Sabemos que Estados Unidos está superando la pandemia de COVID-19 cuando el ritmo de los tiroteos masivos en el país vuelve a la “normalidad”. Hasta el 2 de junio se han registrado 244 tiroteos masivos en Estados Unidos en 2021. Esa cifra representa entre uno y dos tiroteos por día. No se sabe cuándo ni dónde ocurrirá la próxima masacre, pero sí se tiene la certeza de que ocurrirá. Y luego otra, y otra. Como resultado de esta gran cantidad de situaciones en las que ocurren tiroteos masivos en Estados Unidos, el país tiene ahora datos y estadísticas relacionados con estos crímenes, que muestran una correlación entre los tiroteos masivos y la violencia intrafamiliar. La mayoría de los hombres que perpetran los tiroteos masivos (los hombres cometen al menos el 97% de esos incidentes) también tienen antecedentes de violencia en el hogar. Esta información, junto con la implementación de medidas sensatas y de aplicación efectiva para controlar la posesión de armas de fuego podrían ayudar a detener la epidemia de tiroteos masivos que azota a la sociedad estadounidense y salvar muchas vidas de mujeres que están en riesgo de sufrir violencia a manos de sus parejas.
Era la madrugada del 26 de mayo y los trabajadores de la instalación de trenes ligeros de la Autoridad de Transporte del Valle de Santa Clara, en la ciudad de San José, en California, preparaban los trenes que debían entrar en funcionamiento en la mañana. El empleado Samuel Cassidy, de 57 años, llegó a la instalación ferroviaria. Una hora después comenzó a disparar desenfrenadamente y mató a nueve de sus compañeros de trabajo antes de quitarse la vida. Cassidy llevaba consigo tres pistolas y unos 32 cargadores, algunos de ellos prohibidos en el estado de California. Las autoridades registraron su casa y encontraron allí otra decena de armas. Las pistolas que usó el tirador para perpetrar la matanza estaban todas correctamente registradas y habían sido compradas de manera legal.
Cecilia Nelms, la exesposa de Cassidy, le dijo al periódico The New York Times que él le había repetido varias veces que quería matar a sus compañeros de trabajo. “Ojalá pudiera matarlos”, decía. Nelms y Cassidy se divorciaron en 2004, después de diez años de matrimonio. Durante ese tiempo, Cassidy se volvió cada vez más propenso a tener arrebatos de ira incontrolable hacia su esposa. En 2009, Samuel Cassidy solicitó una orden de restricción contra una ex novia. En su comparecencia ante el tribunal, la ex novia de Cassidy se defendió de las acusaciones en su contra y detalló las ocasiones en las que él la había violado y otras en las que había intentado hacerlo. La mujer también describió episodios de cambios de humor y violentos estallidos de rabia relacionados con el consumo de alcohol de Cassidy.
Julia Weber, directora de implementación de la organización Giffords Law Center y experta en políticas sobre violencia doméstica, dijo a Democracy Now!: “El vínculo que existe entre la violencia con armas de fuego y la violencia intrafamiliar es particularmente letal. […] Más de un millón de mujeres en Estados Unidos son sobrevivientes de ataques con armas de fuego perpetrados por sus parejas masculinas. Al menos unas 600 mujeres al año son asesinadas por sus parejas como resultado de la violencia con armas de fuego. Eso significa que muere una mujer por ese motivo cada 14 horas, más o menos”.
La Giffords Law Center es una organización cuyo objetivo es prevenir la violencia con armas de fuego. Fue cofundada por la excongresista Gabby Giffords, quien recibió un disparo en la cabeza en la ciudad de Tucson, en el estado de Arizona, mientras se reunía con electores en el estacionamiento de un centro comercial el 8 de enero de 2011. Giffords pudo sobrevivir, pero sufrió lesiones cerebrales que aún continúa tratando de superar. Ese día, el atacante mató a seis personas e hirió a otras doce.
Julia Weber describió algunas de las acciones que ayudarían a evitar que los perpetradores de violencia intrafamiliar cometan actos de violencia masiva: “Debemos quitarles las armas a las personas a las que se les ha prohibido poseer armas. Debemos asegurarnos de que se verifiquen los antecedentes de todos los compradores de armas del país, de manera que cada vez que una persona que tiene prohibido adquirir armas o municiones efectivamente no pueda hacerlo. También debemos hacer un trabajo mucho mejor para abordar la misoginia y la violencia de género desde el principio; debemos ser conscientes de que el prejuicio de género puede generar un daño real”.
Un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Indianápolis concluyó que “los maltratadores de género masculino que matan a sus parejas con armas de fuego tienen muchas más probabilidades de quitarles la vida a otras personas también”. La investigación también compendia algunos hallazgos anteriores que muestran que “la presencia de un arma de fuego en el hogar aumenta hasta cinco veces el riesgo de muerte en situaciones de violencia de género”.
En 2020, el medio Bloomberg News publicó un estudio que analizó 749 tiroteos masivos y que concluyó que el 60% de esos tiroteos fueron perpetrados durante un acto de violencia intrafamiliar o por un hombre con antecedentes de violencia doméstica. Bloomberg News también descubrió que los tiroteos cometidos por personas que ejercen violencia de género provocan un mayor número de muertes.
La pandemia de COVID-19 obligó a que una infinidad de mujeres quedaran atrapadas en sus casas a merced de sus abusadores, lo que provocó un aumento de las llamadas a las líneas telefónicas que atienden a las víctimas de violencia doméstica. La pandemia también generó un aumento en la compra de armas. El grupo de investigación Small Arms Analytics informó que solo en 2020 se vendieron más de 26 millones de armas en Estados Unidos, un país que ya contaba con más de 300 millones de armas.
Para acabar con los tiroteos masivos es necesario dar dos pasos fundamentales: el primero, negar a los hombres que golpean y abusan de las mujeres en el hogar la libertad que disfrutan actualmente para comprar y poseer armas; el segundo, tomar en serio la violencia contra las mujeres, fortaleciendo las leyes y las instituciones que las protegen de sus abusadores.