spot_img

Campañas vacías, sin entusiasmo ni propuestas

Compatir:

Tegucigalpa (Proceso Digital) – En las elecciones que definirán el rumbo de la historia de Honduras, donde está en juego su democracia y su futuro, las campañas políticas, en su recta final, siguen siendo frívolas, distantes, vacías, sin entusiasmo ni propuestas, al prevalecer la diatriba, el discurso sin sentido y la polarización política.

Las propuestas de gobierno, que más son esbozos de los partidos políticos con mayor opción, han dado paso a espacios publicitarios confrontativos, discursos desfasados y música pegajosa que no dice nada, más allá del tarareo. Es el guión de algunos estrategas que en sus intervenciones aseguran, de un lado, que deben priorizarse las emociones, y de otro, que las propuestas y el debate no importan, porque la gente lo que quiere es que la escuchen.

De ahí que los esfuerzos de la academia y del gremio de los empresarios por efectuar un debate presidencial, fracasaran en sus intentos.

Han optado, algunos de ellos, por las reuniones a puertas privadas, con grupos pequeños, pero lejos de la gente.

En sus giras proselitistas las promesas son más de lo mismo: empleo, cambio, rescatar el país, acabar con la corrupción, decir no al aborto, oportunidades, pero sin entrar en detalles. El elector, sostienen, no quiere debatir, quiere mejor escuchar.

Los presidenciables no han querido asistir a debates.

Del vacío a las brujas de Salem

La campaña electoral discurre en sus últimos 18 días con algunos sobresaltos, las concentraciones políticas más concurridas pese al COVID-19, pero también se sabe que el turismo político es significativo porque la movilización de activistas y adeptos en transporte colectivo es inocultable.

Aun así, el entusiasmo y los liderazgos políticos partidarios ya no “encienden” con sus discursos que no pasan de decir que les preocupa la pobreza, que son excepcionales y que quieren una Honduras distinta e inclusiva.

En las redes sociales el debate de las ideas tampoco es una prioridad, ahí la diatriba domina, el inconformismo social sube de tono y más de alguna propuesta interesante, se ahoga en el mar de desinformación o de las falsas noticias que circulan en esos espacios que son usados como opciones de proyección política por muchos aspirantes.

Los sobresaltos que sacuden las campañas políticas, son los golpes dados por el Ministerio Público a diputados, alcaldes y candidatos presidenciales, descolocando a la clase política y a más de algún analista. Esos golpes, son por ahora, lo más novedoso que está caracterizando el actual proceso electoral.

Honduras elige a un nuevo gobierno el próximo 28 de noviembre.

La campaña política se inserta en medio de una multicrisis que vive el país por la pandemia del coronavirus, la corrupción, el cambio climático, el desempleo, la economía, la migración, el crimen organizado, la inseguridad y el desplazamiento forzado interno por cuestiones climáticas, entre otros.

Son múltiples rostros de conflictividad a los cuales los aspirantes políticos prefieren ignorar, se hacen a un lado, los abordan por encima y se enfilan en la ideología del discurso, la nostalgia por los líderes muertos de gestas inconclusas y la instalación en el imaginario colectivo de episodios que recuerdan a las brujas de Salem.

Las campañas políticas no están dando espacio a las propuestas y los líderes políticos no están atendiendo las alertas que del país y su democracia hacen las investigaciones académicas, entre ellas los datos del Latinobarómetro que alerta sobre el coma diabético en que ha caído la democracia hondureña.

Crece el “modo protesta”

De acuerdo a Latinobarómetro, el apoyo a la democracia en Honduras pasó de 34 % al 30 % y si bien los ciudadanos consideran que el voto es lo más popular que tiene la democracia, también crece el derecho a la protesta ante la inconformidad que sienten por los que les brinda la democracia: no llena sus satisfacciones y crece la desigualdad.

A nivel de la región latinoamericana, una de cada tres personas considera que es válido votar y protestar, de ahí que América Latina se encuentre en “modo protesta”, estima el Latinobarómetro.

En Honduras, el 36 % de los consultados estima que “hay que votar siempre”, en El Salvador el 70%, en Guatemala el 54% y en Nicaragua el 56 %, pero en Costa Rica apenas un 44% cree que “hay que votar siempre”. En cuanto a asistir a las protestas, el 30 % de los hondureños dijo que lo haría.

La relación entre el voto y la protesta, según el informe antes citado, está ligada a las demandas ciudadanas de mejoras a la salud y la educación, lucha contra abusos y la corrupción, una sociedad con más igualdad; mejoras salariales y condiciones de trabajo, así como defender los derechos democráticos. Y también la gente pide respuestas a los efectos del cambio climático.

La represión de las protestas es uno de los medidores de la degradación de la paz. Foto Efe /Archivo.

En una escala de 1 a 10, la disposición de la gente a protestar por demandas de salud y educación es de 7.3 revela el Latinobarómetro. En esa escala 1, es nada, y 10 es mucho. En Honduras, la disposición a protestar por salud y educación es de 7.7 junto a Costa Rica, es decir, son los dos países de América Latina en donde la gente ha expresado su anuencia a salir a la protesta por estos derechos.

Los hondureños también en esa escala de 1 a 10, un 7.4 ha dicho que está dispuesto a salir a protestar a favor de la lucha contra la corrupción y en contra de las desigualdades.

Estas lecturas, no se encuentran abordadas en las actuales campañas electorales, y según los investigadores, el gobernante que asuma el país, enfrentará, una multipandemia, potenciales protestas, y podría llevarse una desagradable sorpresa, si no entiende que la suma de las crisis políticas más la adición de los desaciertos en el manejo del COVID-19, serán terreno fértil para aumentar la disposición a protestar, pues en el enfoque global, un 42% de los hondureños aprueba la protesta. (PD)

spot_img
spot_img

Más noticias

spot_img
spot_imgspot_img