Esta advertencia se desprende del estudio «Estadísticas de Centroamérica 2013», publicado en Costa Rica por el Programa Estado de la Región, basado en datos oficiales de unas 150 instituciones centroamericanas.
Diego Fernández, uno de los encargados del informe, explicó a Efe que el «bono demográfico» lo aprovecharon en su momento los países asiáticos para alcanzar el elevado crecimiento económico y desarrollo que experimenta esa región, algo que Centroamérica no está logrando.
«Estamos como región en un momento histórico de ‘bono demográfico’ con la mayor cantidad de personas en edad productiva. Esto se debe aprovechar a partir del capital humano, pero a nivel de educación, aunque hay cobertura casi universal en primaria, se reduce a cerca de 60 % en secundaria», indicó Fernández.
Para el investigador, es primordial que Centroamérica aumente la cobertura de la educación secundaria y la permanencia de los estudiantes en las aulas, pues es lo que da pie al acceso a la universidad y a empleos de mejor calidad.
Costa Rica fue en 2011 el país centroamericano con mayor porcentaje de inversión en salud y educación, con cerca del 16 % de su Producto Interno Bruto (PIB), seguido por Belice con el 12 %, Honduras (9 %), Nicaragua (9 %), Panamá (7 %), El Salvador (6 %) y Guatemala (2,7 %), según el informe.
El estudio estadístico, que recopila cifras desde el año 2000 hasta 2011, muestra a lo largo de ese periodo un estancamiento de la región en asuntos como la pobreza y un aumento de la desigualdad y la violencia.
«Hay una pobreza estancada. Ninguno de los países la ha logrado disminuir de forma significativa en la última década e, incluso, hay países como Belice y Costa Rica en los que ha tendido a aumentar. Tampoco se ha logrado disminuir la desigualdad, lo que hace a esta una de las regiones más desiguales del mundo», dijo Fernández.
En 2011, en Honduras la pobreza alcanzó al 61,9 % de la población, seguida por Guatemala (53,7 %), El Salvador (47,5 %), Nicaragua (44,7 % en 2009, último dato oficial disponible para el estudio), Belice (41,7 % en 2009) Panamá (25 %) y Costa Rica (24,8 por ciento).
En cuanto a desigualdad, los países de la región se ubicaron en 2011 entre 0,400 y valores superiores a 0,500 en el coeficiente de Gini, donde 0 es la igualdad perfecta y 1 la desigualdad perfecta.
Otro factor que atenta contra el desarrollo de Centroamérica es el crecimiento exponencial de la violencia, que la ha convertido en la región más violenta del mundo sin conflicto armado, lo que diversas fuentes atribuyen a las pandillas conocidas como maras y a las bandas de narcotraficantes.
La tasa regional de homicidios pasó de 22 por cada 100.000 habitantes en el año 2000 a 40 en 2011, mientras la población penitenciaria se incrementó un 85 %, según el informe.
Sólo Costa Rica registró en 2011 un índice de homicidios inferior a 10 por cada 100.000 habitantes, mientras Honduras acumuló el mayor número con 86,6.
Fernández situó en 168.000 los homicidios cometidos en Centroamérica entre 2000 y 2011, el 87 % de ellos en el triángulo que forman Guatemala, Honduras y El Salvador.
Acerca de la economía de la última década, Centroamérica muestra grandes contrastes con países de gran desempeño al respecto, como Panamá y en menor medida Costa Rica, y el resto de la región, que no logró tasas elevadas de crecimiento.
El 50 % de la producción de Centroamérica en su conjunto provino del sector servicios en 2011, seguido por la industria con un 30 % y la agricultura con un 20 %.
Entre los hallazgos positivos del estudio durante la última década destaca un incremento del 10 % en el intercambio comercial de la región, que se duplicó el número de turistas que la visitan y se multiplicó por cuatro el ingreso de inversión extranjera directa.
Además, la mortalidad infantil descendió de 25,9 por cada 1.000 nacimientos a 17,5 y la tasa de alfabetización se incrementó de 85,6 a 92,8 %.
El estudio, que se puede consultar por internet en www.estadonacion.or.cr, tiene como objetivo promover el análisis y la toma de decisiones sobre los problemas centroamericanos, señaló Fernández.
El trabajo se elaboró con los auspicios de la Secretaría General del Sistema de Integración Centroamericana (SG-SICA) y fue financiado por la cooperación de la Unión Europea y el Programa Estado de la Nación, iniciativa promovida en Costa Rica por el Consejo Nacional de Rectores (CONARE) y la Defensoría de los Habitantes.
