La localidad de Marysville, a unos 100 kilómetros al nordeste de Melbourne, ha desaparecido por completo y se teme que también haya sido destruido completamente por las llamas la localidad de Kinglake, a unos 70 kilómetros al oeste de la anterior y a unos 80 al norte de Melbourne, la capital del estado.
Las víctimas mortales corresponden a Victoria: seis en Kinglake West, cuatro en Wandong, la misma cifra en Saint Andrews, tres en Humevale, uno en Arthurs Creek, otro en Bendigo y el último en Strathewen.
Los nueve cadáveres hallados hoy estaban cuatro en Callignee, tres en Hazelwood, uno en Upper Callgnee y otro más en Jeeralang, localidades situadas entre 150 y 180 kilómetros al suroeste de Melbourne.
La radio australiana ABC informó de que no hay suficientes ambulancias disponibles para asistir a todos los heridos en Kinglake.
Tres personas se encuentran en estado crítico en el Hospital Alfred de Melbourne, la capital de Victoria, de las 18 personas ingresadas en ese centro sanitario con quemaduras, siete de ellas en más del 30 por ciento de su cuerpo.
Los equipos de salvamento empezaron hoy a acceder a las zonas afectadas, cuando era seguro, y buscan dentro de las casas y en los vehículos abandonados para asegurarse de que no hay muertos o heridos en su interior.
«Es devastador. Hemos perdido todo. Nuestro pequeño pueblo desapareció veinte minutos después de que abandonáramos. Probablemente, el 95 por ciento de las casas ha desaparecido», dijo la australiana Raylene Kincaide, residente en Narbethong, junto a Marysville.
El primer ministro de Victoria, John Brumby, dijo que había hablado esta mañana con el jefe del Gobierno nacional, Kevin Rudd, y acordaron que el Ejército se una a los 3.000 bomberos y miles de voluntarios que combaten las llamas y atienden a las víctimas.
«Van a proporcionar (los soldados) colaboración y logística. Van a participar en términos de carburante, apoyo logístico, maquinaria pesada, algún personal y asistirán en el control de las situaciones muy difíciles», detalló Brumby.
El gobernante regional añadió que se ha abierto a la vez un fondo de ayudas financieras para los afectados.
Los bomberos luchan con nueve frentes de llamas en Victoria, algunos provocados y otros iniciados anoche por una tormenta eléctrica que no dejó lluvia, pero sí numerosos relámpagos.
La situación es grave en Nueva Gales del Sur con 59 incendios forestales, y los bomberos advirtieron de que las altas temperaturas no favorecen a las tareas de control y extinción.
Los meteorólogos han previsto hasta 43 grados de temperaturas en el oeste del Nueva Gales del Sur, y soplan fuertes vientos que hacen de momento incontrolables al menos 10 focos.
La ola de calor sin precedentes que afectó los últimos 15 días a los estados de Victoria y Australia del Sur causó centenares de muertes por las altas temperaturas y finalizó el sábado con un cambio en la dirección del viento, pero se ha trasladado hacia el norte y se encuentra hoy en Nueva Gales del Sur.