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De Alabama a Florida, la lucha por el derecho al voto continúa en Estados Unidos

Amy Goodman

En mayo de 1901, 150 hombres blancos se reunieron en la ciudad de Montgomery para reescribir la Constitución del estado de Alabama. Estos hombres eligieron a John Knox, un destacado abogado, para presidir la convención. En su discurso de apertura, Knox expresó: “¿Qué es lo que queremos hacer? Establecer la supremacía blanca en este estado […]; debemos establecerla por ley, no por la fuerza o el fraude”. Y añadió: “Proteger la sacralidad del voto en cada rincón del estado es nuestro deber supremo”. La nueva Constitución del estado legitimó y estableció un marco formal para el racismo al que estaban sometidas las personas negras de Alabama, al privarlas del derecho al voto y endurecer aún más las leyes segregacionistas de Jim Crow.

En Alabama se gestaron muchos de los mayores logros del movimiento por los derechos civiles. La Ley del Derecho al Voto de 1965 fue promulgada pocos meses después de la histórica marcha por los derechos electorales que tuvo lugar desde la ciudad de Selma hasta Montgomery, capital de Alabama, ese mismo año. El 80% de la población del condado de Lowndes, Alabama, era negra y, sin embargo, ni uno solo de los residentes negros del condado estaba inscrito en los padrones electorales. El pasado noviembre, más de 120 años después de la ratificación en 1901 de la Constitución racista de Alabama, los ciudadanos finalmente la modificaron.

Sin embargo, en la actualidad, tanto las supermayorías blancas que controlan las dos cámaras de la legislatura de Alabama, así como la gobernadora republicana Kay Ivey, quien también es blanca, continúan quitando representación electoral a la comunidad negra.

La redistribución con sesgo racial de los distritos electorales congresuales de Alabama fue una de las estratagemas que se llevaron a cabo en ese sentido. En 2021, los legisladores de Alabama rediseñaron el mapa de los distritos electorales congresuales del estado, manipulando la demarcación de los distritos de manera tal de reducir a un solo distrito lo que originalmente deberían haber sido dos distritos congresuales de mayoría negra. Organizaciones de defensa de los derechos civiles y electorales presentaron una demanda, y un tribunal federal rechazó el nuevo mapa congresual y determinó que éste violaba la Ley del Derecho al Voto. La Corte Suprema de Estados Unidos dio la razón al tribunal y ordenó que se rediseñara el mapa. La legislatura del estado elaboró un nuevo mapa, pero desafió la orden del máximo tribunal estadounidense y mantuvo un solo distrito electoral de mayoría de población negra.

Este segundo mapa manipulado fue rechazado de nuevo, esta vez por un panel de tres jueces federales, dos de los cuales fueron designados por Trump. En su fallo, los jueces se declararon “profundamente preocupados” por el hecho de que los legisladores hubieran desafiado la autoridad de la Corte y dispusieron que un árbitro designado por el tribunal —conocido como “maestro especial”— y un cartógrafo trazaran el nuevo mapa que Alabama deberá utilizar para las próximas elecciones presidenciales de 2024.

En todo el sur de Estados Unidos se están librando batallas judiciales similares para preservar el derecho al voto de la población negra y se han interpuesto demandas en los estados de Georgia, Tennessee, Luisiana y Florida. El gobernador de Florida y precandidato presidencial del Partido Republicano, Ron DeSantis, vetó el mapa más reciente elaborado por la legislatura del estado y forzó la adopción de uno que él mismo impulsó. Un juez rechazó el mapa propuesto por DeSantis por considerar que este había sido manipulado con sesgo racial.

El obispo William Barber, fundador y director del Centro de Teología Pública y Políticas Públicas de la Escuela de la Divinidad de la Universidad de Yale, dijo a Democracy Now!: “DeSantis y quienes lo apoyan no quieren hablar de lo que verdaderamente está pasando [en Florida]. Por eso redistribuyen los distritos electorales de manera ilegal. […] Las estrategias racistas que restringen la participación electoral [de la población negra] provocan muertes, porque cuando se limita el derecho al voto y se despoja de representación a la población negra, se permite que personas extremistas sean elegidas. Estas, una vez en sus cargos, pueden obstaculizar el acceso a la atención médica, la obtención de salarios dignos y la lucha contra la pobreza. Y cuando se hacen esas cosas, la gente muere. Las malas políticas públicas provocan muertes. La retórica racista y la división pueden crear un contexto de muerte, dar a la gente licencia para matar. Todo eso es [potencialmente] mortal”.

El obispo Barber habló con Democracy Now! tras un nuevo tiroteo masivo mortal en Estados Unidos, esta vez en la ciudad de Jacksonville, Florida. El sábado 26 de agosto, un supremacista blanco mató a tiros a tres personas negras en una tienda de la cadena Dollar General y luego se disparó a sí mismo. El rifle semiautomático del atacante tenía unas esvásticas dibujadas. Las fuerzas de seguridad han afirmado de manera contundente que la masacre tuvo motivaciones racistas. La cobertura informativa del tiroteo masivo quedó en un segundo plano cuando el huracán Idalia azotó Florida, pero la comunidad negra de Jacksonville no ha olvidado lo ocurrido.

En conversación con Democracy Now!, Rodney Hurst, un activista por los derechos civiles, historiador y escritor de Jacksonville, expresó: “Este huracán de racismo con el que hemos estado lidiando en la comunidad de Jacksonville no es nuevo”. De adolescente, Hurst lideró protestas en los bares segregados de Jacksonville, a los que tenían prohibido concurrir las personas negras. El 27 de agosto de 1960, en lo que se conoció como el “Sábado del hacha”, estos jóvenes que se manifestaban de manera pacífica en el marco de estas sentadas fueron atacados por una turba de 200 personas blancas armadas con hachas y bates de béisbol. El tiroteo en la tienda de Dollar General se produjo en coincidencia con una actividad que Hurst y otras personas planeaban realizar para conmemorar el aniversario número 63 de aquel ataque. La masacre de Jacksonville ocurrió también al mismo tiempo que decenas de miles de personas se congregaban en la ciudad de Washington D.C. con motivo del 60 aniversario de la Marcha sobre Washington de 1963, la gran manifestación en la que Martin Luther King pronunció su histórico discurso “Yo tengo un sueño”.

Los logros alcanzados a lo largo de varias décadas de lucha pueden desvanecerse en un abrir y cerrar de ojos. Para ello se está recurriendo a diversas tácticas, como eliminar la enseñanza de la historia de la comunidad negra de los planes de estudio estatales, manipular los mapas electorales, excluir a ciudadanos de los padrones electorales y limitar el derecho al voto de las comunidades de color. Todo esto está sucediendo ahora mismo en legislaturas estatales de todo el país. Solo una fuerza más poderosa, el poder del pueblo, podrá hacer retroceder esta marea.

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