Por: Otto Martín Wolf
Todavía existen algunos que insisten en culpar a los Estados Unidos de todo lo malo que les sucede, aunque la mayoría de las veces tanto los individuos –como las naciones- somos los únicos responsables de nuestro destino.
Veamos el caso de Venezuela: Quién tiene la culpa por el total fracaso de su economía? Son acaso los Estados Unidos (como acostumbraba Chávez a quejarse y ahora Maduro, con mucho menos credibilidad?). Qué diablos tienen que ver los Estados Unidos si quien nacionaliza y vuelve improductiva las empresas es el propio gobierno venezolano?
Quién dilapidó los enormes recursos provenientes de la bonanza petrolera, cuando el barril llegó a 120 y más dólares?
Hay otros que insisten en el viejo tema de exigir “precios justos” para los productos. Nunca se dieron cuenta de que no existen tales precios justos, sólo precios de mercado.
Acaso, cuando sube el café (para bendición de Honduras) nosotros nos preocupamos por nuestros clientes y les ofrecemos precios justos?
En lo que se trata de imperio, en efecto los Estados Unidos son el imperio más grande que el mundo ha conocido.
Pero, a diferencia de todos los anteriores, es el único que no ha sido manejado por reyes, monarquías ni tiranos.
Desde el comienzo los cambios de mandatarios han sido por medios democráticos, ahí jamás se ha producido un golpe de estado, ni siquiera nunca ha habido un intento. Eso le ha dado al país un balance casi perfecto en el ejercicio del poder y, al mundo entero, un ejemplo de democracia y libertad.
Los Estados Unidos ha peleado incontables guerras, ganando la mayoría.
Y, en su carácter de vencedor, jamás estableció colonias, nunca se adueñó de territorios ajenos, no tomó esclavos ni saqueó las riquezas del perdedor. Nunca sus ejércitos saquearon o incendiaron ciudades, como siempre ha ocurrido con los vencedores.
Otros imperios en el pasado (romano, egipcio, británico, soviético, etc.) utilizaron la fuerza del vencedor para ultrajar o esclavizar al vencido.
Lo único que, a mi juicio, fue algo monstruoso se dio con las bombas atómicas lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, que ocasionaron centenares de miles muertes civiles.
Creo que en lugar de arrojarlas sobre ciudades debieron haberlas explotado sobre el mar, en zona despoblada, haciendo ver a los japoneses lo que les podía suceder si no se rendían.
Pero, habría que haber estado en los zapatos del Presidente Truman (quien dio la orden ejecutiva) para conocer todos los elementos que le hicieron tomar esa decisión.
En los Estados Unidos jamás ha habido un Hitler, un Mussolini, un ayatola fanático, un Stalin o un Castro, nunca han tenido un dictador loco o megalomaniático, de los que se han dado en casi todas las naciones del mundo.
En ese país inclusive un presidente (Nixon) se vio obligado a renunciar por haber abusado del poder y por algo que, en otros lugares, ni siquiera sería tomado en cuenta.
No podemos culparlos de nuestros males, ellos son una gran potencia que tiene que defender sus intereses, a sus empresas y a sus ciudadanos, igual que debemos hacerlo nosotros con los nuestros.
Nunca vamos a ser como ellos, nunca tendremos su poderío; pero sí podemos ser iguales en orden y patriotismo, en dignidad y, sobre todo, en respeto a la ley.