¿Se acuerda usted de lo que estaba haciendo hace exactamente un año? Yo si. era viernes y en la UNAH habíamos dado con éxito el primer paso hacia la convocatoria al gran Encuentro Nacional por Honduras (ENAH).
A eso de las 5 de la tarde de aquel 6 de marzo terminamos un Foro de dos días con mas de 1500 personas, entre estudiantes, maestros, representantes de organizaciones ciudadanas y cooperantes internacionales, para darle al país, una propuesta de desarrollo integral y participativa, de modo que por fin podamos salir del letargo social en que nos encontramos desde hace 200 años.
Recuerdo que me llamaron de urgencia a una reunión de autoridades universitarias. Debíamos tratar el tema de la amenazante enfermedad mundial que ya se cernía sobre el país. El Rector Francisco Herrera, un experimentado patólogo, convocó a un selecto grupo de mujeres y hombres de ciencia, entre ellos infectólogos, salubristas, neumólogos, microbiólogos, virólogos, pero también sociólogos, economistas, sicólogos, trabajadores sociales, etc, quienes de inmediato comenzaron a analizar la situación y a hacer propuestas concretas.
El Alma Mater fue la primera organización nacional en declarar emergencia por la COVID-19 una semana antes que el gobierno; también suspendió actividades lectivas de forma presencial, abriendo la brecha al resto del sistema educativo, para la instauración de actividades virtuales.
Unos días después de la declaratoria oficial de confinamiento, reveló el primer estudio sobre el posible impacto de la enfermedad en la salud de la ciudadanía y en abril hizo la primera propuesta integral para el control de la pandemia, sin afectar la economía. A lo largo de todo el distópico 2020, diversos centros de investigación, escuelas, departamentos y asociaciones, han colaborado con su esfuerzo, para hacer frente a terrible situación que enfrentamos. Ayer fue anunciada en diversos medios de comunicación, la esperanzadora nueva de que, gracias a los esfuerzos del Grupo COVID-19 de la UNAH, se logró acordar la compra de 4.2 millones de vacunas Sputnik V al gobierno ruso.
Lo anterior muestra cómo, cuando se usa la razón como principio básico de empuje al desarrollo, los seres humanos podemos alcanzar el bienestar sostenible. Bien lo dice Steven Pinker en su libro “Enlightenment Now” o En defensa de la Ilustración: “El progreso sin humanismo es retroceso” Rescatar los valores menoscabados de la ciencia y el conocimiento como guía de la acción humana, debe ser siempre la divisa de la gente si es que deseamos convivir adecuadamente con la naturaleza.
Pero ¿Qué es la Ilustración? ¡Por qué es vital que en nuestro país asumamos con humildad, la guía que el pensamiento científico puede darnos para salir adelante? En un ensayo de 1784 con esa pregunta como título, Immanuel Kant respondía a estas preguntas: La ilustración es “la salida de la humanidad de su autoculpable inmadurez”, su “perezosa y cobarde” sumisión a los “dogmas y fórmulas” de las autoridades religiosas o políticas.
El lema de la Ilustración, proclamaba Kant, es: “¡Atrévete a saber!”, y su demanda fundamental es la libertad de pensamiento y de expresión. “Una época no puede establecer un pacto que evite que las épocas subsiguientes amplíen sus ideas, acrecienten sus conocimientos y purguen sus errores. Eso supondría un crimen contra la naturaleza humana, cuyo auténtico destino reside precisamente en semejante progreso”.
Con todo y los enormes limitantes que como sociedad tenemos, se debe reconocer el aporte de este equipo comprometido de científicos y científicas de la UNAH en esta coyuntura. Me atrevería a decir, sin temor a equivocarme, que ellos han sido la luz que ha guiado a esta entenebrecida sociedad cuyo registro de víctimas inocentes y tiranizadas por el ejército de inútiles que la gobierna. Está claro que, si se hubiese hecho caso desde el comienzo de los consejos aportados por la academia, probablemente tendríamos otra realidad.
Está claro que los científicos han hecho su tarea. En palabras de Yuvad Harari, son los políticos quienes quedaron en deuda al manejar la crisis. Ojalá y en Honduras aprovechemos el estertor y el suplicio vivido durante el último año, para revertir estos dos siglos de atraso y, de la mano con la ciencia, podamos enrumbarnos socialmente hacia el desarrollo y la prosperidad general.