La Federación Nacional de Ganaderos y Agricultores de Honduras, FENAGH, recientemente eligió nuevos directivos. Su presidente, Ingeniero Héctor Ferreira Sabillón, plantea tres prioridades:
- Financiamiento
- Cambio climático
- Levantar autoestima de productores para competir en los mercados.
En 2023 entrarán libres los productos incluidos conforme al calendario de la lista de desgravación de subpartidas arancelarias negociadas por Honduras en el CAFTA-RD.
El último censo nacional agropecuario de Honduras se refiere al año 1993. Durante 30 años, la ausencia de estadísticas censales ha afectado el conocimiento detallado de la actividad económica más importante del país en términos de generación de empleo, producto interno bruto sectorial ampliado y exportaciones. También dificulta la formulación de políticas, proyectos y programas para impulsar su crecimiento y desarrollo.
El contexto que enfrenta la agricultura hondureña se observa cargado de retos que efectivamente requieren de esfuerzos que quizá nunca se habían conjugado para enfrentar la amenaza inminente a esta actividad económica. Y desde luego, precisa iniciar en algún punto con la facilitación del gobierno.
La lista de retos abarca sin ser exhaustiva:
- El impacto de la crisis inflacionaria mundial provocado primero por la pandemia de COVID-19 y la irrupción en las cadenas de valor a nivel mundial y luego por el conflicto Rusia-Ucrania que no da visos de resolverse pronto después de rebasado un año.
- La amenaza de una recesión mundial con raíces en el tema sanitario (2020), bélico (2022) y ahora exacerbado por crisis financiera (2023) de importantes bancos internacionales.
- El resurgimiento de plagas y enfermedades de carácter sanitario (fitosanitario y zoosanitario) así como de males nuevos unos (viruela del simio) y otros que se creían erradicados como la tuberculosis y poliomielitis.
- La inclinación política-ideológica a nivel internacional a la que Honduras se está integrando que atenta contra el crecimiento económico por dar paso a medidas populistas que desaniman el clima de negocios.
- La escasez de mano de obra agrícola por la continua emigración que continúa y arreciará en la medida que se deterioren rápidamente las condiciones económicas y sociales de Honduras.
- La decisión política de sustituir socios económicos y comerciales de Honduras, sin demostrar la mejora costo/beneficio de tales decisiones y provocando ajustes inesperados y la búsqueda de nuevos mercados.
- La amenaza de los efectos de los desastres del cambio climático frente a la desidia y negligencia pública de adoptar las apropiadas medidas de previsión y mitigación.
- La nula preocupación por atender la ciencia y tecnología evidenciada por la ausencia de partidas identificables al respecto dentro del presupuesto nacional de la República 2023.
- La intención de elevar ingresos fiscales en condiciones adversas sobre los agentes económicos, sin especificar el destino que se dará a ingresos que, en condiciones económicamente deterioradas, dudosamente incrementarán.
- La complacencia generalizada para proceder a detener las amenazas a la seguridad jurídica y ciudadana, que aumentan el riesgo a la agricultura que intrínsecamente es de naturaleza arriesgada.
Los desafíos actuales de la agricultura hondureña van mucho más allá de sus connotaciones económicas; constituyen una tarea suprema y de atención urgente. La carestía de productos agrícolas y su vinculación con la alimentación, la salud y el bienestar en general de la población hondureña debe ser un asunto de apropiado tratamiento por parte de la sociedad hondureña y fundamentalmente por aquellos responsables de adoptar las decisiones necesarias.