Más de una vez hemos escuchado a nuestros abuelos y abuelas recetar lo mismo para casi todos los males: manzanilla y, de paso, una frotadita con mentol.
Si tenemos un resfriado, problemas en las vías respiratorias, malestar estomacal, para el cuidado de la piel y el cabello, etc., la manzanilla es la respuesta.
La manzanilla es a la medicina alternativa lo que el golpe de Estado y la narcodictadura es al actual gobierno.
Para crisis económicas, energéticas, sanitarias, educativas, desempleo, inseguridad, falta de inversión, atentados contra los Derechos Humanos, ingobernabilidad, entre otros: el golpe de Estado y la narcodictadura son las respuestas.
Para darme a entender, no se trata de olvidar y perdonar las muertes y miseria causada; tampoco se debe desconocer que estos hechos siguen impactando en la falta de oportunidades y afectando la calidad de vida de las y los hondureños.
Pero ese «ni olvido ni perdón» no debe ser la cadena que nos ata a justificar en lugar de accionar; a criticar en vez de proponer y actuar; a generar cambios y no quedarnos viendo cómo el pasado sigue dejándonos sin futuro.
Si bien es cierto que el partido es para militantes y activistas, el gobierno debe ser para cada hondureño y hondureña, y lo que se espera es que las energías que se «gastan» en atacar a quienes critican se «inviertan» en combatir flagelos como la corrupción y la impunidad, que son los que nos postergan y arrebatan las oportunidades.
¡Aún hay tiempo! A un año y medio, todavía es posible gobernar en vez de lamentar, avanzar en el cumplimiento del plan de gobierno dando prioridad a las cláusulas que nacieron del clamor popular en la cuna de un partido político que aprendió a caminar en las calles, a correr en medio de luchas y a conquistar el poder por la vía democrática.
Las consignas se deben mantener, pero para todas y todos. La lucha ya no es contra opositores, la lucha ahora es integral y territorial. ¡Es hora de responderle al pueblo, y no de pelear en redes sociales! ¡Es hora de cumplir!
Urgimos de un gobierno inclusivo (empezando por no sectorizar a la población), inclusivo en accesos, oportunidades, en salud y educación de calidad.
Necesitamos una gestión que retribuya con leyes las luchas de las compañeras y compañeros defensores de derechos humanos.
Un gobierno que golpee al feminicida, que destierre a los explotadores de nuestros recursos naturales y que avance hombro a hombro hacia la igualdad y equidad.
Demandamos la refundación de la salud, para que sea más humanitaria y menos monetaria. Trabajemos por una Honduras pluralista y narcofóbica.
Para reflexionar…
Entre tanta «guerra» de redes sociales, en donde ya ni se identifican los bandos, se empiezan a vislumbrar operaciones tácticas y a agregar un ingrediente al remedio casero, pues la clásica respuesta trillada (la milagrosa manzanilla) se combinó con «Melito», quien viene a ser el ungüento con mentol. ¿Durará la efervescencia?
