Tegucigalpa – Orgulloso de su raza, introvertido y luchador incansable en contra de la discriminación racial y la defensa de los derechos humanos, Céleo Álvarez Casildo, partió a lo ignoto, pero la fuerza de su recuerdo, de su lucha y de su voz seguirá rompiendo silencios a favor de las minorías étnicas y la inclusión social de los pueblos, entre ellos la comunidad garífuna a la que tanto amó.
Originario de la región de Plaplaya, en la Mosquitia, una comunidad hermosa de blancas playas de arena, donde su gente no escatima esfuerzos por atender a quien les visita ya sea con fines turísticos o de trabajo, Céleo Álvarez Casildo, muere justo en el Mes de la Herencia Africana, una fecha por la que tanto luchó para consignarla finalmente en el calendario cívico hondureño, en su cultura y en la identidad nacional.
Antes de morir, sus amigos comentan que Casildo -como le conocía fraternalmente la prensa hondureña- tenía pensado festejar esta fecha con un acto simbólico en la comunidad de Sangrelaya, en la Mosquitia hondureña.
Orgulloso de su raza y su lucha
Casildo también murió con un deseo sin cumplir que siempre le apretujaba el alma: dotar de energía eléctrica a la comunidad de Iriona, en Colón. Él no podía concebir que su gente, los afrodescendientes, en pleno siglo XXI no tuvieran electricidad.
Así lo relata el periodista German Reyes a Proceso Digital.
Reyes es quizá uno de los pocos periodistas hondureños que más trató y conoció a Céleo Álvarez Casildo, a quien acompañó cada año, desde hace un buen tiempo, en los festejos del Mes de la Herencia Africana, así como en las actividades que desde la Odeco efectuaba ese incansable líder social y comunitario que día a día buscaba entre su gente y el resto del país voces que acallen el silencio, una frase que le caracterizó y ahora inmortalizó.
“Céleo era un hombre sencillo, un líder auténtico de su pueblo, muy querido en las comunidades. La gente lo recibía con cariño, le contaba sus problemas, creo que fue uno de los pocos líderes de su etnia que conoció palmo a palmo cada problema de cada comunidad”, recuerda el periodista Reyes en diálogo con Proceso Digital.
Una de sus preocupaciones y que apoyó tanto en su zona fueron las iniciativas en contra del avance de la enfermedad del VIH/Sida. “Él se preocupaba porque su gente en sus comunidades presentara casos y apoyo mucho las iniciativas de prevención y educación”.
“Lo voy a recordar como un auténtico líder en su comunidad afrodescendiente, voy a extrañar su entrega desinteresada a favor de esas comunidades; su franca sonrisa y las preocupaciones que por mayor equidad e inclusión me compartía. ¡Fue un tipazo!”, expresó Reyes.
Céleo Álvarez Casildo murió a los 57 años a causa de un cáncer y recién había venido de Cuba de un tratamiento, pero otras afecciones le sobrevinieron y le mantuvieron por 15 días en el Instituto Hondureño de Seguridad Social donde falleció el lunes 11 de abril de 2015.
Colocó a su etnia en la agenda pública
Trascendió en el movimiento sindical y social hondureño como presidente del Sindicato de Trabajadores de la Medicina, Hospitales y Similares de Honduras (Sitramedhys) y fue fundador de la Organización de Desarrollo Étnico Comunitario (Odeco).
Su lucha social lo llevó a poner en el debate y en la agenda pública el tema de la comunidad garífuna, ser la voz de los pueblos afrodescendientes junto a otros dirigentes de su etnia, así como a formar jóvenes liderazgos garífunas y logró, entre muchas batallas libradas, crear lo que fue la primera Secretaría de Desarrollo para Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en el gobierno del ex presidente Lobo Sosa, quien no dudó en apoyar a Casildo en todas y cada una de sus luchas.
En la Odeco logró modernizar sus instalaciones, así como montar el Centro Cultural Satuyé, en honor al héroe de las gestas garífunas Joseph Satuyé, hace más de 220 años.
Denunció la discriminación racial Céleo Álvarez Casildo fue también un defensor incansable de los derechos humanos y rechazó cualquier forma de discriminación racial; denunciaba los atropellos en sus comunidades, los abusos y no reparaba en tocar las puertas que fueran necesarias en demanda de justicia, participación y mayor inclusión social. Con los medios de comunicación siempre tuvo un trato amigable y respetuoso. Con el uso de la tecnología aprovechaba para enviar fotografías de sus eventos, con textos de sus logros o sencillamente compartir pensamientos sobre su visión del país o las injusticias que le incomodaban. Una de ellas fue la abrupta destitución de la jueza Nelly Martínez del poder judicial por el entonces otrora poderoso Consejo de la Judicatura. Céleo Álvarez tomó la lucha de la jueza como propia, no se cansó de agotar instancias, de denunciar internacionalmente el caso y seguir paso a paso las instancias judiciales hasta lograr las primeras victorias por lo que denominó un claro hecho de discriminación racial, atropello a la comunidad afrodescendiente, abuso de autoridad y violación de los derechos humanos en contra de una mujer de color. En su lucha de abrir nuevos espacios, de promover cultura y encontrar nuevos liderazgos afrodescendientes, Céleo Álvarez Casildo logró incluso realizar en Honduras una cumbre mundial de afrodescendientes a la cual asistieron representantes de 43 países del mundo en una convocatoria sin precedentes que habla de su enorme peso en su afán de acallar las voces del silencio. Casildo llegó a ser secretario ejecutivo de la Plataforma Cumbre Mundial de Afrodescendientes. En el 2011 se le otorgó un doctorado honoris causa en reconocimiento a sus luchas y trayectoria. El reconocimiento lo hizo la Universidad Euroamericana de Chile. |
Voces que le reconocen
Por su parte, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras emitió un acuerdo de duelo y en él destacó los invaluables apoyos y proyectos en los que trabajaron junto desde las distintas disciplinas sociales, jurídicas y económicas de la UNAH, así como en el área de la vinculación de la universidad con la sociedad.
La UNAH destaca que este destacado líder garífuna fue un egresado del alma máter y que en sus ejecutorias “hizo enormes aportes a la cultura y la reivindicación de su pueblo”, dijo la rectora Julieta Castellanos, quien lamentó su deceso una vez que fue hecho público en los medios de comunicación social.
En tanto, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) también se sumó al pesar de la muerte de Casildo, al destacar el invaluable apoyo que brindó al desarrollo de programas de salud a favor de las comunidades indígenas y los pueblos afrodescendiente.
Ana Treasure, la representante de la OPS en Honduras, en su cuenta de Twitter dedicó la siguiente frase a Casildo: Querido Céleo, seguiremos siendo voces que acallen el silencio. ¡Te extrañaremos!
El presidente hondureño Juan Orlando Hernández también hizo lo propio en su cuenta de twitter al indicar que: “Hoy Honduras perdió a un gran apoyo y defensor de los pueblos indígenas y afrodescendientes en la región. Líder garífuna, Céleo Álvarez C”.
En la mesa de redacción, edición y dirección de Proceso Digital con quien Céleo Álvarez Casildo compartió también sus visiones le recordaremos siempre como el hombre, el líder y el ser humano introvertido pero orgulloso de su raza que se sentía feliz en su ambiente: comiendo lo mismo que su gente, la machuca, el pescado, bailando punta y encabezado con enorme solemnidad las ceremonias que cada año realizaba para conmemorar la llegada de la etnia garífuna a Honduras.
Fue amigo de este diario digital y lo acompañó desde sus inicios y cuando se enfrentaron algunos dificultades.
Así será recordado y así permanecerá como esa voz que nunca se apaga. Sus exequias se realizarán en la novia de Honduras, la ciudad de La Ceiba que tanto amó y desde donde montó su principal motor de reivindicación social y cultural como ha sido la Odeco. Su voz seguirá rompiendo silencios y sus tambores que un día trajo a la ciudad, seguirán resonando por nuevos y más fuertes vientos a favor de las minorías y la inclusión social.
