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Conspiración galáctica

Por: otto Martìn Wolf
(VARIAS RAZONES PARA NO COMPRAR UN TELESCOPIO)
Una de las más grandes decepciones de mi vida ocurrió hace muchos años, el primero de una serie de fracasos en mis aventuras como aficionado a la astronomía.

El cometa Kohoutek fue anunciado como el más grande de la historia, superior al famoso y puntual Halley, que nos visita cada 76 años.
Qué pasó con el Kohoutek? Nada, simplemente nadie pudo verlo. El cometa vino en las fechas previstas y en la órbita anunciada pero (en astronomía sobran los peros) nadie pudo verlo a simple vista, como se suponía. Kohoutek fue un fracaso.
Su descubridor – Lubos Kohoutek – disfrutó en su momento de celebridad instantánea y después padeció las burlas del mundo ya que “su” cometa sólo pudo ser visto con claridad desde naves espaciales rusas y norteamericanas; de la Tierra nada.
Quizá las cosas sean diferentes dentro de quince mil años, cuando se supone regresará Kohoutek.
Mi abuela me contaba sobre la magnífica visión que había disfrutado del Cometa Halley en 1910. 
Pasé toda mi niñez y parte de la adolescencia pidiéndole que me relatara una y otra vez la historia; “Parecía la cola de un caballo”, “Brillaba en el cielo aún durante el día”.
Supongo que mis ojos asombrados, cargados de entusiasmo y su amor de abuelita la impulsaban a repetirla sin cansancio.
Y claro, todo aquello me hizo esperar con ansias la nueva visita, que sería en el año 1986.
Cómo anticipé el fantástico momento en que Halley regresaría!  Los años trascurrían tan lentamente, luego los meses y finalmente los días, hasta llegar a la hora cero, el momento tan esperado por mí – y por todo el mundo- el regreso del cometa Halley!
La versión larga del resultado tomaría varias páginas de desengaños y amargura, la versión corta es: no se vio nada! Su órbita en el ´89 no permitió que se viera nada mayor que una estrella de mediocre brillo.
Quizá cuando regrese, en 2062.
Cada año la NASA anuncia  las diferentes “lluvias de estrellas”: Perseidas, Dracónidas, Leónidas y otras.
Si fuera un creyente de la Teoría de la Conspiración me atrevería a decir que existe una alianza macabra entre el cambio climático y mis astronómicas decepciones.
Durante todo el año Honduras padece una sequía espantosa, ni una nube oculta el calcinante sol. Por las noches las estrellas brillan con todo su esplendor pero, misteriosamente, la noche de la Luna Roja el cielo se cierra y nos manda toda la lluvia que ha dejado pendiente.
Siempre sucede algo; nubes, lluvia, cambio de órbita!
Recordará usted que hace algunos años se anunció que el Cometa Shoemaker se estrellaría contra Júpiter, como en efecto ocurrió. Desgraciadamente “pegó” del lado no visible, no pudimos ver el momento preciso del impacto, sólo sus efectos posteriores en la atmósfera joviana. Decepción a medias.
He tenido varios telescopios a lo largo de mi vida y puedo decirle con tristeza que no me han servido para nada. El último lo regalé a alguien que sin duda en el momento me agradeció y luego me maldijo, por las razones que anoto.
Por eso le digo, no compre un telescopio, cualquier foto en Internet o   en librosviejos de astronomía le dará una mejor imagen.
Nunca podrá ver nada nuevo, jamás nada diferente, ni los anillos de Saturno, los cráteres de la Luna, ni la “cercana” Galaxia de Andrómeda; todo se ve mejor desde la comodidad de la sala de su casa, en su computadora o teléfono inteligente; sin zancudos, lluvia, desvelos, etc.
Sigo siendo apasionado de la astronomía, trato de estar al tanto de los cada vez más asombrosos descubrimientos de galaxias, quásares, materia oscura y agujeros negros.
Pero, lo único que he logrado con mis telescopios, han sido grandes decepciones galácticas.
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