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El negocio de la fe

Por: Otto Martín Wolf 

En el antiguo Egipto los sacerdotes convencieron a la gente (faraones, nobles y populacho) que la forma de lograr la vida eterna era por medio del embalsamamiento.

A lo largo de los siglos, y en todas sus dinastías, millones y millones de personas fueron convertidas en momias, pagando por ello verdaderas fortunas.

En todas partes y en todas las épocas, charlatanes y aprovechados han explotado al incauto que, soñando con el paraíso, les entrega su fe y detrás de ella su dinero.

En la actualidad las cosas no son diferentes, en todas las religiones existen pícaros que ofrecen el cielo o amenazan con el infierno y también tontos que creen que pueden comprar la vida eterna.

Los mercaderes de la fe tienen convencidos a muchos de que representan a dios (cualquier dios) y que pueden hablar en su nombre.

A cambio, extraen a sus ignorantes víctimas todo lo que pueden, algunas veces hasta dejarlas en la calle.

Qué es la fe? Fe es creer en las cosas que sabemos no existen.

No hay cielo, ni infierno, ni premio ni castigo. Esta vida no es una preparación para la muerte (es hasta estúpido pensarlo y creerlo) esta vida es lo único que hay, nadie tiene pruebas de lo contrario.

Los que creen en el cielo no son diferentes a los egipcios momificados y al igual que ellos son explotados por los mercaderes de la fe.

Desde luego que existe el bien y el mal, pero nadie es dueño de uno o el otro, simplemente son parte del ser humano, como comer carne lo es para los tigres y grama para las vacas.

Aquellos que pagaron por ser convertidos en momias para viajar a la vida eterna, al igual que quienes en la actualidad entregan el fruto de su trabajo en diezmos o donaciones a charlatanes de todas las iglesias, de todas las religiones, creen que a la vida eterna se llega comprando un ticket.

Por más que se den golpes en el pecho, repitan oraciones una y otra vez, miles de veces, suenen panderetas, canten alabanzas, ayunen o castiguen su cuerpo, jamás llegarán a un cielo que no existe.

La ignorancia convertida en fe religiosa les hace blancos de explotación y perversidades (como ocurre con sacerdotes católicos pederastas).

Consejo que les puedo dar: Viva todo lo que pueda pues esta vida es lo único seguro, pórtese bien y respete al prójimo.

Piense: si no hay otra vida habrá disfrutado al máximo y, si acaso la hubiera, portarse bien no le hará daño.

No entregue su dinero a ningún sacerdote o iglesia,  cree usted que a dios le importa el dinero?

Qué clase de dios sería ese, que nombra representantes para que le esquilmen su dinerito?

Tampoco crea que los sacerdotes y pastores quieren el dinero para realizar la obra de dios, cualquier dios. Ese es otro de los pretextos para sacarle el jugo. Si existiera algún dios, él personalmente se encargaría de repartir las cosas, no por medio de payasos.

El negocio de la fe no es otra cosa que explotación de la ignorancia sobre el origen de la vida y el miedo a la muerte.

Crea lo que quiera o necesite creer, pero no regale su dinero. Si nadie entregara su dinero pronto todos los templos estarían libres de mercaderes.

Quiere escuchar algo, lo más cercano que puede haber a un dios sincero, justo y casi divino? Busque en Google a Baruch Spinoza, pensador holandés, tiene mejores respuestas que cualquier sacerdote o pastor y no le pedirá dinero.

Piense, no deje que le quiten su dinero aprovechándose de su miedo a la muerte.

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