Preparación para el envejecimiento poblacional

José S. Azcona

El envejecimiento poblacional es uno de los principales fenómenos demográficos en América Latina y el Caribe y el mundo. En 2022, viven 88.6 millones de personas mayores de 60 años en la región, que representan el 13.4% de la poblacióntotal, proporción que llegará al 16.5% en 2030. Asimismo, la esperanza de vida para ambos sexos ha aumentado de 48.6 añosen 1950 a 75.1 años en 2019. Se espera que la esperanza de vida continúe aumentando en el futuro y llegue a 77.2 años en 2030.  Fuente: CEPAL

Uno de los efectos más importantes de los cambios demográficos que se están sintiendo y que continuarán las próximas décadas acentuándose, es el envejecimiento de la población.  Esta población será cada vez más numerosa en términos absolutos, y también relativos.  En Honduras, se espera que la población mayor de 60 años pasará de ser un 6.5% del total actualmente, a un 8% en el 2030, y más de un 21% para el 2060.  Esto representara una triplicación relativa.

Afortunadamente ya se tienen la experiencia de los países desarrollados y otros de Latinoamérica que han avanzado en la transición demográfica. Por ejemplo, Uruguay tiene en la actualidad la misma distribución demográfica que se espera Honduras alcanzará para el 2060; y países del primer mundo como Japón tienen más de un 30% de su población en la tercera edad. Estos son los ejemplos que debemos considerar para aprender y adoptar las mejores prácticas.

Por ejemplo, Japón ha hecho un trabajo importante, a pesar de tener un sistema de previsión social robusto, de mantener el empleo de las personas mayores.  Mas de un 10% de la fuerza laboral en varios sectores a través de la economía está compuesta de personas mayores de 65 años. Ya casi la mitad de las empresas permiten a las personas deferir su jubilación hasta más allá de los 70 años, sin afectar sus derechos adquiridos.  

Esto tiene sentido en una sociedad que ya posee una transición demográfica avanzada con disminución de personas en la edad laboral convencional recurrir a las enormes capacidades y experiencia de sus trabajadores mayores, normalizándolo para el resto del mundo. En sociedades como la nuestra con un limitado sistema de previsión, una de las acciones necesarias es garantizar la protección social de las personas mayores.  

La mayor parte de estas no tuvieron acceso a los sistemas contributivos de pensiones. La solución más adecuada es un ingreso universal mínimo a partir de cierta edad. Esto se lograría a través de un programa de pensión no contributiva general, financiado a través del presupuesto general de la república en complemento, y sincronizado con las pensiones del Instituto Hondureño de Seguridad Social para evitar duplicidad.

Hay que apuntarle a una cobertura más completa de servicios de salud ya que las personas mayores muchas veces tienen incapacidad de poder hacer los pagos complementarios que se requieren para acceder a los servicios de salud pública.

Esto puede ser complementario a la pensión. En Honduras, casi el 70% de los hombres mayores de 60 años son activos laboralmente, y casi un 90% carecen de una pensión suficiente para garantizar su subsistencia (fuente: CEPAL).  Estos números son de los peores de la región latinoamericana. Aunque se debe cuidar la subsistencia, es en interés tanto de la sociedad como de las personas poder acceder a empleos de acuerdo a la capacidad variable de laborar.  

El adulto mayor merece el derecho de participar dentro de sus capacidades en el mercado laboral, ya que los avances en la medicina y el cuidado personal van extendiendo las posibilidades de la actividad productiva. Esta actividad productiva no sólo produce beneficios materiales y da trabajadores experimentados y responsables a la economía, sino que produce beneficios anímicos y de calidad de vida al trabajador mayor al permitirle ser parte activa de la sociedad. Se debe permitir a los pensionados realizar actividades en el sector privado sin perder sus beneficios.

Estas actividades deben ir acompañadas de ir promoviendo la construcción de comunidades de retiro, ciudades más amigables a la circulación peatonal, acceso a las personas mayores la educación continua y voluntariado, y otras actividades que promuevan la calidad de vida y el sentido de comunidad. Con esto lograremos vidas más largas y felices para todos, ya que eventualmente todos seremos parte de este cohorte.

Referencias:

Envejecimiento de la población en América Latina

https://repositorio.cepal.org/server/api/core/bitstreams/e345daf3-2e35-4569-a2f8-4e22db139a02/content

Empleo para personas mayores en Japón

https://asia.nikkei.com/Spotlight/Datawatch/Nearly-40-of-Japanese-companies-hire-people-over-70-years-old

https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/ageing-and-health

https://www.un.org/development/desa/pd/sites/www.un.org.development.desa.pd/files/wpp2022_summary_of_results.pdf

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