Tegucigalpa – El cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez, cuestionó este domingo durante la homilía celebrada en la iglesia catedral San Miguel Arcángel de esta capital, que nos acostumbremos en el país a cada semana haya muertes violentas, por lo que pidió a los hechores de esos crímenes “¡dejen de matar!”.
-El religioso también criticó la impunidad con la que viven los que masacran con la lengua, con la calumnia y con la difamación.
“Nadie le puede quitar la vida y los que matan están yendo contra Dios y lo peor es que nos acostumbremos en nuestra Honduras a que cada semana haya muertos, por la violencia, por el crimen, no nos podemos acostumbrar a eso y tenemos que condenarlo siempre”, manifestó el purpurado.
En ese sentido, rogó porque la palabra de Dios toque esos corazones para que dejen de matar, para que entiendan que son otros Caínes matando a sus hermanos y que la sangre de esos hermanos clama ante el cielo.
“No es posible la indiferencia, es peor la indiferencia que el odio, no podemos ser indiferentes y lo que Dios ama, no puede terminar, no puede tener fin, en este tiempo sí, pero el amor de Dios es eterno, es para siempre y nuestra vida no puede tener fin como no puede tener fin el amor de Dios hacia nosotros”, agregó.
Acotó que la muerte, el día que acaba la condición biológica, no puede extinguir la vida que viene de Dios y solo la experiencia del amor puede hacer entender la resurrección.
Precisamente, la homilía del cardenal Rodríguez con ocasión del Día de los Santos y el Día de los Difuntos, se refirió al tema de la resurrección por lo que aludió la primera lectura que se refiere a un conmovedor relato de una madre de siete hijos macabeos que fueron martirizados por su fe y todos murieron con valentía.
El prelado aludió al papa Francisco quien ha referido que este siglo XXI también ha comenzado como uno de los siglos donde más se han martirizado a los fieles católicos.
Ejemplificó los casos de las religiosas de la Madre Santa Teresa de Calcuta, los monjes contemplativos martirizados en Argelia, aquí en América, en México donde recientemente han asesinado a dos sacerdotes, en Argentina donde no sólo mataron a un sacerdote sino que colgaron su cadáver en la iglesia de espaldas a Cristo, lo que calificó como un odio a la fe, como el odio que tenía aquel rey impío que llegó a martirizar a los siete hermanos macabeos por su fe como ocurrió con un sacerdote francés que fue apuñado en el altar celebrando la misa.
“Nos dice el Señor, tendrán persecuciones, pero no teman que yo estoy con ustedes todos los días y a otros que nos masacran con la lengua, que nos masacran con la calumnia, nos masacran con la difamación, ellos están impunes como si han hecho alguna cosa buena, se les olvida el evangelio donde dice que hasta de una palabra ociosa tendrán que darle cuenta a Dios”, señaló el líder religioso.