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El robot cucaracha que se cuela por cualquier rendija

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En un nuevo ejemplo de cómo la biología inspira la robótica, ingenieros de la Universidad de Berkeley (EE.UU.) han diseñado un robot que parece una cucaracha y posee la habilidad de estos odiados insectos para aplastarse y caminar por huecos muy estrechos. Aseguran que en un futuro este tipo de robots “low cost” podrían utilizarse en la búsqueda de supervivientes en los escombros generados por una catástrofe natural o atentado terrorista.

La habitualmente desagradable presencia de una cucaracha que deambula por el suelo de la cocina lleva a preguntarse a muchas personas: ¿De dónde habrá salido este bicho?

Las cucarachas tienen la habilidad de poder “agacharse” y pasar así por rendijas que no miden más de dos milímetros y medio, incluso caminar rápido cuando tienen el cuerpo así de comprimido.

Esa particularidad de las cucarachas -en este caso de la cucaracha americana Periplaneta americana- ha llevado a un grupo de investigadores a estudiar cómo se mueven las patas del animal para desplazarse con la misma velocidad cuando atraviesa una grieta que cuando camina con libertad.

Y después eso se ha traducido en lo que han bautizado como CRAM (robot comprimible con mecanismos articulados, por sus siglas en inglés), un prototipo formado por un cuerpo ligero y unas patas robotizadas que puede tener importantes aplicaciones en el campo de las emergencias, ya que podría introducirse, por ejemplo, en los escombros de un edificio derrumbado y localizar supervivientes que estén atrapados.

La cucaracha es una criatura sorprendente, pues puede atravesar grietas mientras soporta fuerzas sobre su cuerpo 900 veces mayores a su peso sin sufrir daño alguno.

Su velocidad es muy alta en relación a su tamaño, pues puede avanzar a una velocidad de meto y medio por segundo.

Maravillas de la naturaleza

“Tratamos de seleccionar en nuestro trabajo aquellos animales que pueden revelar los secretos de la naturaleza, criaturas que tienen capacidades únicas y habilidades excepcionales. Los estudiamos y extraemos los principios generales de su estructura para traducirlos en productos novedosos”, explica a EFEFUTURO, el líder del equipo, Kaushik Jayaram, graduado en Berkeley y ahora realizando el doctorado en la Universidad de Harvard.

Una de las dificultades a las que se enfrentó Jayaram es al diseño de la cubierta superior, es decir, el cuerpo de la cucaracha, el caparazón.

Gracias a la colaboración con el laboratorio del Prof. Ron Fearing, también de Berkeley, desarrollaron una tecnología de fabricación –Microestructuras de composites inteligentes o SCM- que permite diseñar estructuras con un alto grado de libertad para deformarse y que permite a los diseñadores tener un gran control de su geometría a la hora de fabricarlo.

Actualmente el robot cabe en la palma de la mano, pero tras el éxito inicial, Jayaram y su equipo piensan en cómo mejorar el diseño tras el interés mostrado por la Agencia Federal de Emergencias de Estados Unidos (FEMA) y el Centro de Búsqueda y Rescate asistida por Robots.

“Trabajamos en cómo aumentar aún más su velocidad y su capacidad de compresión y reduciendo su tamaño para que trabaje mejor en entornos reales y sometido a mayor confinamiento. Para ello vamos a incorporar más sensores y accionadores al robot”, añade Jayaram, cuyo trabajo, en el que también participa el profesor de Biología Integrativa, Robert Full, se publica en el último número de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). EFE.

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