Tegucigalpa (Proceso Digital /Isis Rubio) – La riqueza que tiene La Mosquitia es inigualable, la reserva de la Biosfera del Río Plátano tiene una infinidad de sitios arqueológicos y cuenta con una incomparable biodiversidad, gran parte de ella virgen, pero toda en sí amenazada por la deforestación que se registra en esa zona del territorio hondureño.
-Las investigaciones en Ciudad Blanca continúan por parte de antropólogos, biólogos y arqueólogos.
– Anfibios, insectos, reptiles, fauna, entre las riquezas por descubrir en la Biosfera.
– El compromiso de defensa es de toda la sociedad porque no solo es la Biosfera del Río Plátano la que se está destruyendo, son todas las áreas protegidas que tiene el país, señala ecologista.
La reserva de la Biosfera de Río Plátano está localizada básicamente en la cuenca del río del mismo nombre, al noreste de Honduras, entre el poblado de San Esteban y el Mar Caribe, en la región de La Mosquitia.
Tiene una extensión de nueve mil 871 kilómetros cuadrados y abarca tanto montañas como tierras bajas de selva tropical con una gran biodiversidad, la reserva fue declarada Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera por la Unesco, en 1981.
Esa parte del territorio hondureño fue colonizado por los británicos.
La mayor autoridad en sus comunidades son los consejos territoriales a quienes en el gobierno de Porfirio Lobo se les reconoció su jerarquía, esto implica derecho de titulación de sus tierras que involucra investigaciones antropológicas, arqueológicas, históricas basados en los preceptos de la Constitución y los convenios internacionales.
Asimismo, el gobierno entregó la tutela de la reserva de la Biosfera del Río Plátano al Instituto de Conservación Forestal (ICF), a cargo de la Unidad de Áreas Protegidas. Las autoridades de esta agencia gubernamental que enfrenta la reserva ante la construcción de carreteras y la ganadería extensiva que aceleradamente se apropia de las tierras, arrasando bosques y provocando, incluso, que fuentes de agua se sequen.
En la zona existen 14 Consejos Territoriales que deben de ser los encargados de cuidar y velar por el bienestar de la Biosfera en todos sus niveles. Los conocedores dicen que los sectores interesados en apropiarse de las tierras y bosques de La Mosquita, han logrado dividir a muchas de estas organizaciones lo que les vuelve vulnerables para defender sus territorios ancestrales. Algunos otros están amenazados y no son pocos prefieren callar.
Las amenazas a este pulmón de la humanidad han recobrado la relevancia oportuna, ante la construcción de vías de comunicación en la zona, conocidas como “narco-carreteras”, debido a que no se sabe el origen de los fondos que las financian y tampoco cuentan con los permisos ambientales que se requieren para su construcción, mientras fiscales del Ministerio Público investigan lo que ocurre en la zona y fuentes de la entidad dijeron a Proceso Digital que sus averiguaciones avanzan con sustento.
Falta mucho por explorar
Pero ese panorama hostil con el ambiente y amenazante con la vida, contrasta con la belleza y riqueza de La Mosquitia. Le hace falta mucho por explorar y dar a conocer al mundo, dijo a Proceso Digital Elmor Wood, catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales del departamento de Antropología de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
El catedrático conversó sobre la riqueza que está en peligro en La Mosquitia tras la deforestación e invasiones que es objeto por extraños a la zona.
La Mosquitia cuenta con una infinidad de sitios arqueológicos, vestigios de asentamientos principalmente en la reserva de la Biosfera del Río Plátano.
Entre ellos la Ciudad Blanca o Ciudad Perdida del Dios Mono o Ciudad Jaguar.
Asimismo, señaló que hay mucho por descubrir en su biodiversidad, anfibios, insectos, reptiles, fauna, que viven en ese lugar maravilloso del país y que se puede destruir sin darnos cuenta del valor natural que tiene.
“No podemos dejar que esta situación que se vive en La Mosquitia destruya la naturaleza y que después solo la logremos ver a través de los libros de historia, debemos de convertirla en un núcleo turístico científico y que la gente viva de eso”, argumentó.
Ciudad Blanca
U PIH (Ciudad blanca o Casa blanca) en idioma Tawahka y Utla Pihni en idioma Miskitu. Ciudad Blanca es un mito que existe desde hace muchos, donde exploradores encontraron la Ciudad Blanca del Dios Mono y que el Estado prefirió nombrar la Ciudad de Jaguar se encuentra en el núcleo de la Biosfera del Río Plátano.
Detalló que hace un par de años exploradores llegaron a La Mosquitia para iniciar con las investigaciones detectando tres objetivos a los que se les denominó T1, T2 y T3 que son zonas arqueológicas, mismos que han sido objeto de reportajes por cadenas internacionales.
En ese sentido, en el T1 es la denominada Ciudad Blanca que cuenta con varias piezas arqueológicas.
Siguen los estudios
Wood señaló que en el T1 se están haciendo estudios donde participan antropólogos socioculturales, biólogos, arqueólogos.
Recordó que es de interés para todos que estos sitios se estudien porque se encuentran en el núcleo de la Biosfera que se tiene que conservar por ser una de las zonas más ricas en biodiversidad, después de Las Amazonas.
Simbolismo del bosque
Detalló que los pueblos indígenas de las zonas a través de los años han visto las piezas arqueológicas como un objetivo de protección.
Explicó que los indígenas creen que los espíritus cuidan del bosque y de la riqueza arqueológica que hay en la zona, es por ello por lo que tienen miedo a tocar las mismas o sacarlas del lugar porque creen que eso les quitará la vida.
Señaló que muchos ladinos que llegan a la zona han extraído una infinidad de piezas las que venden o se las llevan para sus casas, a dicha acción los indígenas se preguntan por qué no son castigada estas personas.
Asimismo, en la zona de Brus Laguna en la época colonial, los británicos instalaron unos cañones para defender la zona, pero también se extraviaron, rememoró.
En ese sentido, el antropólogo hondureño pidió al gobierno recuperar por medio de los tratados internacionales las piezas que han sido extraídas de estas zonas arqueológicas.
Un verdadero tesoro
Por su parte, el ecologista hondureño, Edgardo Benítez, dijo a Proceso Digital que la Reserva Biológica del Río Plátano es un verdadero tesoro que la sociedad no ha sabido valorar y cuidad y que hoy están llamados a defender.
Relató que la Reserva de la Biosfera del Río Plátano fue creada por personas amantes de la naturaleza, entre ellos el doctor Gustavo Cruz allá por los años 70, entró a la zona y se encantó de ella, por lo que empezó a trabajar con otras personas para crear una reserva que después pasó hacer una Biosfera.
En esos años, dijo que esa zona era totalmente virgen, con comunidades Pech en Río Plátano, Misquitas y Garífunas en las costas, los Tawahka que le daban otro toque cultural a ese bosque tropical maravilloso que tiene Centroamérica.
Agregó que en la década de los 80 se logró crear la reserva biológica y se consiguió después que fuera reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Señaló que “el nivel educativo que tenemos no deja valorar el verdadero tesoro que tenemos en esa región, muchas personas ni saben dónde queda, ni cómo llegar, ese descuido de la sociedad sumado a que los últimos 15 años se han profundizado algunas actividades ilegales como el narcotráfico y la llegada de gente extranjera entre ellas colombianos y mexicanos quienes empezaron a contratar a locales para ir destruyendo los bosques hasta llegar a este nivel de crisis”.
Sostuvo que nunca se pensó que la Reserva Biológica del Río Plátano que está protegida llegará a un nivel de destrucción como el que se ha alcanzado en este momento.
Autoridades forestales hondureñas han reconocido que en los últimos cuatro años la destrucción en la biosfera ha tomado niveles desproporcionados, pero desde que inició la pandemia por el coronavirus y en lo que va de este 2021, la destrucción se ha acentuado irracionalmente.
El tema de la ganadería y el tráfico de madera son formas de lavar dinero en la región y esto también genera un nivel de confrontación entre los indígenas que están a favor de la carretera y otros en contra porque ven al bosque como una fuente de vida.
Un indígena sin bosque en La Mosquitia pierde la cultura
A criterio de Benítez un indígena sin bosque en La Mosquitia pierde su cultura, su forma de vida, su tradición como se le enseñan desde pequeño.
En ese sentido, el llamado es a proteger el bosque, a proteger la vida, las fuentes de agua, la naturaleza, las diferentes especies que simbolizan la cultura de ese sector del país, externó en tono vehemente.
El llamado también es para la sociedad en general a hacerse un nudo y pelear por ese patrimonio de la humanidad, donde el Estado ha quedado a deber.
Recordó que en 1992 un grupo de indígenas se trasladó hasta la capital y empezó a visitar colegios, universidades para realizar una gran marcha y evitar que unas mil hectáreas que habían sido concesionadas fueran deforestadas.
“Es por ello por lo que la sociedad en general debe unirse para defender la Biosfera, su riqueza natural, evitar su destrucción, hay que buscar soluciones, salidas que todavía estamos a tiempo ya que la Biosfera también es el futuro de los jóvenes”, argumentó.
Recriminó que el Instituto de Conservación Forestal tenga a su cargo la Unidad de Áreas Protegidas cuando esta debe de ser manejada por un grupo de expertos que puedan defenderlas para el bien de la sociedad.
Buscar alternativas para salvar la Biosfera
El ecologista dijo que entre los Consejos Territoriales debe de haber un diálogo, un puente de entendimiento, que se unan ideas para defender su futuro, el problema mayor es la destrucción del bosque.
Agregó que el diálogo debe de ir centrado en la supervivencia de los pueblos a futuro, los jóvenes, los niños, donde la sociedad debe de estar más comprometida.
Señaló que el compromiso es de toda la sociedad porque no solo es la Biosfera del Río Plátano la que se está destruyendo, son todas las áreas protegidas que tiene el país.
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