Tegucigalpa – Desde niño, soñaba con estudiar y superarse, aunque sabía que el camino no sería fácil. Para llegar a la escuela, caminaba hasta tres horas todos los días, durante seis años. Lo hacía con esperanza en el corazón y, muchas veces, alumbrado apenas con un candil.
– Danilo Hernández Gómez nació en una pequeña aldea de Colomoncagua, en el departamento de Intibucá, Honduras.
Es el caso de Danilo Hernández, quien pese a las dificultades, nunca se rindió. Su amor por el conocimiento y el apoyo de su familia lo mantuvieron firme. “Cada kilómetro recorrido alimentaba mi esperanza de un futuro mejor”, dijo, recordando aquellos días en que la educación parecía una meta lejana pero alcanzable.
Con el tiempo, se formó como periodista y pedagogo, y obtuvo un posgrado en Recursos Humanos. Ya viviendo en el norte del país, supo que era momento de dar un paso más grande. Se postuló para estudiar un máster en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Salamanca, España, y fue uno de los 30 seleccionados entre muchos aspirantes.

Llegar a Salamanca fue un sueño hecho realidad. Danilo compartió clases con jóvenes de diferentes países y enfrentó un exigente proceso académico. A pesar de estar lejos de casa, nunca se sintió solo del todo, gracias a la fuerza interior que había construido desde niño y al cariño de su familia, que siempre lo acompañó a la distancia.
“Mi familia es lo más importante en mi vida. Sin ellos, no habría logrado nada de esto”, expresa con gratitud. En cada logro, Danilo reconoce el valor del apoyo familiar y la importancia de tener personas que crean en uno, incluso cuando las circunstancias son difíciles.
Ahora que ha culminado sus estudios, Danilo piensa regresar a Honduras. Tiene claro que quiere seguir creciendo y, al mismo tiempo, ayudar a otros. Su plan es trabajar en medios de comunicación y apoyar a jóvenes que, como él, sueñan con cambiar sus vidas a través de la educación.

Danilo quiere ser un ejemplo vivo de que no importa de dónde vengas, sino hacia dónde te diriges. “Deseo que más jóvenes hondureños conviertan cada reto, la falta de recursos o el miedo, en el impulso que los haga avanzar. Confíen en su talento, cultiven sus sueños con esfuerzo, actitud y apóyense en quienes creen en ustedes”, expresó con firmeza.
Su historia inspira. Desde una aldea en las montañas de Intibucá hasta las aulas de una de las universidades más antiguas de Europa, Danilo demuestra que con determinación, disciplina y fe, los sueños sí se pueden cumplir. PD