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Autoridades tras la caza de la siembra de amapola y marihuana holandesa en occidente

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Tegucigalpa – A más de mil seiscientos metros sobre el nivel del mar, rodeado de al menos seis caseríos, con la neblina como cómplice y el tedioso camino como testigo mudo de operaciones ocultas y quizá transacciones, se encuentra el cerro La Cumbre, en el municipio de La Iguala, en el occidental departamento de Lempira, donde los cuerpos elites antidrogas desmantelaron recientemente un sofisticado invernadero que contenía 800 plantas de marihuana y 1 mil 800 de amapola, esta última base para fabricar la heroína, una de las drogas más letales del mundo.
 

Allí, escondido entre las plantaciones de café, las flores silvestres, el fresco de las alturas y los caminos de herradura que conducen a la cima del cerro, las autoridades hallaron el invernadero que gozaba de un sofisticado mantenimiento, donde cada planta de marihuana o de amapola, tenía su propio foco ahorrativo para darles el calor adecuado, mientras nylon especiales les protegían, así como mallas metálicas de al menos tres tipos.

Las autoridades creen que expertos colombianos en ingeniería y tecnología instalaron el invernadero que contaba también con su propio motor para generar energía eléctrica.

Cerca del invernadero, una choza de madera en donde se encontraba el colombiano Rubén Darío Pinilla y el hondureño Gester Orlando Jacinto Miranda -presunto mozo- se cultivaba también un huerto de legumbres y hortalizas, con el cual intentaban simular que en el pico del cerro La Cumbre se cultivaban verduras para la venta.

Verduras, que para ser comercializas en uno de los caseríos más cercanos como El Matazano, a lomo de mula, su traslado sería de un promedio de tres horas si el camino estaba seco, pero si ha llovido, el tiempo sería un poco más por el terreno lodoso. En un carro de doble tracción el tiempo sería entre 40 minutos y una hora aproximadamente, dicen los lugareños consultados. De ahí que el negocio no es tan rentable.

Un equipo del noticiero Telenoticias 5 estelar, de la corporación Televicentro y un canal de la localidad de Gracias, al cual se sumó Proceso Digital, visitaron el sitio atraídos por el inédito hecho de que se encontrara, en Honduras, un cultivo de plantas de amapola, algo típico de la zona de El Petén, en Guatemala.

La amapola es la base para fabricar la heroína y su hallazgo en el país ha sorprendido hasta las mismas autoridades al aseverar que se estaría entrando a una fase muy delicada de las operaciones del llamado crimen organizado.

Escombros de una alta tecnificación

Al llegar al sitio, donde se encuentran escombros del invernadero, la choza donde estaban el colombiano Pinilla y el hondureño Miranda, muestra el nivel de tecnificación con que se construyó el cobertizo, que todo apunta pudo haber tenido antes de su descubrimiento más cosechas.

Para el subcomisario Carlos Mejía, lo encontrado en el sitio revela que «estamos ante un nivel de tecnificación muy alto, donde cada planta tenía su foco individual para recibir un tratamiento artificial de calor por la altura de la zona y el frío clima que casi siempre hace».

«Cuando nosotros venimos aquí, en la madrugada, la neblina era muy densa y eso nos ayudó al momento de subir y no despertar sospechas, además que la zona es muy solitaria y de difícil acceso. El frío aquí era tal que pese a los pasamontañas y la ropa que andábamos, el frío nos caló a todos que temblábamos», dijo, mientras sonreía al recordar la hazaña.

Otro de los agentes que pidió el anonimato, relató que al llegar a La Cumbre, el colombiano Pinilla salió al escuchar el motor de los carros, «salió con una escopeta en las manos, pero al ver que estaba rodeado, optó por rendirse».

Pinilla no era la primera vez que se había visto cara a cara con la autoridad. El año pasado fue capturado por tala ilegal del bosque y según los testimonios ya existían plantaciones de marihuana, pero él por el caso que fue detenido, fue liberado por las autoridades de la zona y se ha iniciado una investigación contra el juez y los fiscales que lo liberaron, en tanto el comisionado asignado a la policía en Gracias, Lempira, fue revocado del cargo y hace una semana salió de la Policía voluntariamente y con baja «honrosa», según un comunicado oficial de la Secretaría de Seguridad.

Valientes pero amenazados

En el lugar donde se encontraron las plantas de marihuana y amapola, las autoridades explicaron que en el caso de la marihuana, ésta se presume que era de tipo holandesa, una de las más cotizadas a nivel mundial y que requiere de ciertos niveles de cuidado para una mayor calidad y pureza. El segundo tipo de marihuana más cotizado es la de Jamaica.

El invernadero encontrado era de 40 metros de ancho por 100 de largo y las plantas encontradas tenían ya un crecimiento de 1.5 y 2 metros de alto. «Aquí todo estaba bien tecnificado, la construcción se hizo con cables de alta tensión, nada aquí era improvisado», dijo el subcomisario Mejía, único autorizado para dar declaraciones.

La operación de incautación del invernadero fue coordinada desde Tegucigalpa por los agentes antidrogas y la Dirección de Investigación Criminal, que se apoyaron en los policías locales para poder llegar al lugar y dar este importante golpe a la lucha contra las drogas.

Una autoridad local de La Iguala, dijo a los periodistas que el descubrimiento no era nada nuevo. «Aquí la gente ha denunciado que estas cosas vienen sucediendo desde hace tiempo, imagínese, viene gente colombiana a hacer no sé qué cosas en este municipio».

Agregó que ellos denunciaron al colombiano Pinilla por la tala ilegal del bosque y «se dice que en unas aldeas cercanas, en algunas fincas, se dice que hay cultivo de marihuana, esa papada que por la voluntad de Dios, yo no conozco».

En La Iguala, un municipio con 27 mil habitantes que se dedica a la siembra de café, maíz y frijoles, dijeron estar preocupados porque en la colindancia entre los departamentos de Lempira y Santa Bárbara, supuestamente se «estaría cultivando esa papada (marihuana)».Los líderes locales, indignados por lo acontecido en su municipio, dijeron que la autoridad policial ya sabía de estas denuncias ciudadanas y «ojalá el cambio policial en La Iguala y Gracias sirva para que las autoridades actúen en base a la ley».

Uno de ellos comentó a los periodistas que una vez un alto funcionario policial le dijo: » no se meta con esa gente (los colombianos), es peligrosa, pero yo no tengo miedo», dijo un tanto fanfarrón. Horas después, dijo a la prensa local que por sus posturas había comenzado a recibir llamadas anónimas de amenazas.

Mientras, las autoridades policiales señalaron que se aprestan junto con los militares a montar un fuerte operativo aéreo para detectar otras posibles fincas que estarían sembrando marihuana o amapola.

En el caso de la siembra de amapola, la autoridad policial y militar dice estar sorprendida porque «nunca la hemos visto», pero la «gente que vino de Tegucigalpa sí la conoce, cuando vieron las plantas dijeron es amapola, porque las hojas son un poco más anchas que las de la marihuana y el color también», dijo uno de los agentes locales.

La zona de occidente de Honduras es, según las autoridades, propicia para este tipo de actividades por la lejanía, lo poblado que son sus montañas y la cercanía con las fronteras de El Salvador y Guatemala.

A ello se suma las distancias entre un caserío y otro, que si bien no son un ejemplo de índices de desarrollo humano, la comunicación no es un obstáculo porque en todo el trayecto que conduce a occidente, sus cabeceras municipales, aldeas o caseríos no falta una antena parabólica de las más famosas telefonías móviles.

La ruta crítica de Intibucá

En la zona de Intibucá, por ejemplo, las autoridades policiales también se encuentran en alerta y tienen identificadas seis rutas críticas en la frontera con El Salvador que podrían estar siendo usadas para el trasiego de estupefacientes.

Esta ruta crítica la constituyen las regiones de Jesús de Otoro, San Isidro, San Juan, Dolores, Concepción y Santa Lucía. Las autoridades, al igual que los lugareños consultados, casi al pie del cerro La Cumbre y los caseríos que conducen de San Juan a La Esperanza, no dudan en indicar que en el occidente de Honduras, los movimientos nocturnos cada vez son más inusuales y todo indica que las redes criminales están infestando la región.

De las últimas acciones policiales, un narco laboratorio fue descubierto recientemente en la región de Nueva Arcadia, en Copán. El mismo era subterráneo, como un indicador que en este país del tránsito de drogas se está llegando ahora al cultivo, procesamiento, consumo y comercialización, esta última en pequeña escala, por ahora.

Una maestra que observaba como la Policía patrullaba la zona que conduce a las entrañas del cerro La Cumbre, dijo nerviosa, que nunca había visto tanto movimiento. «Ojalá que todo se calme», suspiró.

Pero todo apunta que esa y otras zonas del país la calma no será inmediata. Las autoridades dicen que en el cerro La Cumbre el colombiano Pinilla no operaba solo y tienen informes que uno de sus socios habría salido horas después de la operación rumbo a su país para informar que la mercadería cultivada en el invernadero estaba en «su punto». No se imaginó que el negocio se le iba «estropear». Esto apenas empieza, acotó.

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