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Aprendí a caminar de nuevo gracias al expresidente Franklin D. Roosevelt

Mis Personajes Inolvidables-5

Miami, (EEUU) – (Especial para “Proceso Digital”-Por Alberto García Marrder)

El expresidente norteamericano Franklin D. Roosevelt (FDR) tuvo polio a los 39 años y yo a los 13. Aprendí a caminar de nuevo gracias al hospital que él fundó en Warms Springs (Georgia), donde estuve ingresado más de un año.

(Hace cinco años, regresé a ese hospital como ex paciente y a recordar esa época de los años cincuenta.

Y a visitar la “Pequeña Casa Blanca”, donde él murió el 12 de abril de 1945, ver su silla de ruedas, la angosta cama donde falleció y el cuadro que le pintaban y que quedó sin terminar).

Roosevelt es por muchas razones, uno de mis diez “Personajes Inolvidables”.

La última foto de FDR, un dia antes de su muerte, el 12 de abril de 1945. (Foto Nicholas Robbins).

La polio que sufrió FDR a los 39 años (era conocido por sus siglas), no le impidió ejercer su potencial y ser elegido presidente en 1932, en plena “Gran Depresión” y ser reelegido tres veces, todo un récord. Y murió en 1945, apenas tres meses transcurridos de su cuarto mandato y poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Alberto García Marrder ante la «Pequeña Casa Blanca» («Little White House»), en Warm Springs (Georgia).

(En mucho menor escala, tampoco la polio me impidió ejercer mi carrera de periodista durante 35 años. Y de correr por delante de los tanques soviéticos en Praga, de recorrer los campos de guerra en las Islas Malvinas, de entrar tres veces al corredor de la muerte en Florida, de sufrir los bombazos del IRA en Belfast y de entra a la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington a entrevistar a un presidente de Estados Unidos).  

FDR siempre intento esconder su condición de estar paralizado de cintura para abajo, que se movía en una silla de ruedas y que llevaba aparatos ortopédicos por encima de las rodillas. La prensa lo sabía y casi nunca publicaban fotos comprometidas.

Los aparatos ortopédicos que usaba FDR hasta la cintura. (Foto del autor).

(Yo sigo llevando un pequeño aparato ortopédico en el pie derecho y trato de esconderlo con el pantalón, salvo cuando se enreda).

La prensa también oculto otro secreto: la existencia de su amante de años, Lucy Mercer, quien estaba presente en la “Pequeña Casa Blanca”, el día que el presidente murió de una hemorragia cerebral. Ella había llegado esa mañana con la pintora rusa Elizabeth Shoumatoff, la que estaba pintando un cuadro de FDR que quedo sin terminar. El Servicio Secreto pidió a las dos que se marcharan inmediatamente.

La Primera Dama, Eleonor Roosevelt, estaba en Washington y llegó horas después.

El cuadro incompleto de FDR, minutos antes de morir de una hemorragia cerebral. (Por Elizabeth Shoumatoff).

FDR está considerado como uno de los tres mejores presidentes que ha tenido Estados Unidos, aunque no hay unanimidad en esa valoración. Los otros dos fueron George Washington y Abraham Lincoln.

(La polio (o parálisis infantil) está prácticamente exterminada en el mundo gracia a la vacuna del Dr Jonas Salk, en 1953. Pero yo no estaba vacunado cuando, dos años después, quede paralizado en Honduras. Cuando mi padre, el comerciante español José García Sánchez, me llevo a Estados Unidos para un tratamiento, me subía y bajaba de los aviones en sus brazos).

(El también merece un reconocimiento como uno de mis “Personajes Inolvidables”).

(¿Y dónde están mis muletas? Cuando ya no las necesité, las llevamos, mi madre Gloria Marrder de García, (hondureña e hija de ruso)  y yo a la Basílica de Esquipulas, en Guatemala. Mi madre era muy devota del Milagroso Cristo Negro de Esquipulas. Quedaron colgadas en una sala junto a otros centenares más de “curados”.)

Mañana, el sexto tema de la serie: “Yo fui testigo de la vergonzosa encerrona que le hicieron los sandinistas en Managua al Papa Juan Pablo II, ahora San Juan Pablo II.

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