Por: Otto Martín Wolf
¿Por qué Honduras necesita el “ring” más grande del mundo? Se lo voy a demostrar empezando con un poco de historia:
De niño disfrutaba la lucha libre mexicana, mi mente infantil creía que de verdad legendarios luchadores como El Santo, Blue Demon (los dos más famosos del pasado) y otros como El Cavernario Galindo, El Médico Asesino y hasta uno muy divertido llamado El Bello Califa – todos ellos- se peleaban de verdad.
Muchas veces pensaba en lo que sucedería si el ring fuera más grande ya que su limitado tamaño permitía acorralar al rival con alguna facilidad.
De adolescente me interesé por el boxeo (como espectador, que conste) y algunas veces viendo filmados de boxeadores como Sugar Ray Robinson y Floyd Patterson, verdaderos maestros del “baile” boxístico y como en ese encordado tan pequeño lograban escaparse de su rival a fuerza de juego de piernas y cuerdas.
Hubiera sido diferente su historia de haber sido el “ring” más grande?
Muhammad Ali demostró que gigantes como George Foreman podían ser derrotados utilizado el pequeño ring con talento y habilidad.
¿Por qué en Honduras necesita el ring más grande del mundo?
Nos peleamos tanto y por tantos motivos que, definitivamente, tenemos que pensar en algo con mayor capacidad.
Los Olimpias se pelean con los Motaguas cada vez que uno de los dos gana y los simpatizantes del perdedor quieren recomponer el resultado rompiéndole los dientes a los del ganador a fuerza de luchas callejeras o bataholas, como me gusta llamarlas.
Ahí ya se necesita un ring más grande, quizá con una capacidad para trescientas o cuatrocientas personas, uno que pudiera incluir una pequeña sala de emergencias y hasta una morgue portátil.
Un ring especial para cada bronca?
De hecho, para pleitos más pequeños ya existe uno en Tegucigalpa, el salón de sesiones del Congreso Nacional, donde frecuentemente los padres de la patria tratan de darle en la madre a los que piensan diferente.
Aquí en Honduras necesitamos rings de todos los tamaños, nada más veamos que la propia Policía Nacional, los encargados de mantener el orden, se pelearon entre sí con bombas lacrimógenas y todo. (¿Verdad que ninguno sacó la máscara antigases de reglamento?)
Nos peleamos con cualquier desconocido por no otra razón de que se nos adelantó con su carro o nos sacó un susto con su moto, rapidito o rastra o nos quitó el espacio de parqueo que, por haberlo visto, pensamos que era nuestro.
Somos capaces de pelear por ser el primero en la fila para pagar en el supermercado, a veces inclusive llevamos una persona para que nos vaya haciendo fila mientras nosotros llenamos la carreta.
Los maestros se pelean entre ellos, los políticos ni se diga, la Policía Municipal contra los vendedores ambulantes que les juegan la vuelta, los bomberos contra los curiosos que quitan el lugar necesario para luchar contra el fuego.
Las diferentes religiones están en conflicto, no para ver quién es más santo o a quién dios le quiere más, pelean entre ellas para determinar quién recauda más dinero.
Dije al principio que construyéramos el ring más grande del mundo… estaba equivocado, aquí ya lo tenemos, tiene 112.492 Kilómetros cuadrados, se llama Honduras.