El aceite que mueve la máquina

Por: Julio Raudales
Nunca se podrá valorar lo suficiente la importancia del dinero para generar orden, certidumbre y efectividad en las relaciones económicas de la sociedad.

“Es el aceite que garantiza la eficiencia en el funcionamiento del motor de la economía”, decía Keynes en su libro seminal “Teoría General del Interés, el Trabajo y el Dinero” y es cierto. Su uso como unidad de cuenta, generador de riqueza y sobre todo como medio de cambio, es tan antiguo como la cultura y el lenguaje en la especie humana, de tal modo que no existe en la actualidad un solo rincón en el mundo en que no juegue un papel central en las relaciones sociales.
Pero como en toda actividad material, el dinero también tiene un mercado, es decir, la gente debe elegir entre cargar alguna cantidad en su billetera y tarjeta bancaria para utilizarlo cuando necesite hacer compras o ahorrar para sus proyectos futuros, por tanto, hay una demanda cuantificable de dinero. También hay una oferta de dinero, la cual está determinada por los billetes, monedas, tarjetas de debito y crédito que el Banco Central y los bancos privados calculan que es conveniente poner a circular para facilitar las transacciones.
Cuando ésta oferta coincide con la demanda, encontramos su precio y a este se le conoce como “tasa de interés real”.
Los bancos juegan un papel fundamental en toda esta novela. Ellos guardan el dinero que las personas les confían, pero además lo utilizan para financiar proyectos de inversión que los empresarios necesitan para apalancar sus negocios. También utilizan ese dinero para prestarlo a personas naturales que requieren de fondos para sus necesidades diarias. Así, los bancos eligen a quienes prestarán los recursos que los ahorrantes les confían. El precio que los bancos cobran por prestar estos servicios financieros, se llama “tasa de interés nominal”.
Traigo esto a colación, debido a que en los últimos días el Presidente ha hecho un vehemente llamado a los bancos para que bajen la tasa de interés, en especial a los pequeños empresarios, ya que ello estimularía la actividad económica, tan necesaria para mejorar los ingresos y las condiciones de vida de los sectores más necesitados. En efecto, una tasa de interés nominal baja, provee a los agentes económicos el estímulo necesario para que haya más transacciones y por tanto mayor inversión, lo cual mejora las posibilidades de empleo e ingresos para las personas.
De lo anterior debo rescatar el legítimo deseo del gobernante de que los agentes económicos flexibilicen sus acciones. Sin embargo, es necesario recordar a quien corresponda –en este caso a las autoridades del Gabinete Económico- que la tasa de interés, así como cualquier otro macroprecio, no puede ser fijada artificialmente, es decir, por la voluntad de una persona, aun si se trata del Presidente o cualquier otra autoridad. Es necesario que se cumplan algunos elementos institucionales y de mercado que viabilicen una baja en el precio del dinero.
El primer determinante es el acceso a información adecuada a los agentes económicos, de forma que puedan tomar mejores decisiones sobre cómo gastar y cuanto dinero requerir. La Comisión Nacional de Bancos y Seguros debería contribuir a facilitar el flujo de la misma, de manera que el mercado sea más competitivo. Nuestro sistema financiero ha tenido a lo largo de su historia muchos incentivos para tener un comportamiento oligopólico. En la medida en que la información y la regulación mejoren, los demandantes y oferentes de recursos tendrán un acceso más eficaz al mercado.
Otro factor es la confianza. Técnicamente a esto se lo conoce como prima por riesgo y es la suma de la inflación y devaluación esperadas, así como otros factores ligados a la seguridad y gobernabilidad. Si los bancos no tienen mucha confianza en que los prestamos que hagan serán rembolsados, cobrarán un monto extra para cubrir dicho peligro. Es necesario que las autoridades trabajen en la reducción es este factor nocivo para la economía.
Hay un elemento adicional y son los costos operativos del sistema. Para el caso de Honduras, estos son bastante elevados debido a que el sector financiero es muy intensivo en trabajo, es decir, hay aun muchas agencias con una cantidad importante de trabajadores que cobran un salario y adquieren derechos laborales lo que encarece la administración. También es caro el alquiler y la seguridad en los edificios. Esto podría superarse fácilmente si los banqueros sustituyen personal por tecnología (más agencias virtuales y menos trabajadores), pero generarían desempleo debido a la frágil estructura del mercado laboral. 
 
Por lo anterior, no será fácil lograr que el mercado “obedezca” el mandato del Presidente. Será necesario tomar algunas medidas de política que generen los incentivos adecuados para que las fuerzas del mercado actúen para el bien de nuestra ciudadanía.
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