En un comunicado, el director de Redacción del diario, Otavio Frías Filho, admitió que «el uso de la expresión ‘ditabranda’ (dictablanda) fue un error. El término tiene una connotación que choca y que no representa la gravedad del asunto. Todas las dictaduras son igualmente abominables».
Frías Filho, sin embargo, señaló que «desde el punto de vista histórico» la dictadura brasileña, «con toda su truculencia, fue menos represiva que sus congéneres argentina, uruguaya y chilena o que la dictadura cubana, de izquierda, con la cual simpatizan (los manifestantes)».
Varios lectores enviaron cartas de protesta, que fueron publicadas, y Folha emitió una respuesta en la que pidió igual actitud en la crítica a las dictaduras de izquierda.
Las protestas del sábado pidieron que los responsables del artículo se retractaran «de rodillas» en una plaza pública y contaron con un memorando de repudio al editorial firmado por 7.000 personas, entre ellas intelectuales como el centenario arquitecto Oscar Niemeyer y el compositor y escritor Chico Buarque.