El Mes Nacional de la Herencia Hispana en Estados Unidos se extiende desde el 15 de septiembre hasta el 15 de octubre. Comienza a mediados de mes, en coincidencia con la celebración en varios países latinoamericanos del aniversario de su independencia. Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua conmemoran su independencia el 15 de septiembre; México, el 16 de septiembre; y Chile, el 18 de septiembre. La celebración de la herencia hispana —que se instauró en 1968 como una festividad de solo una semana— coincide este año con la creciente crisis humanitaria que está ocurriendo a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México. Miles de personas llegan a diario a la frontera estadounidense en busca de asilo, pero se topan, en cambio, con alambres de púas, actos de hostilidad y detenciones. El copresentador de Democracy Now! Juan González ha denominado esta avalancha humana de migrantes como “la cosecha del imperio” y así ha titulado a uno de sus libros más destacados, que narra la historia de la comunidad latina en Estados Unidos. Las intervenciones coloniales del Gobierno de Estados Unidos en el extranjero constituyen un factor determinante en la migración de las personas que residen en los países afectados, ya que generan condiciones que las poblaciones sencillamente no pueden afrontar.
Un día antes de que comenzara este año el Mes Nacional de la Herencia Hispana, un juez federal de la ciudad de Austin ordenó al estado de Texas que retirara una barrera flotante de más de 300 metros de largo ubicada en el río Bravo, en las proximidades de la ciudad de Eagle Pass. La barrera, compuesta por una hilera de boyas anaranjadas de gran tamaño amarradas entre sí y separadas por hojas de sierra circular, representa el símbolo más reciente y quizás el más grotesco del movimiento antiinmigrante en Estados Unidos. Texas presentó un recurso de apelación y un tribunal federal de apelaciones suspendió temporalmente la orden del juez de primera instancia mientras se resuelve el caso, lo que permitió que la barrera permaneciera en su lugar. A principios de agosto se halló un cadáver atorado en un tramo de la barrera de boyas. La semana pasada, también se recuperaron dos cuerpos cerca de la barrera flotante, correspondientes a un adulto y a un niño de tres años que fallecieron ahogados.
La mayoría de los migrantes afrontan meses de travesías peligrosas incluso antes de alcanzar el cruce del río Bravo. Makel Alexander, un migrante venezolano, dijo a la agencia de noticias Reuters cerca de la frontera: “Queremos pasar [a Estados Unidos] por un mejor futuro, porque hemos pasado muchas trabas por el camino. Maltrato, hambre, sufrimiento, sol. Los niños ya están desgastados. […] Y vamos a hacer lo mejor para pasar [a Estados Unidos], para que nos vaya bien, ya que nuestro país ya se dañó”.
La historia de Makel se repite día tras día, a medida que millones de personas en el hemisferio occidental huyen de situaciones cada vez más peligrosas y apremiantes en sus países de origen.
En conversación con Democracy Now!, el congresista demócrata Jesús “Chuy” García expresó: “El intervencionismo que Estados Unidos ejerció a lo largo de la historia, las intervenciones militares y las sanciones que ha impuesto a algunos países de América Central, el Caribe y Sudamérica, además de la fallida guerra contra las drogas, son factores cruciales que están forzando el desplazamiento de personas y generando miseria. Estos factores también son responsables en gran medida de la violencia, la corrupción y la impunidad que asolan a Centroamérica y que están impactando cada vez más en Sudamérica, como sucede en Venezuela. Esa es la causa principal que está empujando a las personas a la desesperación. Estas personas llegan a Estados Unidos en busca de asilo y refugio; huyen de esas terribles consecuencias y arriesgan sus vidas para llegar aquí”.
García —el primer inmigrante mexicano elegido para desempeñarse en el Congreso como representante de un estado del Medio Oeste de Estados Unidos— ha pedido un mayor apoyo federal para Chicago ante la llegada de miles de migrantes a esa ciudad. Muchos de estos migrantes han sido trasladados en autobús por disposición de algunos líderes republicanos, como el gobernador de Texas, Greg Abbott, en el marco de una maniobra política cínica y posiblemente ilegal.
La actual afluencia de migrantes, como destacó el congresista Chuy García, está fuertemente ligada a las intervenciones que el Gobierno de Estados Unidos ha llevado a cabo a lo largo de muchas décadas. Entre ellas, las intervenciones militares en República Dominicana, Haití, Panamá y Granada; el respaldo al golpe de Estado de 1954 contra el presidente de Guatemala elegido democráticamente; y el posterior apoyo estadounidense a las sangrientas fuerzas militares y paramilitares en Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua durante la década de 1980. Las severas sanciones económicas impuestas por Estados Unidos a Cuba y Venezuela evocan la orden que el presidente Nixon dio a la CIA en 1970 para “hacer gritar a la economía” de Chile, como un primer paso del plan para derrocar al presidente Salvador Allende.
La comunidad latina ha desempeñado un papel fundamental en la historia de Estados Unidos, pero esta valiosa historia está bajo ataque. El año pasado, el Instituto Smithsoniano inauguró una exposición sobre la contribución de la comunidad latina al movimiento por los derechos civiles, que estaba siendo desarrollada para el futuro Museo Nacional del Latino Estadounidense. Sin embargo, la presión de grupos de derecha logró poner en pausa la exposición.
Felipe Hinojosa es profesor de historia de la Universidad de Baylor de Texas y uno de los curadores de la exposición que tuvo que ser pausada. Durante una entrevista con Democracy Now!, Hinojosa expresó: “Nuestra principal preocupación era asegurarnos de contar una historia verídica, una historia compleja y llena de matices sobre cómo las personas latinas han lidiado con su relación con Estados Unidos. […] La pregunta más abarcativa y general sobre quiénes somos como comunidad y cuál es nuestra relación con Estados Unidos fue una cuestión central para los activistas por los derechos civiles de la comunidad latina en las décadas de 1960 y 1970”.
La exhibición sobre los derechos civiles ha sido reemplazada por una que se centra en la música salsa.
En lugar de abrazar estas narrativas complejas, estamos observando un creciente movimiento que busca borrar la historia y reemplazarla con expresiones y lemas xenófobos. Este racismo solapado, apuntalado por boyas con hojas de sierra circular a lo largo de la frontera, representa un giro oscuro y peligroso en la historia del país. Convirtamos el Mes de la Herencia Hispana en una oportunidad para celebrar la diversidad y combatir el legado del racismo en Estados Unidos.