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Artistas de cuatro países en I Simposio Internacional de Escultura en Piedra

Cantarranas (Honduras) – Artistas de El Salvador, Guatemala, Honduras e Italia heredarán sus obras del I Simposio Internacional de Escultura en Piedra, que será inaugurado el domingo por sus autoridades en el municipio de Cantarranas, como parte de una jornada cultural iniciada este sábado.

El simposio se sumará al XXIV Festival de Alimentos y Juegos Tradicionales y el III Guancasco (encuentro) de muralismo de los pueblos del mundo, que ha hecho de Cantarranas, uno de los sitios del país con más actividad cultural.

El tema de los escultores es libre, cada artista representa lo que siente, explicó el hondureño Darío Rivera, cuya obra se orienta a «dar a conocer el nombre de Dios» a través de dos portales, uno con el 666, que representa el mal, y otro con el 777, el bien.

«La pieza se llama ‘Los portales’, está hecha de ocho piedras, unas encajadas encima de otras para formar los dos portales», dijo Rivera a Efe en Cantarranas, a unos 40 kilómetros de Tegucigalpa.

Subrayó que cuando explica su obra, le preguntan qué significa el 777, a lo que responde «¿y ustedes saben que significa el 666?».

«Rápidamente me contestan el nombre del diablo, la marca de la bestia, pero no saben lo que significan los tres siete, entonces entro en escena y les digo conocen más al diablo que a Dios», añade Rivera, para quien los tres siete significan: «santo, santo, santo».

La piedra arenisca, amarillenta, con un oxido de hierro que resalta, fue extraída de una cantera a un kilómetro del pueblo que sus habitantes conocen como «El cerrito de piedra».

«Tensiones», la escultura de Edwin Felipe López, es una serie de tensiones en distintas direcciones, con algunos agujeros hechos con taladros, conservando buena parte de lo natural de la piedra.

Los agujeros en la escultura se asemejan a las formaciones que dejan las hormigas, las termitas con su especie de hogar.

«Para mí es una cuestión muy arraigada con el alma. Tratando que sea como una especie de interior y jugar con las tensiones, los cordones, todo relacionado con el concepto que vengo manejando, que son como aspectos bien intrínsecos en el ser humano», señaló a Acan-Efe el artista, quien al igual que sus otros nueve compatriotas, son graduados por la Escuela Nacional de Bellas Artes.

A manera de ejemplo, señaló que cuando uno conoce a una persona solo ve su exterior, sin saber con cuántas situaciones está lidiando en su vida, qué cosas le ponen triste, lo hacen feliz, qué le emociona o cuáles son sus preocupaciones.

«Esta es la idea de jugar con estas tensiones en diferentes direcciones, respetando también el alma de la piedra», acotó.

«Súplica», es la obra de Fausto Tábora, con un hombre desnudo, que está de rodillas, con sus brazos en alto, tratando de levantarse, lo que para el artista es «muy significativo».

«Para mí es importante la desnudez como un elemento, porque eso nos pone a todos los seres humanos en un plano horizontal. Las cosas superficiales quedan aparte y nos hace que todos los seres humanos seamos iguales», subrayó Tábora.

En la escultura, el hombre, con sus manos alzadas suplicando algo a alguien, está tratando de buscar la espiritualidad, alcanzar ser mejor, porque los seres humanos necesitan de eso para vivir.

El guatemalteco Aliix Mendoza, uno de los más jóvenes escultores en la muestra, le deja a Cantarranas una escultura sin título que son dos elementos fusionados en uno solo, una mazorca de maíz, que simboliza el alimento de los pueblos de Mesoamérica, sentada en un trozo de un envase de plástico.

«Sin título porque se ve qué es. El maíz como alimento y semilla, algo importante y sagrado para toda Mesoamérica; es una forma de promover el cultivo de semillas nativas», dijo el artista, quien también enfatiza en el daño que causa el plástico y cómo se puede reciclar para no afectar tanto al planeta.

La pieza de Marlon Bernhard, hondureño, nieto de un alemán, es una hermosa hoja de 2,10 metros de altura, con un cerrojo similar al de una puerta, asociando a la naturaleza con el ser humano, con su capacidad para preservarla o destruirla.

Bernhard expresa en su obra que el ser humano es más dado «a destruir que a preservar», pero tiene «la llave y su conciencia para conservar la naturaleza, al igual que la vida misma».

Un híbrido, relacionado con la naturaleza, la tecnología y la conducta del ser humano, es la escultura que Adonay Navarro ha esculpido en la piedra, en la que resaltan dos cables USB, de los que se desprenden ramas y raíces que se conjugan entre ellas y hay una especie de rostro gritándoles.

Frente a la escultura hay una silla, también esculpida por él, en la que el público se podrá sentar para interactuar con la obra.

Los catorce artistas del Primer Simposio Internacional de Esculturas, auspiciado por la Corporación Municipal de Cantarranas, son un salvadoreño, un guatemalteco, dos italianos y diez hondureños, quienes le han regalado al pueblo un museo al aire libre hecho con una piedra hermosa y frágil que invita a esculpirla. 

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