Por: Otto Martín Wolf
Como siempre, cargado del más alegre espíritu navideño (aunque con la billetera no muy cargada y las tarjetas súper súper cargadas) me dirigí a una de las principales tiendas por departamento con el fin de aprovecharme de las fabulosas ofertas que anunciaba y economizarme mucho, mucho dinero.
Me llamó especialmente la atención un anuncio que decía “50% en toda la tienda”; qué más podía desear? Con la mitad del dinero compraría el doble!
El primer desengaño lo tuve al darme cuenta de que los precios sobre los cuales se aplicaría el descuento estaban más altos que antes de iniciarse la temporada. Es decir, primero suben los precios para luego bajarlos, el viejo truco conocido como “El Subibaja”.
Pero, aun así –me dije- siempre un cincuenta por ciento es un cincuenta por ciento. Empecé a recorrer la tienda –en medio de la locura de miles de esperanzados compradores que, como yo, trataban de hacer rendir el dinero- fue entonces que me llevé el desengaño mayor.
Resulta que, si bien era cierto había 50% de descuento por toda la tienda, éste no era en todos los artículos, sólo algunos selectos. Es decir, por aquí y por allá (por toda la tienda) había artículos con descuento, pero el anuncio estaba maliciosamente planeado para que se prestara a la confusión, para que hiciera pensar que todo en la tienda estaba al 50%.
Y, para desgracia mía (y creo que de muchos otros) los que estaban en descuento no eran ni los mejores ni tampoco los que yo deseaba comprar, más bien me pareció que eran aquellos de los cuales la tienda deseaba librarse (en otras partes llamados churros).
En los Estados Unidos existe la llamada “Ley de descuentos justos” que obliga a los comerciantes a respetar cierto código de ofertas que, entre otras cosas, establece que los precios de referencia, sobre los cuales se aplica el descuento, hayan sido los mismos durante los últimos tres meses. Es decir, no se puede subir el precio una semana antes para “bajarlo” a los pocos días en una supuesta oferta. Grandes casas comerciales como “Maci’s”, “Sears” y otras han recibido multas millonarias por publicidad engañosa.
No compré nada, como venganza por el engaño me fui a otro almacén donde ofrecían un tipo diferente de descuentos. Resulta que los artículos sí, realmente estaban más baratos, todos pero… pero ese precio sólo era al crédito, si deseaba pagarlo de contado el costo era otro, desde luego mucho más alto.
Qué clase de oferta es esa? Generalmente cuando se trata de ventas de contado los precios tienden a ser menores, pero no ahí, en ese lugar venden lo que yo llamo barato/carísimo. Cuál es el truco? Los intereses!
Venden barato, pero sólo al crédito y con intereses altísimos, así que la utilidad está en el financiamiento; son prestamistas (casi agiotistas) disfrazados de comerciantes, por lo que realmente uno termina pagando muchísimo más: el artículo sale mucho más caro.
El precio debería ser el mismo sin importar la forma de pago, si se compra de contado bien y si uno decide tomarlo al crédito pues ahí sí… a entregar la sangre!
Algún día (el año tres mil no está tan largo) se hará algún tipo de regulación que obligue al anunciante a respetar las ofertas y el sentido de las mismas.
También algún día el anunciante se dará cuenta que la gente descubre rápidamente la llamada “publicidad engañosa”.
En las ofertas, como en todo, ser sincero paga.