca, eso significa un momento de reflexión también y rehacerse uno mismo.
PD: ¿Ha pensado cómo le gustaría morir y a qué edad?
ER: La verdad que no, pero estoy preparado. Todos los días le digo a Dios que mi vida está puesta en El, le entrego mi vida. No sé si mi familia estará preparada, pero yo sí para partir en el momento que sea. Soy muy espiritual y siento que todo lo que Dios me dio ha sido tan grande y maravilloso.
PD: ¿Qué mensaje le manda a los que leerán esta entrevista?
ER: Que la disfruten, que crean en mí, que crean que todavía hay gente honesta en Honduras, gente con prudencia, sinceridad, valiente y estudiosa. Necesitamos ser partícipes, esto que me pasó a mí en mi carrera y me seguirá pasando es parte de lo que se puede ver en otras personas. En Honduras hay periodistas valiosos que vale la pena ponerlos en un pedestal.