Por Alberto García Marrder
Especial para Proceso Digital, La Tribuna y El País de Honduras
Puede ser una fanfarronada más de Donald Trump, el presidente electo de Estados Unidos, de que su país debería de retomar la propiedad del Canal de Panamá. Pero sí es preocupante.
El presidente electo de Estados Unidos (que tomará posesión el 20 de enero, por segunda vez), acusa-falsamente -de que China lo está controlando y que Panamá está cobrando unas tarifas “altamente caras e injustas” a los buques americanos que cruzan ese canal tan importante para el comercio mundial y que une el Océano Atlántico con el Pacifico.
Y ha advertido que, si esas tarifas no se reducen tras su toma de posesión exigirá que se conceda a Estados Unidos el control del canal “en su totalidad, rápidamente y sin cuestionamientos”.
La mayoría de los países latinoamericanos, siguiendo el paso de Colombia y México, han salido en defensa de la soberanía de Panamá sobre el Canal.
El presidente panameño, José Raúl Mulino, reafirmó en un comunicado que el Canal y los territorios adyacentes son de Panamá y seguirán siéndolo.
El 31 de diciembre de 1999, el entonces presidente estadounidense Jimmy Carter firmó en Panamá con el jefe de Gobierno, el general Omar Torrijos, la entrega a Panamá del Canal, siempre que mantuviera una neutralidad política.
El Canal, de 84 kilómetros de largo y dos esclusas para elevar los buques, fue construido por Estados Unidos desde 1903 a 1914, principalmente por obreros negros caribeños.
La renuncia de la propiedad del Canal por un presidente demócrata, después de varios años de operarlo fue objeto de críticas constantes de los republicanos.
“Nosotros lo diseñamos, lo construimos y lo mantuvimos…es nuestro”, lo repetía el presidente republicano Ronald Reagan (1981-1989).
¿Puede Estados Unidos recuperar el Canal de Panamá?
Legal y moralmente, no. Por la fuerza sí y ante el mundo atónito. Ya Estados Unidos invadió Panamá, en 1989 para derribar y apresar al déspota dictador Manuel Antonio Noriega (1983-1989).
Trump ha insistido, y lo seguirá insistiendo siendo ya presidente, que, si las tarifas a buques estadounidenses no se reducen tras su toma de posesión el mes próximo, exigirá que se conceda a Estados Unidos el control del canal “en su totalidad, rápidamente y sin cuestionamientos”.
Esa nueva obsesión de Trump por “recuperar” el Canal de Panamá y, además de comprar el territorio danés en Groenlandia y que Canadá se convierta en el estado 51 de la Unión
será su caballito de batalla en sus cuatro años de su segunda presidencia.
Eso da muestras de su nueva y agresiva política exterior bajo el enfoque que defiende la seguridad y posición de Estados Unidos. Y sobre el Canal de Panamá pone de ejemplo, la presencia china, que solo es de operar dos puertos, uno en cada orilla. Y nada más. El canal lo operan los panameños y la subida de los precios por transitar el Canal, especialmente de buques super contenedores se debe a la escasez de las presas de agua dulce, como la de Gatún, debido a la falta de lluvia.
Pero Trump tendrá un buen argumento para recuperar el Canal al insistir en la seguridad de Estados Unidos ante el supuesto peligro chino. En el tratado Torrijos-Carter, se firmaron dos acuerdos. Uno en el que concedía a Panamá el absoluto control del Canal a partir de 1999 y otro, donde se daba a Estados Unidos cierto poder de intervenir si Panamá no mantenía una neutralidad.
Los dos protagonistas principales de estos tratados están muertos. Jimmy Carter acaba de morir a los 100 años, el presidente más longevo de Estados Unidos.
Y el general Omar Torrijos, en 1981, en un misterioso accidente de un avión de la Fuerza Aérea Panameña en el interior del país.
Por cierto, en mis tiempos de corresponsal de la Agencia española de Noticias EFE en Panamá tuve el privilegio de viajar, en 1973, con el general Torrijos en su viejo avión presidencial, un turbo hélice Electra, desde Panamá a Tegucigalpa (Honduras).
Y en su pequeño helicóptero, tratando de esquivar unas ametralladoras en el suelo, mientras él lo operaba.
Para escribir esta crónica, he acudido mucho al libro “Omar Torrijos, la reconquista del Canal de Panamá”, escrito por mi ex jefe Zoilo G. Martínez de la Vega, la mejor biografía del líder panameño.