Tegucigalpa – El descubrimiento de la civilización perdida en La Mosquitia, conocida como “Ciudad Blanca”, y el plasmarla en el libro “The Lost City of The Monkey God” (La Ciudad Perdida del Dios Mono) es una “historia positiva para Honduras”, dijo el autor de la obra Douglas Preston, ya que se presenta una “cara desconocida” de la nación en Estados Unidos.
+ El escritor Douglas Preston dijo que Honduras tiene una nueva cara en Estados Unidos, ya que la historia fascina a los estadounidenses e impacta positivamente al país.
Recordó que la historia sobre la “Ciudad Blanca” inició en 1526 cuando Hernán Cortés escribió al rey español Carlos V sobre la existencia de una civilización indígena al interior de lo que hoy conocemos como La Mosquitia.
A partir de ahí comenzó a tejerse la leyenda sobre la “Ciudad Blanca” que durante siglos se mantuvo entre exploradores, historiadores, antropólogos y otras figuras de la academia, admite el laureado escritor.
“The Lost City of The Monkey God” de Preston se mantuvo durante una semana en el primer lugar de best seller del diario The New York Times y actualmente está en el top ten de los libros más vendidos en Estados Unidos.
Por su lado Steve Elkins, el productor del documental sobre la exploración en la selva, dijo que comenzó a trabajar desde 2010 en el proyecto con la nueva tecnología Lidar a fin de encontrar la ciudad perdida y sus vestigios.
Elkins indicó que lograron mapear la zona y utilizando satélites ubicaron las zonas y luego utilizaron la nueva tecnología Lidar (Ligth Detection and Ranging). Con la tecnología se enviaban laser a las copas de los árboles que podían penetrar hasta el subsuelo y ello permitió encontrar los vestigios de la civilización perdida de la que tanto se habló por más de 500 años.
Elkins dijo que en realidad se encontraron dos ciudades o centros urbanos y lo bueno para Honduras es que ahora le decimos al mundo donde se encuentran.
Dijo que lo encontrado tras la expedición realizada después con un grupo de expertos antropólogos, botánicos, militares y otros “supero todas nuestras expectativas”, ya que encontramos bosques muy tupidos y ecológicamente la zona es muy especial y puede convertirse en uno de los principales tesoros.
Tanto Preston como Elkins señalaron que la empresa de explorar La Mosquitia era cara, “difícil y muy peligrosa”, ya que habían como arenas movedizas (suampos) que podían hacer que las personas de la exploración fueran “tragadas” o bien por los insector y serpientes venenosas que abundan en la zona.
Señalaron que muchos miembros del equipo sufrieron de Leishmianasis y tuvieron que ser atendidos por los médicos.
Elkins destacó el trabajo de los equipos norteamericanos y hondureños, ya que técnicos del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), así como los militares que ayudaron con el transporte, fue fundamental para lograr el descubrimiento de la ciudad perdida,.
Recordó que también son importantes las actividades de las comunidades indígenas de las zonas. Los Pech, Tawahcas, misquitos y otros. Destacaron los trabajos del doctor Enrique Aguilar Paz, así como del campesino indígena Timoteo Rosales.
El escritor Preston dijo que los trabajos revelaron que eran ciudades muy grandes e recordó que el sitio conocido como T3 era del tamaño de Copán, au8nque más extendida, con pirámides, plazas, sistemas de irrigación y otros.
Pero lo que les llamó la atención era la Cabeza del Jaguar con sus dientes saliendo de la pirámide lo que más les impresionó, ya que había más y eso evidencia que apenas es el inicio.
Indicó que todavía queda mucho trabajo por hacer y que se necesitarán más trabajos y exploraciones para conocer todo lo que había en La Mosquitia y sus zonas.
Apenas conocemos que tenían intercambios con los mayas, pero sabemos que no son mayas los pobladores de la ciudad perdida.
El hondureño Juan Carlos Álvarez, que formó parte de los trabajos de exploración, tuvo a su cargo operar la tecnología Lidar y fue clave en el trabajo.
Indicó Alvares que lo visto en los medios “solo es la punta del iceberg” de lo que hay en La Mosquitia. Pero se mostró convencido que lo “descubrimientos más significativos vendrán con el tiempo”.
Elkins dijo que apenas cubrieron 144 kilómetros cuadrados en las tres zonas identificadas, reiterando que explorar es “extremadamente caro, difícil y peligroso”.
Por su lado Preston insistió que La Mosquitia es una de las zonas más peligrosas del mundo, infestadas de animales peligrosos. Dijo que había muchos monos que nunca habían visto seres humanos, igual ocurría con serpientes y otros.
“Este no es un lugar muy amistoso, no éramos bienvenidos” en el ecosistema de La Mosquitia, es un sitio “muy peligroso”, señaló el escritor Preston.
Costos
Los participantes de la exploración señalaron que a nivel privado se gastó 1.6 millones de dólares, pero no se conoce lo aportado por el gobierno hondureño por el transporte y presencia de técnicos del IHAH y de los militares.
Elkins dijo que “este tipo de exploración cuesta mucho dinero”.