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Colón, epicentro del crimen, la exclusión y el COVID

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Tegucigalpa – Este miércoles pobladores de la colonia Jericó, en Trujillo, Colón se tomaron la entrada principal de la histórica ciudad exigiendo alimentos. “No podemos trabajar, ni salir, somos personas que nos ganamos el pan de cada día en las calles y tenemos hambre, nuestros hijos también”, dijo una de las manifestantes.

– Sinager informó que los casos por COVID-19 en Colón ascienden a 28 contagios y 1 muerte por el padecimiento.

La desigualdad en Colón es visible, la pobreza afecta la gran parte desus habitantes. Además la mayoría de su población es garífuna. Muchos son los pobladores de la zona que emigran a los Estados Unidos.

Un par de horas después, el cuerpo de un hombre fue encontrado en medio de una plantación, cerca de Sabá, otro municipio de Colón, donde el COVID 19 se ha asentado y le coloca como el tercer departamento del país con más contagios.

Con diferencia de pocas horas, en otro sector de Colón, agentes de Fusina incautaron 300 libras de marihuana tras allanar un área que mantenían bajo vigilancia. El decomiso y posterior quema de la droga ocurrió en medio de la emergencia que tiene un particular acento en ese departamento.

Apenas al cierre de marzo un hotel que sería utilizado como hospital en el municipio de Sabá para presuntamente atender pacientes con COVID 19, fue incendiado y destruido por desconocidos. El sitio era un bien que estaba en poder de la Oficina de Bienes Incautados.

Asimismo, los vuelos de narcoavionetas no cesan en la zona. El 12 de marzo dos pilotos de una avioneta colombiana murieron al estrellarse la aeronave en una zona montañosa de Claura Arriba en Iriona, Colón. Las autoridades encontraron los cuerpos, pero de la droga solo los restos en los empaques, aparentemente, el cargamento fue retirado antes de que la autoridad llegara al lugar.

Una larga data

En Colón, ubicado en la zona caribeña del país, el narcotráfico y otras formas de criminalidad organizada han marcado sus huellas, esos rasgos aún cobran la factura a la población.

En los últimos años, las plantaciones de marihuana a gran escala y también de arbustos de coca, le agregan un nuevo componente al ciclo del crimen, ya que los sembradíos de hoja de coca son novedosos en este país que ha pasado del tránsito y tráfico a la producción.

El trasiego de drogas en Colón es un hecho que data de décadas, la actividad tomó auge con la presencia de carteles poderosos que establecieron allí sus centros de operaciones.

Más allá de los Cachiros

Los legendarios Cachiros que se establecieron en la zona, al par, otros grupos de transportistas que además de traficar cocaína han desarrollado una amplia agenda de criminalidad en el sector, en el tráfico de armas, lavado de activos, sicariato entre otros delitos, al punto que llegaron a permear estructuras de poder público y de otros actores sociales.

Las cabezas de la organización de los Cachiros, los hermanos Rivera Maradiaga y otros de sus parientes, están en Nueva York, donde afrontan juicios y se han convertido en piezas claves para la fiscalía estadounidense para desentrañar redes criminales en la región centroamericana y especialmente en Honduras.

Más allá de los Rivera Maradiaga, otros grupos de la región que trabajaban para o en coordinación con ellos han recompuesto sus operaciones o han mutado pero sus actividades siguen vigentes, han asegurado las máximas autoridades de Seguridad.

La posición geográfica privilegiada de Colón permitió que los barones de la droga no solo establecieron las bases de sus negras industrias, sino también sus residencias.

Como punto neurálgico en el corredor más caliente de la droga y el crimen o como el paraíso para hacer juntas y negocios de capos y hasta sus lujosas fiestas y excéntricas sesiones de culto a los dioses del crimen, Colón ha sufrido las consecuencias brutales del delito.

Así Colón se volvió un lugar apetecible para las mafias y temido para los visitantes que se recreaban en la zona, para disfrutar de las maravillosas playas, montañas y ríos que conjugan en Colón una de las más completas ofertas turísticas de la región.

En medio de ello, Colón también ha sido apetecible para industrias extractivas y para el pujante desarrollo de la agroindustria. Todos estos rubros se han desarrollado en medio de controversiales escenarios y de la defensa por la tierra, el agua y los recursos naturales de parte de sus pobladores, acostumbrados a luchar palmo a palmo por sus mínimos derechos.

Las riquezas de la tierra en Colón le han vuelto presa de todos.

El crimen en tiempos de Coronavirus

Solo en 2019 se registraron 159 homicidios en sus 10 municipios, de acuerdo con datos de Sistema Estadístico Policial en Linea (Sepol) de la Policía Nacional, que le colocan como el noveno departamento en muertes violentas.

En ese contexto, y desde el 16 de marzo que el Gobierno hondureño suspendió las garantías constitucionales, la violencia ha sido presente en Colón, aunque en menor grado.

El director de la Policía Nacional de Colón, Subcomisionado Marvin Vieda, aseguró que las operaciones contra la criminalidad “no se han detenido, se siguen las investigaciones, porque nosotros no podemos descansar frente este flagelo”.

Solo este 2020 se registran 110 decomisos relacionados con droga, además 15 mil plantas de marihuana, sembradas en cuatro manzanas de terreno; y 30 mil plantas de coca, cultivadas en seis manzanas. Además, se confiscaron 70 armas de fuego por uso ilícito.

Durante la suspensión de garantías constitucionales en Colón se han capturado 1,423 personas por cuentas reñidas con la ley. De ellas 1,025 por faltas a la autoridad, 236 por delitos, 53 por tráfico; 67 por posesión de drogas y 42 por órdenes de captura pendiente. “Los resultados son aceptables, pero no son los que esperamos”, comentó el jefe policial de Colón.

En medio de una realidad que no logra ser modificada ni por la pandemia del COVID-19, el jefe policial, pidió a la población cumplir con las medidas dictadas por el gobierno para contrarrestar la propagación del coronavirus, como también denunciar todo tipo de acciones que constituyan delito. “Solo en confinamiento nos podrá ayudar para erradicar la enfermedad, estamos redoblando esfuerzos para hacer valer el toque de queda, eso no indica que estamos descuidando las acciones contra la criminalidad”, acotó.

Las mayores plantaciones de coca y marihuana

Un oficial de Fusina, dijo que Colón junto con Olancho son los departamentos donde más se cultivan plantaciones de marihuana y de coca. “Tienen una incidencia alta de eso ilícitos”, comentó.

“Ocultan la droga con cultivos de maíz u otros, por eso los trabajos de supervisión vía aérea se siguen realizando en la zona y estos operativos continuarán” dijo el agente de formación militar.

“Aquí operaban fuertes estructuras criminales años atrás, ahora la situación ha cambiado, hay avances, no los que quisiéramos nosotros como autoridades, pero hay avances”, agregó el agente en conversación con Proceso Digital.

Pese a que los hechos criminales no dejan de ocurrir, la fuente dijo que si han bajado durante el confinamiento y lo atribuye a los controles que se desarrollan en el marco del toque de queda.

El oficial previó mayores hallazgos de plantaciones de drogas al tiempo que indicó que las operaciones no se van a detener porque eso sería una ventaja para la criminalidad organizada.

Apenas en marzo

VielaMarvin ViedaY es que el pasado mes de marzo, siempre en este departamento, autoridades dieron un fuerte golpe al narcotráfico, tras el hallazgo de un sembradío de seis manzanas de hoja de coca, así como un narco laboratorio en la comunidad Nueva Santa Bárbara, Iriona.

Se encontró en el lugar: 20 barriles de químico para procesar, 10 bombas de mochila, varias balanzas, pesas, gata hidráulica y otros objetos de medición.

Y consultado sobre, estos acontecimientos relacionados a temas de droga, el funcionario dijo que, “las operaciones contra la criminalidad no se han detenido, seguimos vigilando las zonas marítimas, terrestres y aéreas, recordemos que este es un lugar geográfico preferido por la criminalidad por sus conexiones con el atlántico”.

Así, discurre la vida en Colón, uno de los centros de la pandemia cuyos efectos también se han extendido con fuerza a la vecina Atlántida. Los habitantes de ambos departamentos viven sus vidas rodeados de una ola criminal que no logra aplacarse y con una economía que aún reciente la caída de varios capos de la droga y sus organizaciones, acciones que deprimieron las fuentes de mayor bienestar en la burbuja del dinero sucio.

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