Recuerdo que a los 5 o 6 años (1977-78), recién abiertas las cuevas de Taulabé al público, se nos contaba sobre una historia fantástica de un tesoro escondido en las mismas. Éste era producto de la acción de un paracaidista misterioso, que había descendido y ocultado el dinero. Y que con mucho detenimiento o cuidado alguien algún día lo encontraría.
Esta es mi primera memoria de uno de los hechos más curiosos acaecidos en Honduras en los 1970s: el caso del aeropirata Frederick Hahneman.
Nació en Puerto Castilla en 1922, y la familia (su mama era hondureña, de apellido Ordóñez) posteriormente radicaba en Tela -movimientos convencionales para las familias que vivían de la actividad bananera-.
Mi mamá me cuenta que la familia vivía contiguo a su escuela (el edificio anaranjado de Telamar), y tiene un amplio recuerdo de ellos. Hahneman se fue para participar en la Segunda Guerra Mundial, y posteriormente formó una vida y una familia en Pensilvania, Estados Unidos.
En 1972 decidió secuestrar un avión comercial, dejó a los pasajeros en libertad y llevó de rehenes a los miembros de la tripulación; solo los dejaría libres hasta que se le pagase, de parte de la aerolínea, la cantidad de 300,000 USD (equivalente a unos US$5 millones actuales).
Al lograrlo, hizo que la misma aeronave sobrevolara Honduras, en la zona de Tela, donde realizó un salto en paracaídas llevando el rescate.
Aparentemente, el plan hubiese incluido no ser identificado. Sólo de esta forma se explicaría caer en Honduras. Cuando su identidad fue descubierta, se hizo una muy publicitada búsqueda, incluyendo ofrecimientos de recompensa por todo el país. Él se fue a San Pedro Sula, donde estuvo visitando a su mamá, que para estas fechas ya vivía en esta ciudad. después fue convencido de que era imposible esconderse y se entregó a las autoridades de Estados Unidos en su embajada. Esto evitó un proceso judicial de extradición, que no hubiese sido legal en esa fecha, ya que él se pudo haber acogido a su nacionalidad hondureña.
Nunca se logró esclarecer su motivación. Este es uno de los varios misterios de este caso. ¿Qué haría creer a alguien que podría cometer un delito tan espectacularmente público y seguir en el anonimato? ¿Porque alguien con una vida hecha, familia establecida, y arraigo de décadas la descartaría tan casualmente? ¿Qué planeaba hacer con el dinero? Nunca contestó estas y otras preguntas, ya que aún después de salir libre de la cárcel en 1991, se mantuvo en la invisibilidad y hasta perdió contacto con su familia.
Mi teoría es que lo hizo por impulso, motivado por el aburrimiento con su vida, observando algunos ejemplos anteriores, y el deseo de hacer algo extraordinario.
Lo más misterioso es lo del dinero, el cual se supone fue recuperado. Sin embargo, este no fue entregado al momento de su presentación, y nunca se aclaró dónde había estado almacenado. Considerando que la declaración de que fue recuperado fue hecha por la aerolínea, y no las autoridades, pudo haber jugado un papel la intención de disuadir otros casos similares al negar el éxito del robo. Por eso quedó en el imaginario colectivo una serie de teorías sobre quién se pudo haber apropiado de este dinero, o si continúa escondido.
Todos estos misterios, y lo espectacular del incidente, hacen que esta historia sea interesante de permanecer en la memoria colectiva. Aunque no le causó físico daño a ninguna persona, no encontramos ningún elemento didáctico o de edificación, más que asombrarse sobre el tipo de locuras que pueden hacer las personas. Que descanse en la paz que no tuvo en vida.
Fuentes:
https://en.wikipedia.org/wiki/Frederick_Hahneman
https://www.newspapers.com/article/the-miami-herald-honduras-hijacker-named/154341534
https://www.newspapers.com/article/the-morning-call-a-b-e-hijacker-who-para/154339957