El USS Cook, integrado en el sistema Aegis de interceptación de misiles y equipado con la última tecnología balística y de radares, fue enviado el pasado enero a la base naval de Rota (España), como parte del despliegue del escudo antimisiles de la OTAN en la región mediterránea.
«El avión no respondió a varias consultas y advertencias del Donald Cook, y el evento terminó sin incidentes después de aproximadamente 90 minutos», agregó Warren.
«Esta acción provocativa y poco profesional de Rusia es incompatible con los protocolos internacionales y los acuerdos previos sobre la interacción profesional entre nuestras fuerzas armadas», subrayó el portavoz.
Warren explicó que dos aviones estaban presentes en la operación pero sólo uno participó en «los actos de provocación», llegando a situarse cerca del nivel del mar, a unos mil metros de distancia, pero nunca sobre el propio buque, haciendo un total de «12 pases» por los alrededores del navío.
El portavoz dijo no obstante que el USS Cook, que llegó al Mar Negro el 10 de abril, nunca estuvo en peligro real y que sus capacidades le hubiesen permitido defenderse de lejos de los dos Su-24.
Sin embargo, Warren descartó que la maniobra fuera una decisión personal de los pilotos.
«Hemos visto que los rusos se comportan de manera poco profesional y en violación de las normas internacionales en Ucrania durante varios meses, y estos continuos actos de provocación y falta de profesionalidad no ayudan para nada a remitir la situación en Ucrania, como le estamos pidiendo a los rusos», concluyó.
Preguntado al respecto, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, reiteró la preocupación del Gobierno estadounidense ante las acciones rusas respecto a Ucrania y sus «intentos por desestabilizar» el país.
«Estamos preocupados por los muchos miles de soldados, tropas rusas, que permanecen en la frontera con Ucrania. Estamos preocupados por las acciones de provocación con la asistencia o el patrocinio de Rusia que están teniendo lugar en el este» del país, enumeró Carney.
