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América Central: En 192 años de independencia, cuatro países sin resolver diferencias territoriales

Tegucigalpa- Mientras Centroamérica se aprestaba a iniciar las festividades por su 192 aniversario de emancipación de España el 1 de septiembre, las divisiones en cuatro de sus atribuladas naciones emergían con fuerza, demostrando que casi dos siglos después la región no puede resolver sus problemas territoriales que datan de más de un siglo.
 

El Salvador y Nicaragua lanzaron esa fecha reclamos territoriales sobre sus vecinos de Honduras y Costa Rica respectivamente, el primero sobre la isla Conejo en el golfo de Fonseca y el segundo sobre la provincia de Guanacaste.

Y los reclamos provinieron nada menos que de las cabezas de dichos países, los presidentes Mauricio Funes de El Salvador y Daniel Ortega de Nicaragua, quienes no dudaron en encabezar las ofensivas de expansionismo territorial de sus naciones sobre sus vecinos.

A pesar que se reúnen hasta tres veces por año como mínimo, los jefes de Estado centroamericanos no han podido resolver las diferencias territoriales que les aquejan y más bien algunos dirigen las ofensivas que provoca que la región no pueda sellar la integración y luego la promocionada unidad de la que hablan en las declaraciones presidenciales.

Y eso que Centroamérica cuenta con una variedad de instituciones regionales e instrumentos comerciales, además de negociar en bloque tratados comerciales con las grandes potencias económicas del mundo, son incapaces de poder hacer frente a sus diferencias.

La amenaza salvadoreña

Mientras Honduras creía que había resuelto con El Salvador sus problemas de límites territoriales con la sentencia emitida por la Corte Internacional de Justicia el 11 de septiembre de 1992, de repente los salvadoreños pusieron en duda el fallo y señalaron que la isla Conejo no se encontraba en el mismo.

Honduras alega que ha ejercido soberanía sobre la isla todo el tiempo y que la pretensión salvadoreña está fuera de lugar.

Como parte de la soberanía ejercida en la referida isla, el pasado domingo 1 de septiembre el contingente militar hondureño que resguarda la misma izó la bandera como parte de las celebraciones de las fiestas de independencia.

La actividad, normal todos los años, provocó una reacción salvadoreña que envió una nota de protesta de su cancillería, además del presidente Funes que señaló que Honduras violó el acuerdo que declaraba el golfo de Fonseca como zona de paz que habían suscrito con sus pares Daniel Ortega de Nicaragua y el hondureño Porfirio Lobo.

Funes llegó incluso a esbozar una estrategia de división al indicar que esperaba que el acto del domingo en isla Conejo fuera una acción unilateral de las Fuerzas Armadas y que no contaba con el visto bueno del presidente Lobo, con el propósito de crear una brecha y así favorecer las pretensiones de su país.

Finalmente Funes logró parcialmente un triunfo al lograr un encuentro con Lobo el viernes para hablar sobre isla Conejo, algo que puede favorecer la pretensión salvadoreña de poner en duda la “soberanía continua y pacífica sobre dicha isla” que inmemorialmente ha ejercido Honduras, como plantea la nota enviada por el ministerio de Relaciones Exteriores hondureño a su similar salvadoreño en respuesta a la nota de protesta.

Ortega busca apoderarse provincia

Este lunes el presidente nicaragüense Daniel Ortega reiteró su amenaza de reclamar la provincia costarricense de Guanacaste, lo que ha provocado la ira costarricense que la considera como “desvaríos” del mandatario.

Ortega ha mantenido diferencias con los gobiernos costarricenses por las disputas fronterizas, que comenzaron por el control y navegación del río San Juan, y ahora por la llamada isla Calero.

Pero a mediados de agosto Ortega soltó la bomba al poner en duda la legitimidad costarricense sobre la provincia de Guanacaste, la mayor del país aunque despoblada, desatando el enojo de su par costarricense Laura Chinchilla.

Pero este lunes Ortega volvió con el tema, pero en esta ocasión lo hizo en el marco de una ceremonia del 34 aniversario de la creación del Ejército, donde mantiene la idea que Guanacaste fue anexada a Costa Rica por una ocupación militar.

La provincia fue incorporada a Costa Rica en julio de 1824 y con una extensión de 10,140 kilómetros es la segunda más grande del país.

Chinchilla, que en la primera etapa reaccionó con dureza y con poco toque diplomático, ahora lo hizo con pragmatismo.

El martes dijo que las amenazas de Ortega a Nicaragua las realiza a sabiendas que Costa Rica no tiene tropas o buques de guerra para defenderse de la manera tradicional (en guerra), ya que de tener los efectivos y el equipo bélico no lo haría.

Con ello Chinchilla dejó escapar de hecho un anhelo de poseer fuerzas armadas, como el resto de países de la región centroamericana, algo que hubiera sido inconcebible hace unas décadas, ya que los costarricenses se vanaglorian de carecer de ejércitos desde hace más de medio siglo.
Y la mandataria tica dijo que no responderán con “una gentil sonrisa” ante las “ofensas y amenazas” de Ortega.

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