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El papa impone el palio a 24 arzobispos, cinco de ellos iberoamericanos

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Ciudad del Vaticano – El papa Francisco ofició hoy en la basílica de San Pedro la misa de la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, patrones de la Iglesia Católica, durante la cual impuso el palio a 24 arzobispos metropolitanos, entre ellos cinco iberoamericanos.
 

El palio consiste en una estola confeccionada con lana de corderos bendecidos por el propio pontífice que se coloca sobre los hombros de los nuevos arzobispos provenientes de diferentes partes del mundo.

Su imposición carece de carácter sacramental y es símbolo de comunión con el obispo de Roma, el papa.

Los arzobispos llamados a recibirlo fueron 27 pero tres no estuvieron presentes y que lo asumirán en sus respectivas sedes metropolitanas: el de Lilongwe (Malaui), Mandalay (Birmania) y Friburgo de Brisgovia (Alemania).

Entre los 24 restantes que sí acudieron a la ceremonia, que se desarrolló ante miles de personas que coparon la basílica vaticana, cinco obispos provenían de Brasil, Costa Rica, Chile y Uruguay.

Francisco impuso el palio al arzobispo de La Serena (Chile), monseñor René Osvaldo Rebolledo, al de Montevideo (Uruguay), Daniel Fernando Sturla, al de San José de Costa Rica, José Rafael Quirós, y a los de las diócesis brasileñas de Pouso Alegre y de Porto Alegre, José Luiz Majella Delgado y Jaime Spengler, respectivamente.

Tras la imposición, el pontífice argentino pronunció una homilía en la que señaló que uno de los «problemas» del clero son los miedos y lo que denominó «los refugios pastorales».

«¿Tenemos miedo?. ¿De qué tenemos miedo?. Y si lo tenemos… ¿Qué refugios buscamos en nuestra vida pastoral para estar seguros?. ¿Buscamos tal vez el apoyo de los que tienen poder en este mundo?. ¿O nos dejamos engañar por el orgullo que busca gratificaciones y reconocimientos?», cuestionó.

El papa recordó que el verdadero refugio es «la confianza en Dios», que «disipa todo temor y libera de toda tentación mundana».

Con motivo de esta festividad, la estatua en bronce del apóstol San Pedro erigida en la nave central de la basílica vaticana ha sido recubierta, como ya es tradición, con los paramentos pontificales y le ha sido colocada en la cabeza una mitra de oro.

A la ceremonia asistió una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, encabezada por el metropolitano de Pérgamo, Ioannis (Zizioulas), co-presidente de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa.

Con él, Francisco acudió al término de la ceremonia ante lo que se considera el sepulcro de San Pedro, bajo el baldaquino de Bernini, para rezar ante él.

Tradicionalmente, una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla acude cada año al Vaticano para asistir a la celebración de la solemnidad de los patrones de la Iglesia Católica.

A ellos se dirigió hoy Bergoglio al comienzo de su homilía, para expresarles su deseo de que esta visita refuerce «los lazos de fraternidad en el camino hacia la plena comunión», que tanto desean, «entre las dos Iglesias hermanas».

Del mismo modo, una delegación de la Santa Sede viaja a Estambul cada 30 de noviembre con motivo del día de San Andrés, patrón de los ortodoxos.

La iglesia ortodoxa también venera a San Pedro y San Pablo como patrones de la Iglesia Universal.
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